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sábado, 28 de junio de 2014

Einstein revela a su hija en una postrera carta la naturaleza de la máxima energía manifestada en el universo.

FRAGMENTO DE LA ULTIMA CARTA DE EINSTEIN A SU HIJA

Albert Einstein con su hija Lieserl

     "Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron,  y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo.
  Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.
  Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor.
  Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.
El amor es luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras.
  El amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El amor es Dios, y Dios es amor.
  Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
  Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.
  Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente  que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra  especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida,  si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el  amor es la única y la última respuesta.
  Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un  artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva  en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía  espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y  todo lo puede, porque el amor es la quintaesencia de la vida.
  Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi  corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez  sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es  relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado  a la última respuesta".

Tu padre. (Albert Einstein)

domingo, 16 de enero de 2011

Texto seleccionado 2 : “Sobre las resistencias (o defensas) latentes”

“Sobre las resistencias (o defensas) latentes” W. Reich. El análisis del carácter. Ed. Paidós Estudio. Reedición de 1986.



          ¿Qué es “una resistencia latente? Actitudes del paciente que no se expresan en forma directa e inmediata como en el caso de duda, desconfianza, llegar tarde, silencio, desprecio, falta de emociones, etc.; sino en forma indirecta en cuanto a la modalidad de la producción analítica. Así por ejemplo la extrema complacencia o completa falta de resistencias manifiestas, señalan siempre una resistencia pasiva latente y, por ende, tanto más peligrosa. Yo encaro estas resistencias latentes en cuanto las percibo y no vacilo en interrumpir las comunicaciones del paciente tan pronto como oigo lo suficiente para comprender la resistencia. Pues la experiencia demuestra que el efecto terapéutico de las comunicaciones del paciente se pierde si las hace en presencia de resistencias sin resolver.

W. Reich


Publicado en contraportada de Boletín Cepsi nº. 2. Primavera-Verano de 1996.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Texto seleccionano 1: “El inconsciente y Peer Gynt” W. Reich.


“El inconsciente y Peer Gynt” W. Reich. La Función del orgasmo. Ed. Paidos 1981.



W. Reich
          ¿Creen ustedes que sus acciones están determinadas por su propia voluntad? ¡Por cierto que no!  Las acciones conscientes, de los cuales nada puede conocerse y cuyo conocimiento atemorizaríza. ¿Los individuos están orgullosos de la “la individualidad de su persona” y de la “amplitud de su pensamiento? Todo esto es mera ingenuidad.  Sólo se es juguete de los instintos, se hace lo que ellos quieren. Por supuesto, eso ofende la vanidad de la gente, pero también se ofendió cuando tuvo que aprender que descendía de los monos y que la Tierra sobre la cual se arrastra no era el centro del universo, como creyó algún día. Todavía se cree que la Tierra es el único astro, entre millones, que está habitado. En pocas palabras, se está condicionado por procesos que no cabe controlar ni conocer, que se teme e interpreta erróneamente. Hay una realidad psíquica que va más allá de la consciencia. El inconsciente es como la “cosa en sí” de Kant: no puede ser captado en sí mismo, sólo puede ser reconocido por sus manifestaciones. Peer Gynt de Ibsen siente esto cuando dice:

“¡Adelante o atrás, es lo mismo!
Fuera o dentro, todo es igual.
¡Él está  aquí! ¡Y allí! ¡Alrededor mío!
Creo haber salido del círculo, pero estoy en él.
¡Dime tu nombre! ¡Déjame verte! ¿Quién eres?”

     (…) peer Gynt parecía querer comunicarme un gran secreto sin poder llegar a transmitirlo del todo. Es la historia del individuo insuficientemente equipado, que no puede ajustar su paso al de la columna en marcha del rebaño humano. No comprendido. Se ríen de él cuando es débil, tratan de destruirlo cuando es fuerte. Si no comprende la infinidad de la cual forman parte sus propios pensamientos y acciones, se desintegra automáticamente.”
   

dibujo inspirado en Peer Gynt de H.  Ibsen


Publicado en contraportada de Boletín Cepsi nº1. Otoño-Invierno 1995-96