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domingo, 12 de diciembre de 2010

Actividad ontoenergética de Invierno: Los Sueños

Actividad ontoenergética propicia de Invierno:
"Los Sueños en el seno de la Madre Tierra"



Madre Tierra
     El aspecto manifiesto de la Diosa se muestra en la exuberante fortaleza y diversidad de la vida, en su activo palpitar, dando lugar a la Naturaleza; pero también es el ámbito no menos activo de la conciencia silenciosa que permanece en lo subconsciente, en su misteriosa e insondable oscuridad. Si vida es manifestación, conciencia es lo que vibra en ella. Vida y conciencia, dos realidades incuestionables, imposible de separar. Las dos son.
     La razón de la vida es manifestar conciencia, ya sea instintiva, subconsciente y consciente. Todo ser vivo cuenta con una información de sustancia viva que desarrolla su programa en el acto de vivir. Todo ser vivo, aún mediante el instinto, discrimina entre lo favorable y lo desfavorable manifestando una conducta. El hecho de que la decisión no sea consciente no quita el que no se dé y el propio programa gravado en los genes determine la acción.  Conciencia es un término que admite distinciones. Hablamos en el ámbito humano de conciencia objetiva y subjetiva, de conciencia de vigila y de sueño y hablamos de conciencia alterada, acrecentada y trascendente; y cada una con diversas subdivisiones y matices. Lo que llamamos subconsciente no es una escala inferior de conciencia, sino un ámbito de colosal vastedad que se sitúa detrás de la luminosidad de la conciencia ordinaria o de vigilia.
     Más del 90% de la energía vital se mueve en lo subconsciente, constituye todo el insondable mundo interno con sus profundidades, a veces abisales, y la magia resultante de la aplicación de sus poderes. La manifestación más común de este potencial se da en ese fenómeno necesario que es el soñar.  Hasta hace relativamente muy poco, para las mentes cultas, aquí en occidente, se consideraba los sueños como meras anécdotas, fragmentos caprichosamente reunidos de actividad cerebral resultante de los acontecimientos del día. Después con Freud como la satisfacción alucinatoria de deseos e impulsos reprimidos, y en otro ámbito, como procesamiento de información improcedente, con el objeto de restaurar la operatividad del cerebro para la jornada siguiente. Bien, es cierto que, en la tradición judeocristiana, se habla de acontecimientos y consejos bíblicos anunciados mediante sueños; lo que suele interpretarse como dos dimensiones opuestas: la ciencia y la fe, y esto último atañe solo a la fe.
   Hoy en día, sin embargo, nadie sensato puede negar la importancia de lo onírico en la salud y la autorregulación de la persona, y no sólo en el ámbito neuronal, sino de lo profundo de la personalidad. Carl Jung añadió a la visión freudiana toda una dimensión de sabiduría arquetípica. Y en USA, en la década de los 60, con el surgimiento del movimiento del potencial humano,  se añadieron las aportaciones de Frederick Perls, creador de la psicoterapia Gestalt, quien trabajaba los sueños dramatizando su experiencia emocional en grupo con el fin de lograr la integración existencial y creadora de la personalidad. A todo ello se le añade las aportaciones antropológicas del significado que tienen los sueños en otras culturas muy distantes de la nuestra, generándose un cuadro radicalmente diferente del previo y coetáneo de Freud.
     Llegados a este punto así como Gimbutas, Eisler y Mellaart nos desvelan secretos ocultos de culturas y civilizaciones basadas en la práctica espiritual a la “Diosa”; en el ámbito de los sueños tenemos estudios psicológico-antropológicos de alto rigor científico sobre el valor que se le da a los sueños en otras culturas muy distantes de la nuestra.
     En las culturas en las que el culto a la razón no se da como en la nuestra, en contraste, aparece una disposición hacia el contacto con estos aspectos no racionales (que no irracionales) de la conciencia. El adquirir visiones en estados de conciencia especiales, el darle a los contenidos de los sueños un valor importante que mediatiza la propia salud psicosomática, que apoyan la armonía y el devenir de la colectividad.
     Ocupémonos un poco de todo ello:
Los Senoi
     “Los sueños de los Senoi” o “El soñar Senoi” es ya un sustantivo que ha superado al nombre propio de sus investigadores: Kilton Stewart y Patricia Garfield.

grupo Senoi

     Kilton Stewart nació en 1902 en el estado de Utah. Obtuvo el título de maestría en psicología en la Universidad de Uta en 1930-1931, y el doctorado en antropología en la Escuela de Economía de Londres en 1948. Pasó la mayor parte del tiempo entre 1920 y 1940 viajando por todo el mundo. Entre 1940 y 1965 ejerció la psicoterapia en Nueva York, donde murió de cáncer a los 62 años de edad.
     Ha sido un personaje polémico, ha contado con devotos defensores así como con feroces detractores que consideran todo lo escrito acerca de los Senoi, tanto su existencia como sus prácticas, como una invención.

Patricia Garfield

Es a través de Patricia Garfield, también psicóloga  (doctorada en psicología clínica) oriunda de Estados Unidos; en su obra “Creative Dreaming”, que además de tratar de prácticas oníricas de los indios norteamericanos, de los antiguos griegos y del misticismo de oriente, plantea el tema fundamental en el capítulo de aprender y utilizar lo que se ha dado en llamar “los principios Senoi para controlar los sueños”. P. Garfield tuvo contactos con los senoi en 1972. Y luego Ann Faraday, psicóloga y escritora sobre el tema de los sueños, llegó a quedarse con grupos Senoi unos meses en 1982-83. Testimonios ambas de la veracidad de la obra de kilton Stewart.

 Y ahora veamos qué son y qué nos aportan los Senoi en sus prácticas de soñar:

    Los Senoi son un pueblo aborigen de las selvas montañosas de Malasia Occidental. Viven en pequeños asentamientos de 15 a 100 personas a lo largo de los ríos que por allí discurren. Disponen de una economía de agricultura de roza y quema, de la caza, pesca y recolección de frutos silvestres. Se trata de un pueblo pacífico y, al parecer, poseedores de una salud psicosomática envidiable. Se argumenta que esta salud mental envidiable y la inexistencia de la violencia en sus gentes se debe al aprovechamiento y manejo de sus sueños.
     K. Stewart dice: “Los Senoi hacen que sus sueños sean el principal centro de su interés intelectual y social, y han resuelto el problema de los delitos violentos y del conflicto económico destructivo, eliminando en gran parte la demencia, la neurosis y la enfermedad psicogenética”.

     Se trata de un pueblo muy cooperativo, pero con un cultivo creativo de la personalidad individual; y que tal como dice Stewart, el grueso de la práctica creativa de la propia personalidad se realiza a través de los sueños: “El tipo más libre de juego psíquico ocurre en el sueño, y por ello la aceptación social del sueño constituye la aceptación más profunda posible del individuo”.
     Ahora pasemos a citar a Patricia Garfield al añadir “Tal vez la característica más pasmosa de los Senoi sea su extraordinaria adaptación psicológica”. “Se informa que las neurosis y las psicosis tal como las conocemos son inexistentes entre los Senoi”. “Para los terapeutas occidentales, esta afirmación es difícil de creer, y sin embargo está documentada por investigadores que dedicaron un tiempo considerable a observar directamente a los Senoi. Los Senoi muestran una notable madurez emocional”.
     Todos estos autores concluyen de que esta magnífica salud y bienestar puede atribuirse al modo en que los Senoi se relacionan con lo onírico, como nos dice P. Garfield “No hay estudios científicos, debidamente controlados que demuestren que la paz, el espíritu cooperativo y creador, la salud mental y la madurez  emocional sean el resultado del uso que los Senoi dan al material onírico” “Empero, hay muchas cosas que claramente sugieren que, por lo menos, su empleo de los sueños es elemento fundamental en el desarrollo de estas características”.

niño senoi

     En los Senoi la vida de vigilia está íntimamente entretejida con los sueños. Tan pronto como una familia Senoi inicia el día, en el desayuno familiar los padres informan de los sueños de los hijos y discuten sobre su significado. “El padre pregunta acerca de las incidencias pasadas y dice al niño cómo cambiar su conducta y su actitud en sueños futuros. También recomienda ciertas actividades o actitudes sociales que el sueño hace necesarias o aconsejables” nos dice Stewart.
    Si el sueño merece mayor interés, tras el desayuno se plantea en el consejo de la aldea, donde se debate con plena seriedad. P. Garfield nos dice: “Los hombres, los adolescentes y algunas de las mujeres comparten sus sueños con el grupo en general. Hablan sobre la significación de cada símbolo y situación oníricos. Cada miembro del consejo expresa su opinión sobre su sentido. Los de la tribu que están de acuerdo en el significado de un sueño lo adoptarán como proyecto de grupo”.
     El mayor interés en estas discusiones en el consejo es la promoción de la  armonía social. Lo remarco: “El mayor interés es promover la armonía social”. Las acciones insatisfactorias aparecidas en los sueños son analizadas cuidadosamente con quienes han formado parte de las interacciones en el sueño, para así poder resolver los problemas que pudieran haber suscitado aquel evento onírico. “Si el soñador lesiona las imágenes oníricas, de sus compañeros o se niega a cooperar con ellos en sueños” escribe Stewart, “deberá tomarse la molestia de expresar su amistad y cooperación al despertar, ya que los personajes hostiles que aparecen en sueños sólo podrán utilizar la imagen de aquellas personas, para con las cuales se le está acabando la buena voluntad”. Por igual razón, “si la imagen de un amigo lo daña en un sueño, habrá que avisar de ese hecho al amigo, para que pueda remediar el daño o la imagen onírica negativa mediante una amigable relación social”.
     De lo dicho se desprende que no sólo comparten e interpretan socialmente los sueños, sino que pueden controlarlos y moldearlos. Desarrollan un tipo de voluntad que permite obtener los tipos de sueños deseados. Y esta voluntad disciplinada se obtiene a través de la aplicación sistemática de tres principios básicos que enseñan y promueven a la práctica en los niños mientras informan de sus sueños durante el desayuno; y que pueden expresarse del siguiente modo:
1º Actitud guerrera: Aceptar el desafío del sueño. Hacer frente al peligro y superarlo en los propios sueños. Ej. Si un animal se te planta, hay que ir hacia él. Si alguien ataca, hay que contraatacar.
2º positividad y hedonismo: En los sueños hay que pasar siempre a las experiencias gratas. Ej. Si en sueño alguien te atrae, deberás sentirte libre de convertirlo en una plena experiencia sexual. Si alguien disfruta de algo agradable, debe relajarse y experimentarlo por completo.
3º Actitud creativa: Los sueños deben tener siempre un final positivo, y obtener de ellos un producto creador. Y éste puede quedar plasmado en la obtención de un poema, una canción, una danza, o un dibujo o pintura.

El Soñar Naskapi


Territorio Naskapi, en rosa.


     Otro grupo étnico que destaca por la importancia de los sueños en el devenir diario del individuo y la colectividad es el de los Naskapi. Un pueblo indígena que habita en la Península del Labrador, al noreste de Canadá, en una de las zonas más inhóspitas y heladas de la Tierra. Habitan en unas desoladas estepas subárticas a expensas de la caza.
     Su existencia es durísima. Habitan en tiendas de piel de caribú subsistiendo de la caza del caribú y  del oso. Viven en pequeños clanes dispersos en una estructura tribal rudimentaria y no cuentan con una religión organizada, pero toda su vida está investida de poderosa espiritualidad. Se estima que en la actualidad sobreviven unos centenares de estos intrépidos aborígenes, vecinos de los esquimales.
    Para sobrevivir en estas condiciones, los naskapi, han desarrollado una fuerte vivencia espiritual basada casi exclusivamente en los sueños.
     Su visión espiritual se asienta en la convicción de la existencia de un núcleo espiritual del que surge un guía profundo. Lo denominan con términos que pueden traducirse como “Mi amigo”, Sombra, Huella o simplemente “Gran Yo”; a mi juicio este último término resulta más significativo y por ello a él recurriré en lo sucesivo. El “Gran Yo” nace con el cazador y habita en su corazón. Se comunica por medio de sueños.   
     Puesto que el “Gran Yo” yace en lo profundo del ser del cazador y no es abordable mediante el lenguaje y la razón, tan sólo se hace posible el contacto mediante procesos no-ordinarios; y para los Naskapi, el más asequible y fácil es el sueño. Por ello los sueños son hechos esenciales para su existencia. Todo naskapi se siente obligado existencialmente a escucharlos y seguir sus sugerencias e instrucciones. El naskapi sabe que si evita toda inautenticidad y abre su corazón a todos sus semejantes, animales y plantas, sus sueños mejorarán consiguiéndose una conexión más profunda con el “Gran Yo”. De lo contrario, aparece la distanciación con el foco espiritual, de la fuente del sentido de la vida; y sin este apoyo o guía del “Gran Yo”, el cazador no puede sobrevivir.


vestido naskapi de piel de caribú


    Así pués la autenticidad lo aproxima al “Gran Yo” y el naskapi sabe que lo apoya y nutre cuando fuma sagradamente, toca el tambor, pinta o dibuja los sueños.
     Están anhelantes de que se produzca lo que llaman el Gran Sueño; éste tiene un sentido muy elevado para su existencia personal, social y como cazador; pues le revelará un gran saber que debe participar a los demás de la comunidad. Quien tiene la dicha de recibir un Gran Sueño, al despertar empieza a tocar el tambor y a cantar para completar el sueño y ponerlo en el conocimiento de los demás. Sabe que así éste se irradia sobre toda la vida de la tundra.
    Sobre la base de estos Grandes Sueños, los naskapi, componen cantos que se repiten por todo el clan.
     Es una tradición ancestral el que se congreguen en una cabaña de sudar herméticamente cerrada en la cual van introduciendo piedras candentes; y que el grupo que busca sueños y visiones permanezca durante varios días así, entre sudores, estados visionarios y oníricos.  Al concluirla, el que se realice el Gran Sueño en el mundo material es sólo un mero formulismo. Gran parte de estos sueños tienen que ver con el contacto con el espíritu de la caza, su único recurso de supervivencia.
    Aquí vemos, como por un camino distinto, a causa de la gran dificultad para sobrevivir en unas condiciones climáticas extremas, un grupo humano depende exclusivamente de los dictados de su “Gran Yo” o “Ser existencial”, que en su dimensión no-ordinaria está en pleno e íntimo contacto con el Espíritu de la Naturaleza; y que de este contacto y amor surge la certeza inequívoca de que ésta les guía y nutre compartiendo la abundancia.
     En Ontoenergética diríamos que los naskapi contactan con su self y se abren plenamente a sus dictados en estado de plena armonía con su colectividad y la propia Naturaleza de la que son parte.

Los Iroqueses y los sueños
     Por último, por no alargar más el tema, mencionaré a los indios iroqueses, un grupo indígena norteamericano que viven entre Estados Unidos y Canadá en la zona de los Grandes Lagos y el rio San Lorenzo. Su nombre es conocido históricamente por su implicación en las guerras de las colonias primero, y luego por apoyar la independencia de las colonias de Inglaterra. Crearon la confederación de las Cinco naciones iroquesas.



Grupo Iroqués


    Los iroqueses tienen la convicción de que la parte del Ser que denominamos alma tiene deseos propios que están más allá de la conciencia ordinaria, pero que, en estados en los que la conciencia de vigilia (ordinaria) se adormece o se interrumpe, puede fluir y expresarse directamente; es decir, el deseo surgido de la conciencia profunda, sin relación alguna con el deseo por lo físico o material. Por ello los sueños son el vehículo más natural de manifestar estos dictados del alma; son, por así decirlo, su lenguaje. Por ello, cuando estos deseos se cumplen, el alma se siente satisfecha; pero, en caso contrario, si no se le concede lo que desea, el alma se incomoda, se descontenta y  ya no sólo no da al cuerpo el bienestar y la felicidad, sino que se revela contra el cuerpo causando enfermedades, e incluso llegando a la muerte.

Viviendas iroquesas

Estos deseos profundos son de un orden ontológico muy diferente de los deseos que surgen de lo aprendido y la experiencia en la vida ordinaria. Y estos deseos profundos, internos, tan especiales los incita en el humano el Gran Espíritu Celeste Tha-ro-hay-wa-ko. Por ello los iroqueses prestan la atención más rigurosa a los mensajes que aparecen en sueños, porque ignorarlos es romper la conexión del Gran Espíritu, y con ello los mensajes que afloran mediante este Ser profundo o alma.
    El soñar para el iroqués es una guía personal y social. El iroqués espera que en sueños se produzcan revelaciones importantes. Por ello la representación de los sueños es algo muy importante. En las festividades de los dos equinoccios, pero especialmente en los cinco días de fiesta del solsticio de invierno se produce la “Fiesta de los sueños”, en la que los sueños son el foco de atención,  interpretación y representación. Cada persona cuenta un sueño que tiene especial importancia para ella. Los demás miembros, como público,  responden con sus impresiones o interpretaciones. Cuando el soñador u otros  “sienten”  que se ha dado con la interpretación correcta, se debe dar una especie de pago como  un regalo o un favor a quien lo ha formulado. Se espera que entre las personas implicadas nazca un lazo de amistad como resultado de esta transacción psicosimbólica.
    Además como el sueño expresa el “deseo del alma” y es la voz del Gran Espíritu Celeste, todo el mundo ayuda al individuo a que este sueño sagrado se vuelva realidad, se desvive por ayudar al soñador en este fin. Si tal deseo, el sueño, tiene que ver con el conflicto con los deseos de otros, o es hostil o exagerado, el drama se  representa de manera simbólica, con el público interpretando diversos papeles.

Nuestros Sueños


Después de considerar estos documentos de otras culturas, volvamos a la nuestra. El asunto no es si los sueños son terapéuticos o no. Sino el respeto y consideración que se tiene respecto a ellos. Los sueños, material procedente del subconciente, es otro aspecto de nuestro ser, “otro yo”, por así decirlo. Aceptar el poder de los sueños es aceptar que nuestra identidad consciente objetiva no es tan importante como pretendemos, y que esa otra realidad nuestra, profunda, que adquiere presencia en los sueños tiene un potencial que supera a la de vigilia. En lo onírico aparece un componente simbólico y arquetípico. En ella pueden aparecer fenómenos transculturales de los cuales podemos no ser conocedores en la conciencia de vigilia; el espacio y el tiempo alteran sus nociones lo que nos indicaría que estamos en un umbral más allá de lo tridimensional. Hace a sus gentes más pacíficas y amorosas con los suyos, y también sanos psicosomáticamente, no el hecho de dar tal importancia a los sueños en sus vidas, sino en el abrirse a una vasta concepción que relativiza la individualidad; disuelve los rígidos límites entre el yo y tú. Yo puedo ser tú, y tú puedes ser yo. Y también con los animales y vegetales, incluso con los ríos, valles y montañas. Yo puedo ser un gamo, o un árbol, o sentir ser una roca bajo el sol. Es esta vivencia y experiencia de estar conectado con toda la realidad visible e invisible lo que crea ese sosiego espiritual, armónico, pacífico y saludable. La reducción del ego, el compartir en grupo familiar y de aldea los profundos contenidos de los sueños y, con ellos, las intimidades del yo y el self; y su interacción con la comunidad y en el sistema dentro del cual toda la comunidad interactúa y vive.
    Desde el punto de vista ontoenergético quiero hacer una distinción en este terreno y diferenciar dos ámbitos de conciencia en los sueños. Mientras los sueños transcurren como un acontecimiento en el que el sujeto se conduce como ligado a un guión ajeno del cual es un pasivo ejecutor, sin posibilidad de tomar decisiones y transformar la dinámica onírica, estamos hablando de “sueños”; pero cuando en ellos hay actos volitivos que aplican decisiones deliberadas y sus consecuencias resultantes, estamos hablando de “ensueños”. En los sueños el fenómeno se desarrolla como tratándose de una película en la que el soñador asiste como espectador; en el ensoñar, el soñador y el soñado tienden a fundirse y se muestra una actividad volitiva como en la actividad de la vida ordinaria. En este contexto, en las culturas antes mencionadas se les enseña a ensoñar a sus jóvenes generaciones desde la niñez y los desafíos se desarrollan tanto en la vida ordinaria como en la onírica, cada situación con sus aspectos y recursos apropiados.
Intento de aplicarlo en nuestro ámbito familiar y cultural:

       El abordar el mundo onírico como un trabajo personal de autoconocimiento y compartirlo con nuestros allegados es contactar con el verdadero Yo y con el Self y participarlo a los demás. Considerar que estos descubrimientos y mensajes tan íntimos proceden del propio ser son comunicables  exige renunciar al ocultamiento y decidir abrirse a la autenticidad. Es desarrollar la confianza y los lazos afectivos. Es asumir  el reto de ser libre abriéndose a esa libertad compartida. El transmitir nuestra confianza, comprensión y aceptación de procesos tan profundos e íntimos genera un marco de comunidad sin barreras, sin ocultación, sin reservas; un valor que choca directamente con el culto de la individualidad y la búsqueda de la propia satisfacción a través del cultivo de la importancia personal, el dar una imagen social y tratar de retener, ocultar o reprimir aquellos aspectos que nos rechazamos o que juzgamos como poco aceptables o incluso peligrosos para los demás. El culto de la imagen, del perfil, genera ocultación y disimulo; por tanto separación y conflictos interpersonales.
    
 
Los sueños como un lenguaje vital responden a motivaciones, pero estas son del ámbito del Self y Yo profundo, pudiendo o no coincidir con las cuestiones que consideramos de interés en la vida de vigilia. Por ello dedicando atención a nuestros sueños, por triviales, raros o confusos que nos puedan aparecer, nos puede sorprender con su información, sus motivos, sus sugerencias o consejos y una guía sabia, así como inspiración y creatividad en muy distintos ámbitos.
     Para empezar a trabajar con los sueños tan sólo es cuestión de recordarlos y estar dispuestos a compartirlos. No hay edad para ello, y tan pronto como se realiza, se advierte que aparecen los beneficios en todos los participantes. Los adultos en su ámbito y los niños en el propio. Los niños nos sorprenderán porque con su franca curiosidad rápidamente se implicarán en explorar este aspecto misterioso y sorprendente de sí mismos y más, dándose cuenta, de que suscita plena atención e interés de sus adultos  referentes. Ellos, a su vez, serán respetuosos con los sueños adultos, colaborando con sus opiniones, muy frecuentemente inspiradoras y sorpresivas.
    En nuestro mundo agitado no disponemos de tanto tiempo como en las culturas que hemos mencionado antes. Cotidianamente no podemos hacer como los Senoi y desayunar toda la familia junta contándose los sueños de la noche; nuestros horarios y compromisos rígidos nos lo hacen imposible, pero sí se puede encontrar ese momento de vivencia familiar en el fin de semana o la festividad que la familia pueda compartir.
    Un inconveniente es que muchos sueños se olvidan poco después del despertar, por lo que es conveniente registrarlos de algún modo inmediato antes de que se desvanezcan. Por ello, en los adultos, el recurso nemotécnico de escribir en la libretita de sobremesa los acontecimientos clave con una palabra o frase telegráfica nos ayudará el poder recuperar el sueño, o buena parte de él, la asociada a las palabras clave y tirar del hilo a partir de allí pudiéndose recuperar buena parte del sueño con pocos vacíos y relativamente pocos añadidos interpretativos o fabulados.
     En los niños muy pequeños les podemos animar a considerar los sueños y recordarlos mostrando nuestra atención por ellos y sus sueños. Una pregunta como ¿Has soñado alguna cosita hoy? Con plena disposición a escucharle, y después proponer sencillas preguntas sobre los aspectos o detalles expuestos. Incluso podemos grabar en audio o anotar lo que dice en una libreta destinada a este propósito; así el niño sentirá un valor en sus producciones oníricas, adquirirá un respeto a su mundo interno, generando con ello un cimiento extra de autoestima.
En otros momentos podemos mostrarles nuestro interés y afecto haciendo referencia a esas imágenes oníricas que guardan alguna semejanza o analogía con algo que acontece en la vida diaria.”¡Oh! Esto se parece a aquello que soñaste, ¿recuerdas?” o “Mira éste podría ser el color del pájaro que soñaste”. Con frases así los niños se sienten partícipes y sabedores de que lo que producen sus sueños es de valor para los demás y de sí mismos. Hay que tener en cuenta el abstenernos de emitir juicios y críticas. Y si estos sueños son atemorizantes y angustiosos, debemos tomarlos en serio. No debemos angustiarnos por su sufrir, ni tampoco quitarles importancia o sugerir que lo olviden. Habitualmente las pesadillas suelen indicar que el niño precisa de nuestra atención, afecto y apoyo pues revela algún tipo de carencia en ese momento o temporada; y debemos tratar de advertirla en su relato y sentir. En estos momentos es adecuado recordar el proceder de los Senoi y tratar de considerar los acontecimientos soñados desde una óptica positiva y creativa. Por ejemplo: “¿Si lo volvieras a soñar qué podrías hacer para que el bicho no te  picara? O ¿Cómo sería un final bonito si volvieras a tenerlo?
     También se puede aplicar otros recursos psicodramáticos y terapéuticos para favorecer el dominio sobre sus emociones implicadas; como podría ser el que se invente un dibujo sobre ese sueño o imagine un cuento en relación a él, y después conversar con él ofreciéndole comprensión y apoyo: “Esto parece difícil o peligroso y asusta así”.. Tras lo cual lo alentamos a que en el sueño tal vez hubiera podido hacer alguna otra cosa para enfrentar la situación y resolverla de un modo menos angustioso.

    También, de acuerdo con la idiosincrasia de la familia, pude utilizarse recursos que amparados en el substrato de creencias, pueden crear una sensación de protección del niño o conjuro de esos temibles sueños. En este contexto se pueden crear algunos sencillos rituales que den la sensación de que ese sueño es neutralizado o desaparece; como por ejemplo, que el niño lo dibuje y después eso sea quemado o destruido de una forma ritual valiéndose de los recursos de las creencias compartidas.
     De igual modo, hay un amplio repertorio de recursos para ayudar a ahuyentar el temor a conciliar el sueño por temor a volverlo a soñar sosegando el trémulo espíritu del pequeño. Desde objetos a los cuales les conferimos poder conforme a las creencias como pueden ser a modo de ejemplos: una estrella de David, o un crucifijo o medalla grabada. Una escena tierna dibujada como un corazón protector, o la fotografía de un familiar que evoque protección y apoyo. También puede servir piedras como cuarzos azules, amatistas, jaspes, etc., por su aspecto vibracional, color y tradición.
    Olores u objetos que emitan algún aroma que sosiegue y ayude a relajarse y conciliar el sueño. También puede ser quemar alguna varilla o cono de incienso como sándalo, salvia, o alguno que, particularmente, le agrade al niño.


    Tanto en un caso como en el otro se debe entrar con las ideas bien claras de lo que se necesita hacer. Refresquemos los tres aspectos que marcábamos al tratar de los Senoi:
1º Actitud guerrera: Aceptar el desafío del sueño. Hacer frente al peligro y superarlo en los propios sueños. Ej. Si un animal se te planta, hay que ir hacia él. Si alguien ataca, hay que contraatacar.
2º positividad y hedonismo: En los sueños hay que pasar siempre a las experiencias gratas. Ej. Si en sueño alguien te atrae, deberás sentirte libre de convertirlo en una plena experiencia sexual. Si alguien disfruta de algo agradable, debe relajarse y experimentarlo por completo.
3º Actitud creativa: Los sueños deben tener siempre un final positivo, y obtener de ellos un producto creador. Y éste puede quedar plasmado en la obtención de un poema, una canción, una danza, o un dibujo o pintura.
     Si enfrentamos al personaje hostil o perseguidor preguntémosle “¿qué quiere?”. Por muy extraña y desconcertante que nos pueda parecer su respuesta, pensemos que en el terreno de lo onírico nada puede hacernos mayor daño del que ya se ha experimentado como aprehensión, temor o angustia. Ningún otro tipo de daño se puede sufrir, y lo que podemos conseguir, por otra parte, es librarnos de ataduras y adquirir vitalidad o poder personal. Tengamos en cuenta que el mundo en el que se desarrollan los sueños es un escenario en el que podemos transformarnos en héroes y heroínas; dado que riesgos reales no comporta. En este mundo podemos realizar autenticas gestas heroicas, explorar dramas y desafíos que no están a nuestro alcance en la vida real. Tengamos en cuenta que muchas de las obras de ficción que pueblan la literatura desde siempre han surgido de este ámbito; por ello nos resultan tan atrayentes. La cuestión que podemos plantearnos ahora es que llenamos la distancia con nuestras propias producciones por las de otros, ya sean elaboradas en medios literarios o cinematográficos. Uno de los problemas que arrastramos los occidentales, en este sentido, es que preferimos ser espectadores de las elaboraciones y sofisticaciones de otros, que abordar nuestros propios recursos creadores. ¿Acaso así se resentiría la industria editorial de ficción o la cinematográfica? ¿? ¿Necesitaríamos sentirnos “fans” de héroes literarios o de la pantalla si nosotros mismos también lo somos de nuestros retos y desafíos oníricos?
     En los sueños ordinarios que no son pesadillas también puede aplicarse la opción de regresar al sueño para reconvertirlo; pero también puede ser eficaz abordar su análisis interpretativo.
Sueños de restos diurnos
     Mi punto de partida es que en los sueños ordinarios pueden darse tres tipos de material onírico, que por su grado de preponderancia puede permitir clasificar el tipo de sueño. En primer lugar se “los restos diurnos”, que consiste en que mientras se sueña aparece la actividad dominante durante la jornada pasada; es como seguir en sueños con lo del día. En segundo lugar “la satisfacción alucinatoria de deseos”, que consiste en satisfacer todo el contenido que siendo reprimido, retenido o negado en la vida cotidiana, en lo onírico, cuando flojea la censura, afloran libremente; es la aplicación del refrán “quien tiene hambre, sueña panes”. Y en tercer lugar, lo que llamo “sueños existenciales”, entonces se trata de sueños que pueden ser desde muy simples como un mero mensaje o imagen, o complejos y complicados; y que encierran mensajes que uno se da a sí mismo desde lo profundo. Los tres tipos de material suele aparecer entremezclado en diversas proporciones, de allí gran parte de su encanto.
satisfacción alucinatoria de deseos
Reconocer los restos diurnos y descubrir los deseos reprimidos puede ser muy interesante y esclarecedor, pero al adentrarnos en los contenidos existenciales todo se complica y adquiere dificultad.
     Ante todo, a pesar de la fama que tiene el acudir a los inventarios de símbolos oníricos y sus significados, no puedo recomendar su utilización. Nadie puede decir a alguien qué significan sus símbolos oníricos, pues son únicos. Un símbolo onírico es una “creación” que surge de la propia personalidad. Surge de la interacción del subconsciente con la vida cotidiana más los valores, contravalores, afinidades, deseos, dependencias e historia personal entre infinidad de otras posibles variables. Uno crea su sueño, crea el escenario, crea los personajes, crea el guión y argumento; es el personaje principal y también todos los secundarios y aún terciarios. Los sueños hablan de la propia existencia y, por ello, su posible interpretación debe estar basada exclusivamente en su personalidad y existencia. Lo que sueñan otros no tiene nada que ver, es simplemente otra realidad; otra forma de encarar retos que pueden ser muy diferentes de unos a otros. Un sueño refleja una gestalt o totalidad de significado para uno mismo, y sólo para uno mismo.
     Un consejo que podemos tomar como guía es el que Carl Jung da en su libro “Recuerdos, Sueños y Pensamientos”. “Yo no tengo ninguna teoría sobre los sueños, no sé cómo surgen… y comparto con mis lectores sus prejuicios sobre la interpretación de los sueños como la quintaesencia de la arbitrariedad y de lo falso. Pero, por otro lado, sé que si meditamos sobre un sueño el tiempo suficiente y a conciencia – si lo tomamos y retomamos una y otra vez – casi siempre surge algo de ello.”
     Y esto es justamente el punto de partida: “meditar sobre los sueños”. Descubrir mediante la contemplación atenta, sin añadidos racionales ni previos, lo que nos hace sentir; y darnos cuenta de sus partes y detalles. Dejando que surja de nuestro fondo (del lugar del que ha surgido el sueño) la experiencia de claridad. Ese ¡Ajá! Esa luz que representa el “Caer en la cuenta”, es decir el “Saber”.

Recordar los sueños

     Todos soñamos varias veces cada noche, pero de poco nos sirve si no se puede recordar lo que soñamos. Para ayudar a superar este problema ofrezco dos opciones. Una es la propuesta dada en el libro “La Magia de la Tierra” por Cait Johnson y Maura D. Shaw; y la otra es la propuesta de una mujer medicina Cheroqui: Dhyani Ywahoo en su libro “Voces de nuestros antepasados”. Tras ambas exposiciones ofrezco mi opinión personal.

     En las páginas 57 y 58 del libro “La Magia de la Tierra”, las autoras, tras presentar el tema dicen:
    “1. Antes de irse a dormir por la noche, pruebe de autosugestionarse. Cuando sienta que está a punto de dormirse repita en su cabeza, varias veces, la siguiente frase: “Esta noche voy a soñar y voy a recordar mis sueños”. Esto necesita perseverancia, pero funciona. No lo abandone.

Artemisa

     2. Beba alguna infusión “Para recordar los sueños” antes de meterse en la cama. Las hierbas no sólo son excelentes para soñar y para recordar lo soñado sino que, el tener la vejiga llena, va a posibilitar que se levante por la noche, con lo que tendrá la oportunidad de escribir algunas palabras claves del sueño que haya tenido. Si a los niños no les gusta el sabor de esta infusión, pueden probar con echarse una o dos gotas de esencia de Artemisa en su lengua o en un vaso de agua antes de acostarse. Si sus hijos aún mojan la cama, olvide la infusión y utilice la esencia.
Infusión para recordar los sueños:
¼ de vaso de Artemisa seca.
2 cucharillas de café de romero seco.
Añada a los ingredientes dos vasos de agua hirviendo. Déjelo durante diez minutos. Cuele el líquido y, si lo desea, endúlcelo con miel. Y ya está listo para beber.

     3. El stress, dormir poco o utilizar un reloj despertador, interfieren ante el sueño saludable y el soñar - También el alcohol y las drogas o medicamentos -. Si está tenso a la hora de acostarse, pruebe a relajarse en un baño caliente y perfumado mediante una “bolsa de té” de artemisa (un puñado de Artemisa seca atada con un pañuelo en forma de paquetito le sirve o también puede utilizar una bolsa de té árabe de las que se venden en las tiendas de herboristería). Otra sugerencia es la de recibir también un masaje. A los niños – y a los adultos – les gusta que les abracen y que les masajeen hasta dormirse, con lo que usted no necesita ser un profesional para saber cómo hacerlo. Si un masaje de cuerpo entero le parece algo excesivo, pruebe con masajear sólo el pie o dar golpecitos en la espalda o el vientre.
    Asegúrese de acostarse lo suficiente temprano como para poder tener al menos seis o siete horas de sueño ininterrumpido; los sueños son mejores cuando nuestro cuerpo está descansado. Para algunos adultos esto implica ocho horas o más de sueño en una noche. Los niños, por supuesto, necesitan aún más.
    Intente despertarse un poco más temprano por las mañanas de modo que pueda quedarse en la cama y reflexionar acerca de sus sueños – y escribirlos – en vez de salir pitando para empezar el día. Es mejor si se despierta de forma natural en lugar de hacerlo con la insistencia chillona de un despertador; incluso un despertador con radio asusta al yo soñante y hace que el recuerdo del sueño se desvanezca. Es sorprendentemente fácil liberarse del hábito del despertador. Pruebe con la autosugestión antes de ir a la cama “Mañana por la mañana voy a despertarme a las 7:30”. Repítalo varias veces mientras siente cómo se duerme. Esto va generando una orden en su subconsciente. Necesitará un poco de práctica pero, a su tiempo, observará que realmente funciona. Nosotras no usamos el despertador desde hace años.
     4. Si se despierta y sabe que ha soñado pero no puede recordarlo, vuelva a ponerse en la misma posición en la que estaba dormido. Por algún tipo de alquimia sutil, esto traerá nuevamente el recuerdo.
     5. Una vez, que usted sea capaz de recordar cada sueño y de escribirlo, habrá dado un mensaje positivo a su Yo soñador que dice “Estoy aquí. Estoy escuchando”. Si su yo más profundo ha estado adormecido por años de abandono, ahora le estará dando el mensaje de que su esfuerzo no es tomado en vano y que usted desea recibir más, por lo que él va a responderle.”

     Y por parte de Dhyani Ywahoo, en las páginas 181 a 183 nos cuenta:
     “El método para permanecer atentos en el sueño, tal como me lo enseñó mi abuelo, comprende las siguientes fases:
     1. Al retirarte a tu dormitorio, haz una ofrenda de humo de cedro o enebro al norte, al este, al sur y al oeste, y al Cielo y a la Tierra. La atmósfera que te rodea está impregnada de pensamientos. Cuando tu pensamiento se encuentra despejado por la práctica de la consciencia y te tomas el tiempo necesario para hacer ofrendas de humo, con este acto das gracias asimismo a la Tierra por el aire puro que respiras, y contribuyes a despejar tu pensamiento individual y el pensamiento planetario.
     2. Eleva una oración reconociendo ser un vehículo de luz, dando gracias por cuanto de bueno te haya sucedido a lo largo del día y afirmando tu intención de vivir en armonía con todos tus allegados.
Dhyani Ywahoo

     3. Acuéstate sobre la cama y repasa los actos que has realizado a lo largo del día. En el ojo de tu mente, haz las correcciones necesarias. Así por ejemplo, si consideras que no has actuado de corazón con otra persona, visualízate comunicándote con ella de corazón a corazón; si has hablado con cólera, visualízate hablando con compasión.
     4. Practica la meditación de las Tres Gemas de Mente Pura (que encontrarás a continuación en el texto).
    5. Cuenta lentamente de diez a uno hacia atrás, afirmando que recordarás cuanto te acontezca durante el sueño.
    6. Imponte la tarea de alzar tus brazos al cielo cuando sueñes, invocando una vida provechosa.
     7. Al despertar, estírate y da gracias; anota en tu diario los sueños que hayas tenido.

MEDITACIÓN DE LAS TRES GEMAS DE MENTE PURA


     Siéntate Con la espalda erguida, inspirando, espirando, con la mente relajada y abierta. Percibe la doble hélice de energía que atraviesa tu cuerpo, equilibrio dinámico de voluntad y compasión, invocando el cordón/acorde de la inteligencia activa.
Ven, ven, ven a la otra orilla.
Libre de ilusiones, toma tu canoa de luz,
entra en el torrente de la mente pura.
Camina ágilmente hacia la ribera,
acércate caminando sobre los suaves bajíos
mientras la clara luz del día
danza en las aguas.

Vara la canoa en la orilla,
con paso firme, entra en el torrente,
torrente que lleva hasta el océano,
hasta los rincones más profundos de tu conocimiento,
intérnate en las aguas.
Mientras el agua besa tus pies,
observa los reflejos del día,
todo lo que has hecho bien.
Afirmemos en nuestro reflejo
los actos que mayor bien reportan.

La costa se extiende dulcemente
hacia un mar de innumerables valles.
El primero de ellos guarda
un tesoro de buenas intenciones provechosas.
¿Qué rostro tenías
antes de nacer?
Contempla el Misterio que existe más allá de la forma.
Busca la gema de la buena causa,
la idea de la recta acción.
Una piedra amarilla emite su luz,
te pide que percibas lo que es correcto.
Recoge el topacio sagrado,
medicina de mente pura.

En busca de un tesoro aún más profundo,
las aguas te arrastran a un segundo valle.
Flotando con agrado en las aguas,
moviéndote como un destello de luz,
recuerdo efervescente
del lugar en el que tejes tu sueño.
El brillo tenue de la sabiduría te atrae
hasta una gruta de luz rosada.
Recoge el precioso rubí, gema de sabiduría.
La compasión desborda.
Sigue la luz sutil
que te atrae hacia el centro del torrente.

Tercer valle, envuelto en el brillo de la voluntad,
emitiendo destellos de mente pura.
La recta intención fluye hacia la acción plena
en eterna armonía, dando vida a la luz.
Recoge el diamante reluciente.

Tres gemas que has de acarrear, exponer, reverenciar:
la Verdad, la Comunidad, la Enseñanza.
Afirma que te encuentras en el Sendero de la Belleza.

Ven, ven, ven a la otra orilla.
La ilusión ya rechazada
loable es el brillo.
Ven, reunámonos en la orilla
subamos en nuestras canoas de luz
y atravesemos los mares de confusión.

Con estas dos propuestas se expone también las diferencias entre las concepciones acerca del Ser. Mientras que la primera propuesta hace énfasis en el autocontrol a través de la mente y la práctica de la autosugestión, considerando el Self como algo que permanece en letargo aguardando el interés de lo consciente; en la segunda, el Self está plenamente y permanentemente activo;  expandiéndose en su fluir y revolviéndose si se halla confinado. Con Dhyani, a través del caudal meta motivacional, siguiendo el ciclo de la Sagrada Rueda Medicinal, inicia el contacto íntimo con él, con la gratitud a todo cuanto existe, con todas nuestras relaciones, que ella denomina allegados. Actúa por armonía y resonancia; y desde este esfuerzo por mantener y sostener la armonía no puede darse sino la conexión. Al sentir la armonía se genera la paz, la serenidad, tan bellamente expuesta en la metáfora de la meditación “Las tres Gemas de Mente Pura”. La Mente Pura, es la No-mente de los budistas. Ella sugiere activar el contacto armónico y no el darse órdenes sugestivas. En Ontoenergética se está plenamente de acuerdo con la posición ontológica y metodológica de Dhyani como medio de conexión y expansión.
volutas de humo de incienso
     Si sustituimos el humo de  cedro o enebro por varillas o conos aromáticos, muy comunes en todos nuestros hogares, e incluso por difusores de esencias naturales; ya no hay conflicto. Tengamos en cuenta que para los nativo-americanos ofrecer aromas sagrados es una forma de oración. No importa que quememos “palos de olor” (como trataré en el tema de Yule), o resinas, cortezas, hojas y flores en el sahumador; sino que este estado armónico vibración-aroma nos induzca  una intención interirorizadora y, al tiempo, armoniosa con todo el Universo que nos envuelve.
    No hace falta combatir el stress, porque el stress nace de la agitación de nuestra mente tormentosa. Practicar la no-mente asegura la paz interior para cualquiera que sea nuestro propósito de autorrealización.
     Una vez establecida la armonía entre el Self y el Yo, excluyendo la importancia personal, lo demás viene por sí mismo sin otro esfuerzo que declarar el “intento”. Por ello, desde el punto de vista ontoenergético, los pasos serían.
     1. Cuando decidas acostarte, enciende una varilla o cono aromático de tu agrado. Inhala su aroma considerando la armonía entre tu Yo consciente ahora activo, y tu Self, siempre atento, con sus potenciales como guerrero, vidente, sanador y sabio; a quien vas a entregar tu atención. Da la vuelta en el sentido de  las manecillas del reloj siguiendo las cuatro direcciones de la Sagrada Rueda medicinal, agradeciendo la abundancia y bienes que recibes de sus cuatro esquinas. Agradece a la Tierra por crear tu cuerpo vivo y a la Consciencia Cósmica por la chispa de la consciencia.
     2. Considera con gratitud que eres un vehículo de esa armonía cósmica y por lo que de ella has disfrutado en este día, reafirmando tu intención de compartirlo con todas tus relaciones.
     3. Recapitula los contactos y hechos realizados a lo largo de la jornada; y las cosas insatisfactoriamente resueltas, reconsidéralas satisfactoriamente a la luz de la autenticidad. Donde ha habido separación, visualiza cercanía y compasivo contacto.
     4. Medita unos instantes sobre las tres fuerzas innatas de armonía: El Intento de existir, la naturaleza amorosa en tu ser para contigo, todos y todo; y la conciencia de ti y de tu cometido en este mundo. Y todo ello para el bien del Planeta Tierra y de todas sus criaturas; o si lo prefieres, refiérete a la bella meditación que sugiere Dhyani.
     5. Adéntrate en la profundidad de tu subconsciente contando de diez a uno mientras te entregas al poder interno que ya vibra con intensidad, con o sin palabras. Lo que importa es el intento.
    6. En sueños intenta realizar un acto de poder, alzando tus brazos al cielo como sugiere Dhyani o mirándote las manos al estilo de Carlos Castaneda; estableciendo contacto entre el soñado y el soñador.
     7. Al despertar, toma contacto con tu cuerpo con algún estiramiento, siente el don de la vida y la gratitud por ella. Después, dependiendo del apremio del tiempo, toma notas clave de los eventos del sueño; y si dispones de tiempo anótalo en tu diario de sueños y ensueños.

     Como ves, ontoenergéticamente, hay coincidencia con la propuesta de Dhyani, pero si crees que te resulta más útil la otra, no dudes en utilizarla; o idea una propuesta personal conforme a tu sentir y creencias. Todo esto es tan solo propuestas. Tú también tienes mucho que decir.

Registro de los sueños

En terapia, solicito a mis clientes que adquieran una libreta en la que anoten sus retos y desafíos, tanto si resultan exitosos como no, con los sentimientos y emociones que aparecen; pudiéndose entender la naturaleza de los obstáculos e inconvenientes que intervienen en la vida diaria; así como, también, el coraje y la vitalidad que se invierte y deriva de ellos; y además les pido que incluyan en ella los sueños que les llaman la atención o que consideren de interés. Todo ello se convierte en material de trabajo psicoterapéutico.
    En el aspecto que nos ocupa, en el de conocerse y transformarse a través de los sueños, también suele pedirse un registro o “Diario de sueños”. Es importante hacerse uno propio y otro u otros para nuestros hijos si no lo pueden gestionar ellos mismos. Ir anotando y registrando los sueños significa realizar un acto de comunicación con el Self; y ello, indudablemente, dará lugar a sueños cada vez más claros.
     Sugiero que en la mesita de noche se tenga una pequeña libreta con un lapicero dentro del espiral, así no está perdido cuando se le necesita con urgencia. En esta libreta anota, tan pronto despiertes, las palabras clave de los acontecimientos y sentimientos en el sueño, lo que llevará unos pocos segundos; sea que despiertes entre la noche o al llegar el día. La razón de ello es el poco tiempo disponible entre el despertar y las actividades que exige el día; y que la memoria del sueño apenas supera los cinco a diez minutos tras el despertar. Si se toma nota telegráfica de las palabras clave, aunque éste se olvide, lo podrás recuperar a partir de esas claves anotadas en cuanto dispongas de tiempo para dedicarlo a este fin.
     El diario de sueños lo  puedes escribir en pasado, como si fuera un cuento; o en presente y primera persona (aquí y ahora). Esto último hace que el sueño sea más vivo, recuerdes más sus detalles y se produzca una mayor identificación en sus detalles y aconteceres. Y al releerlo vuelve a sonar muy cercano. “Estaba contemplando la luna desde lo alto de una agreste peña” o “Me encuentro, en esta argéntea noche, en lo alto de una agreste peña contemplando la luna”.
     Mientras se redacta, despreocúpate de la puntuación y ortografía. Siente, revive y anota los acontecimientos, los personajes, interacciones, luces, colores, sonidos, olores, objetos, sentimientos y palabras (sean dichas o pensadas). No interpretes, no analices, no critiques ni juzgues. Simplemente testifica imparcialmente todo cuanto puedas recordar.
     Una vez escrito, quizá desees ilustrarlo  con un dibujo o trazar esquemas de los objetos que te llaman la atención en él, para recordar sus formas y funciones. En esto puedes darte cuenta de creativos diseños que pueden sorprenderte.
     Y una vez redactado con ilustración o no, lo fechas y le pones un título conforme a la acción que consideras más importante o al contenido del argumento. Luego puedes añadir unas anotaciones sobre lo que está aconteciendo de relevante en esta etapa de tu vida y si crees que hay una correlación entre el material soñado y tus circunstancias vitales actuales.
     Si consideras que el sueño tiene algo especial, puedes tratar de considerar qué decisiones o actitudes han sido insatisfactorias, anotando cómo hubiera podido ser con otras decisiones y actitudes más eficaces y positivas. Y si crees que encierra algún contenido más, procede a analizarlo de acuerdo con las sugerencias que te he sugerido con anterioridad.

El vidente en los sueños

Creatividad desde la Verdad Interior

     En ontoenergética se tiene en cuenta los cuatro potenciales del Self. Es espíritu guerrero de vivir en el aquí y ahora en un continuo desafío. El contemplar la propia inspiración y creatividad desde la Verdad Interior. La naturaleza amorosa de la compasión y la entrega a los demás. Y la adquisición de saber existencial dando sentido a la vida.
     Al segundo aspecto lo llamo “aspecto vidente del Self” o simplemente “Vidente Interior”. Los sueños existenciales lo manifiestan en algunos aspectos, pero en ocasiones tenemos la necesidad de formularle peticiones o preguntas.
     La técnica meditativa de preguntarle y obtener respuesta de él ya la trataremos en otra ocasión, y aquellos  que asisten a la meditación de la primavera “El Vidente Interior” ya saben cómo realizarlo. Pero también se le puede solicitar inspiraciones y respuestas en sueños  a temas que en un momento dado pueden preocuparnos.
     El primer paso es definir claramente cómo formular la pregunta. No sirven preguntas para un sí o un no. Más bien las formulaciones de la cuestión deben ser como solicitudes de comprensión acerca de tal o cual temática. ¿Qué es lo que debo enterarme acerca de…? ¿Qué necesito descubrir para…? ¿Cómo me sería satisfactorio alcanzar este objetivo? Pero siempre teniendo en cuenta que la respuesta a las cuestiones resulte asimismo provechosa a los demás y al mundo a través del solicitante.
     El que se plantee la cuestión y se le añada la terminación  “… para el bien y beneficio de la madre Tierra y de todas sus criaturas” es suficiente si es sentido. El Self no está sujeto a la importancia personal, en él no hay ego. Por tanto, para acercarse y contactar con él, el ego debe quedar inoperativo. El Self es una instancia impersonal en nuestro ser que contempla y testifica sobre nuestra personalidad y nuestro ego. Cuando conectamos con él meditamos, somos testigos desapegados. No podemos obligarlo a servicios egoístas sin producir desarmonía y cacofonía entre nuestro núcleo existencial y nuestro yo; pues dará lugar a enfermar. Una vez formulada la pregunta como petición se repite algunas veces cuando, estando acostados, se siente la proximidad del sueño. Se puede reproducir, si se quiere, los siete pasos para acordarse de los sueños según la propuesta de Dhyani o la Ontoenergética, incluyendo la petición en el punto cinco.
     A la mañana siguiente, y siguientes, permanecer con atención anotando los sueños con pulcritud para reconocer la respuesta, puesto que ésta puede aparecer encriptada en símbolos y arquetipos. Es cuestión de meditarlo.
     No esperar que necesariamente un sueño de la presente noche revele la respuesta; puede que se tenga que esperar largos días, pero llegará. También puede que la respuesta acuda en un ámbito diferente al sueño. Es común que acontezca como una inspiración repentina inesperada e incluso que aparezca como un acontecimiento de tipo sincrónico (aparente casualidad significativa). Cuando la respuesta llega, sea cual fuere el medio, emana del self y la consciencia objetiva la registra. Esto es lo que se ha intentado.
    Los actos-a-propósito o no-haceres de la acción pueden servir a este fin, pues fijan la energía vital de las ideas y peticiones en el objeto diseñado para este fin. Crear objetos de poder como talismanes cumplen este fin. Sus elementos integrantes (plantas, cristales, escritos, dibujos y otros ingredientes) encierran un simbolismo; unos son arquetípicos, otros son símbolos personales. Esto puede parecer magia; pero en ontoenergética definimos la magia como el efecto de aplicar el poder personal mediante el intento en la realidad. Y cuanto más poder personal reúna una persona, más efectos podrá desencadenar en nuestra realidad. Puede resultar incomprensible para los demás por desconocimiento de la intención y voluntad del sujeto. Un talismán puede ser el siguiente montaje: Una pregunta escrita en un trozo de papel (el color utilizado ya es simbólico). Se pliega y se le añade algunas hierbas sagradas (especialmente salvia por su efecto de limpiar, espliego por su grato aroma, artemisa por estimular los sueños, etc.) y también se colocan algunas semillas (de arroz, trigo, maíz, manzana), todas ellas simbólicas y evocadoras de la Diosa o Madre Tierra. Su número también constituye un símbolo. Puede añadirse aún algunos componentes más conforme a las creencias del que lo prepara. Luego hace con todo ello un pequeño paquete, se le adjunta un cordón para colgarlo del cuello, colocarlo bajo la almohada si el fin es suscitar sueños al respecto o puede llevarse en el bolsillo en íntima proximidad y cercanía con el cuerpo. Como vemos no tiene magia, ni precisa de encantamientos, su potencial radica en el material simbólico que lo constituye. Por eso su contenido “de información subliminal” penetra en el subconsciente y, desde el Self, se prepara una respuesta, no apropiada al ego, ni al yo, sino conforme al propio self. Atentos a lo que ya he expuesto: el self no es personal, es impersonal y está en armonía con todos y todo, así pues si no  aplicamos la regla de la armonía de todos y todo, el self emite un mensaje que puede desafiarnos dando como resultado algo en lucha contra nosotros mismos (se revela frente a nuestro ego).

Promoción de sueños significativos
     Si recordamos a los Senoi, Naskapi e Iroqueses, veremos la  importancia que para ellos tiene experimentar el obtener “Grandes sueños” que se podían convertir en objetos, dibujos, poemas, canciones, danzas, etc., que se convierten de inmediato en propósito y proyecto del clan y tribu.

Un sueño significativo

    En nuestra experiencia todos contamos con el recuerdo de algún sueño que nos ha resultado significativo y tiene que ver con un cambio o transformación en nuestra vida. Suelen aparecer en estados de crisis, cuando nuestros recursos racionales objetivos no son suficientes y el self toma presencia; pero también se puede contribuir a tratar de convocarlos con el manejo de nuestro intento y consciencia.
    El método más simple auto sugestivo es el de repetirse, como en el apartado anterior, la frase “Esta noche voy a tener un sueño significativo o importante y voy a recordarlo” en el momento en que uno se entrega al sueño, o como un añadido al punto cinco del procedimiento para recordar sueños. O también se puede utilizar el recurso de concentrar la atención y voluntad construyendo un talismán, que para este fin se colocará bajo la almohada. O también se puede crear una invocación, en forma de un poema o verso sencillo dirigido al self, con la finalidad de que emita como respuesta una creación que, en este caso se solicita como sueño. El poema no precisa de barroquismo ni de alusiones esotéricas. Puede hacerse como guste.
     Pongo como ejemplo aquí que estoy improvisando en este justo momento:
Grandes ojos de visión nocturna,
lechuza que ves entre lo oscuro.
Mientras duermo acude a mi corazón
y tráeme tu claridad
para que me ilustre y guíe
a través de mi confusión y oscuridad.
Escúchame, Oh lechuza de grandes ojos
que ven a través de la oscura noche.

     Las dos autoras antes citadas de “La Magia de la Tierra” también sugieren una infusión para provocar sueños profundos, y por ello la reproduzco:
Infusión para provocar sueños profundos:
¼ de vaso de artemisa seca
¼ de vaso de menta seca
2 bolsas de té con capullos de  rosa secos
2 bolsas de té con verbena seca

Añada dos vasos de agua hirviendo a los ingredientes. Deje reposar durante diez minutos, cuele y bébaselo. Endúlcelo si lo desea.

Nutrir los sueños

   Hemos citado mucho al self en relación a los sueños existenciales y su valor para guiar nuestra personalidad. Es indudable que contribuye a producir sueños cuando sus vibraciones, en periodo de dormición se armonizan con cierta frecuencia de ondas cerebrales (ondas alfa) dando lugar a la fase REM.
     Pero gran parte del sueño no procede de él, sólo un cierto componente del mismo habitualmente fundido con otras manifestaciones vitalmente energéticas procedentes de otros ámbitos del subconsciente personal  (sea en su aspecto pulsional, procedente de la sombra, de lo pre personal) y aún transpersonal.
     Como el subconsciente es un vasto océano con infinidad de contenidos, sus combinaciones son infinitas. Si tenemos en cuenta que nuestra atención de vigilia tan sólo recoge una ínfima porción de los estímulos que nos llegan y además nuestra percepción es selectiva realizando una criba enorme, seleccionando sólo como consciente aquello a lo que da  algún significado;  entonces comprendemos que disponemos de un caudal de información no consciente que alcanza subliminalmente a nuestro mundo subconsciente pudiendo ser procesable en su ámbito propio. Lo que se procesa allí es del todo inimaginable para nuestros procesos cognitivos.

     Por ello nutrir los sueños es suministrar material significativo o del que pueda ofrecer alguna posibilidad significativa al material allí almacenado. Aquello que mueve respuestas emocionales favorables o desfavorables lo excita; por ello, tradicionalmente, los relatos a pie de cama y las películas intensas nocturnas excitan nuestro subconsciente y se enredan con otros contenidos oníricos produciendo sueños a veces incómodos y penosos. También es la razón por la cual el  leer o contar cuentos gusta tanto a los niños como a los adultos sugiriendo sueños desde la antigüedad.
     Toda información que dé significado a fenómenos internos, aunque no sean objetivos y racionales nutre nuestros sueños. Cada expansión en la comprensión de lo que puede ser admisible o creíble, aún sin visos de veracidad, nutre nuestros sueños. No es necesario que sea verdad; sólo como mera hipótesis, puede integrarse como una realidad onírica.
     Por ello el leer, el investigar, el especular, fabulizar, el plantearse teorías, hipótesis, el entender creencias, mitos, etc., producen nuevas redes de asociaciones de información interna y productos oníricos. Cuanto más nos abramos a lo imaginable y posible, mayor riqueza puede aparecer en nuestros sueños. Los relatos míticos de las diversas culturas y civilizaciones sean actuales o pretéritas aportan nuevas comprensiones y estructuran nuevas redes de conexión creativa. Y ello no es locura, sino material con el que hilar la creatividad.

Ernesto Cabeza Salamó


    

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