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domingo, 29 de diciembre de 2013

La Educación Prohibida - Película Completa HD







     Es muy interesante y me permito hacer una reflexión sobre ello. El concepto de auto-regulación ya es muy antiguo; surgió con las ideas reichianas además de la influencia de E. Fromm. Mucho antes Montessori esgrimian estas posturas pedagógicas críticas. Vera Smith en la pedagogía revolucionaria de la Rusia postrevolucionaria se planteó alternativas parecidas, que después el propio discurrir del asentamiento comunista bolcevique hizo que se perdieran. Federica Montseny , hablando de su juventud y su implicación con la pedagogía libertaria habla amenudo de ello. Y en todo esto estamos a principios del siglo XX.  Cien años después aún estamos en estos debates, pero ahora parece más utópico que entonces, porque el modelo global impera y a través de los grandes medios se nos repite que nada es posible fuera del sistema. Ellos se sentían transformadores del viejo sistema  y lo veían posible. Hoy en día no está tan claro. Estamos en tiempos de ambigüedad, de duda, de confusión. El sentido crítico y común nosdice lo adsurdo e injusto que es la posición oficial de nuestra cultura, pero tiene tanto arraigo e influencia en todos los ámbitos que resulta muy dificil moverse al margen del mismo. A qué padre/madre urbano le atrae el formar a sus hijos en contracorriente de lo que le van a pedir para poder ganarse la vida o intentar hacerlo. A qué padre o madre le satisfará arriesgar el porvenir de sus hijos en la incertidumbre de transitar al margen de lo establecido y homologado; sabiendo que tendrá que acudir a unas instituciones asociadas al mercadeo como la formación profesional o la universidad; y más allá con un meercado de trabajo de lo más competitivo y elitista. Pienso que los que pueden acceder a estas pedagogías son grupos muy especiales y que consideran que partiendo  de su posición pueden adsorber a sus educandos en salidas profesionales. Situación que la mayoría de los otros grupos sociales normalizados no pueden plantearse. Lo que sin duda puede hacerse, y de hecho creeo que es lo que viene haciendo en muchos casos es que un equipo de educadores o una iniciativa individual deciden aplicar, a su manera y riesgo propio, estos ideales tratando de arminizarlo dentro de la escuela pública. Son artistas y malabaristas pedagógicos. También es cierto qued cada vez surgen más grupos en los medios trabajadores (Cerdañyola, Sabadell, Ripollet, como ejemplo) que generan asociaciones espontáneas con inquietudes alternativas y malgunos de sus miembros tienen que ver con la educación en sus diferentes aspectos. Querida Nuria, quizá es ciertamente hora de que se divulguen estas posturas nuevamente para incentivar y favorecer la reflexión y concienciación de estos nuevos grupos de actividad social y modelos de vivir alternativos, pero igualmente de índole urbana.

      Una economía mercantilista es incompatible con estas pedagogías revolucionarias. ¿Cómo se financian estas escuelas con todos sus medios humanos y materiales? ¿Cómo convences al tejido prroductivo de que estos niños o jóvenes sin título homologado son aptos cuando se precisa tanto currículum en los equipos de selección y recursos humanos? Cuando solicitas recursos en entidades dependientes de la administración (cualquiera de las varias) ¿cómo responde ante una formación no normalizada?.
      Todo esto tiene que ir parejo a un movimiento de tipo social y cultural de cuestionamiento radical del orden establecido para que pueda ser viable en los ámbitos social-políticos, económicos y productivos. Es decir una revolución social. Y creo que, hoy por hoy, estamos aún distantes de su consecución. En la primera mitad del siglo XX se estuvo muy cerca, hoy no.
      Cuanta más facilidad hay de divulgación de ideas, más atrapada está la gente en lo estereotipado y los falsos sueños que se venden. Antes debemos aprender en qué consisten estos falsos sueños y tratar de despertar para encarar la realidad hacia la que tenemos derecho de acceder.

domingo, 7 de julio de 2013

La fecunda Rueda de la Vida: GAIA: Lugnasad, La Primera Cosecha.

La fecunda Rueda de la Vida: GAIA: Lugnasad, La Primera Cosecha.: Lugnasad, La Primera Cosecha. 1 de Agosto, Mitad del Verano.      Es la   celebración de la mitad del verano, el día 1 ...

La fecunda Rueda de la Vida: GAIA: Lugnasad, La Primera Cosecha.

La fecunda Rueda de la Vida: GAIA: Lugnasad, La Primera Cosecha.: Lugnasad, La Primera Cosecha. 1 de Agosto, Mitad del Verano.      Es la   celebración de la mitad del verano, el día 1 ...

Ontoenergética del Capitalismo

Ontoenergética del capitalismo

      Hace pocos días publiqué un artículo sobre el significado del dinero. Al hacerlo recordé el escrito que realicé el 02/02/2010 con el título "Ontoenergética del Capitalismo" y que envié a mi entrañable amiga Inés Herreros. Ella recogío algunos fragmentos del mismo publicándolos en el blog Aho Mitakuyeoyasin. Hoy he decidido rescatarlo y publicarlo íntegramente tal y como lo redacté entonces con el convencimieto que sigue siendo totalmente vigente hoy como entonces, habiendo  transcurrido tres años.

Pero antes de abordarlo me gustaría añadir una nota adicional. Cuando me refiero al "Parásito", también hago referencia al concepto que en ciertos círculos se denomima "egrégor" y que también coincide con lo que en científico Rupert Sheldrake designó como una modalidad de "Campo Mórfico". Al final del artículo me permitiré reproducir lo que resumidamete dice de Rupert Sheldrake y de su concepto Campo Mórfico  en  Wikipedia.


     Actualmente la concepción común del entender las relaciones productivas produce grandes dificultades en los miembros de la sociedad.
·         La vida útil de un trabajador.
·         La política de las empresas ante sus trabajadores y sus fines.
·         La condición de la mujer, otros géneros y jóvenes
·         El índice de  fertilidad, los niños y compaginación laboral y el ambiente educativo.
     El concepto de mercado lo llena todo, tanto la producción como las relaciones en el trabajo entre trabajadores y con las jefaturas.
     El substrato básico es el de criterios económicos supeditados al poder que supone la acumulación del dinero y su manejo estratégico en el ámbito global.


      La complejidad y la sofistificación tecnológica hace que las personas no puedan ser dueñas de su devenir personal, no pueden igualar ni cuestionar los capitales necesarios para crear industrias productivas sin la servidumbre a los almacenes de préstamos para todo, incluso de salud y seguridad. Ni tan sólo la vivienda y los bienes necesarios como alimentación, vestimenta y suministro de agua y energía están exentos de actividad económica. Todo ello obedece a la ley de que allí donde hay un alto campo de energía vital, este campo fagocita y absorbe la energía vital de campos más flojos o débiles circundantes. Con lo cual sólo  la energía vital convertida en fuerza económica (dinero, capitales) se irradia posibilitando que los otros organismos abran sus identidades y dejen fluir su vitalidad en la dirección de donde procede el estímulo y efecto (“El dinero atrae el dinero” dice el refrán; esta es la versión popular de esta ley aplicada a lo económico). De hecho es como la relación que tiene el rayo entre el cielo y la tierra: La carga y fuerza eléctrica de las masas nubosas se hace fuertemente positiva en comparación con la fuerza eléctrica del suelo. Y entonces, ante la imposibilidad de que la electricidad de la tierra fluya directamente hacia las nubes, se produce una leve descarga positiva del cielo a tierra ionizando una senda por la atmósfera que posibilita que una poderosa descarga en ráfaga de electrones se dispare desde la tierra hacia las nubes de la atmósfera produciéndose el rayo.  Las nubes exigen una carga negativa y la hacen posible invirtiendo una pequeña descarga que posibilita que un potente chorro acuda a ellas. Es una imagen análoga a como el gran depósito  del capital hace que la energía vital de la gente trabajadora fluya hacia este depósito convertido en capital. Hace que la energía vital de la gente se venda como fuerza de trabajo a cambio de dinero que, a su vez es fagocitado por los servicios y necesidades que están regulados por el propio capital. De forma que se da un flujo incesante de energía vital en forma de dinero hacia la gran masa o depósito de energía vital convertida en capitales y sin contar con la plusvalía.

      Hoy en día la presencia de un capital personal depende del esfuerzo en tal sentido de generaciones previas unida a la presente y con la expectativa de que implique a las venideras. O desear a los alicientes de refuerzo variable que genera los juegos de loterías y rifas en sus grandes y diversas formas que contribuyen a crear adhesión de los necesitados y exhaustos personajes que se esfuerzan en contener el inexorable flujo de su vida que se escapa hacia el gran depósito de capital. Y en este sentido no hay tregua ni piedad. Cada litro de agua, cada kilovatio de energía, cada centímetro cuadrado de suelo y cada instante de vida  productiva, y por tanto de vida saludable, está sujeta a este flujo conductor hacia este gran depósito fagocitante. Y este parásito extiende su citoplasma en cualquier dirección donde puede localizar recursos para fagocitar. De modo que una alta proporción de la vida del individuo y de la familia se canaliza hacia este ente energético inteligente y vampírico.

      En tales condiciones, ante una realidad semejante, permanente y desde tantos ámbitos a la vez, la gente se encuentra agobiada, desfallecida y hasta desesperada y desolada. Se genera la sensación de que hay una incesante y eterna lucha para mantener la integridad personal evitando la pérdida sustancial de energía que conduce al colapso vital, y, por ello, cada persona fagocita, cuando puede, a sus semejantes de modo casi inconsciente, posibilitando que pierdan energía y se debiliten o enfermen; absorbiendo de este modo algo más de energía para resistir. Y esto mismo genera una situación individualista comparable a la conocida expresión “¡Sálvese quien pueda!”. En tal situación la gente joven, con un potencial energético y vital son quienes están mejor dotados para tal lucha y quienes mayor cantidad de energía pueden suministrar al parásito; y quienes, en función de su vigoroso campo energético, están también en mejores condiciones de luchar unos contra otros para arrebatarse energía o a sus generaciones ya debilitadas por la edad e incluso a las novísimas generaciones que nacen y necesitan de sus fuerzas vitales para crecer y desarrollarse. Y si esta lucha se produce entre generaciones, también se produce en la cuestión de género.


      Este parásito es una tenia con una capacidad de crecimiento constante con tal que le llegue suministro de vitalidad, de comida.

     Todos sabemos cómo se ha ido gestando y perfeccionando en la historia de la humanidad desde la adopción de la idea de poder personal asociado a la apropiación y acumulación de bienes materiales y la compra  de servidumbre y mercenarios para llenar  las necesidades  parásitas de mantenimiento y seguridad. Esto se produjo con la aparición de esa estructura de poder que se ha llamado Orden Patriarcal. Más tarde cuando la sociedad basada en el modelo artesanal se transformó en industrial al amparo de las élites de las jóvenes nacionalidad-estado, se creó estratégicas asociaciones de capitales y patrimonios que ya habían fagocitado energía a gentes llanas obligándolas a abandonar los campos y concentrándolos en las ciudades  dispuestas a vender su energía vital por un salario o jornal. La lucha social de la era industrial con el surgimiento del socialismo y de los sindicatos fue su resultado. La acumulación de energía vital en forma de capital permitió la búsqueda incesante de la técnica para facilitar el incremento de energía vital desde la población asalariada hacia el capital con el conveniente ajuste necesario del pacto social.
      Luego los capitales nacionales se convirtieron en supranacionales y finalmente en globales y planetarios; todo unido al creciente empeño en desarrollar tecnologías que faciliten y sofistiquen  las redes y entramados por los que la energía vital fluya hacia, directa o indirectamente,  a ese gran depósito fagocitante.
     La lucha por resistir y mantener la preciosa energía vital ante el efecto fagocito del poder lo llena todo actualmente y no hay acto o función humana que quede fuera de este fin. Todo está sujeto a compra-venta o gravado de impuestos y tasas.

      Y todo es, también, una sucesión de repeticiones significativas que dan valor a los actos y gestos; por los que el poder se manifiesta y produce el acuerdo de aceptar el “estatus quo”. Los gestos con su historia han estado sujetos a evolución y retoques de significado, pero canalizan el poder con su repetición constante, rutinaria. Y marca asimismo todo el ritualismo o rutinas del complejo modo de vida actual, donde los cauces, los medios, los recursos, etc., están trazados con una precisión geométrica.


      Hoy en día no hay enemigo contra quien levantarse, ni a quien destronar. Los gestores que trabajan para el Parásito tejen sus telarañas ilusorias creando el hacia dónde dirigir este malestar común y, en función del guión, se crean situaciones y personajes que les toca asumir los roles oscuros del drama. Los administradores y gestores al servicio del Parásito generan escenarios e incentivan la aparición de los personajes propicios para la función. Todo es un inmenso escenario o decorado donde deben interpretarse roles y acontecimientos que cubren con un manto nebuloso la existencia del vampírico Parásito. Y hacia estos dramas y sus personajes se desplaza la inquietud y se descarga la angustia y hostilidad. Ellos son los que por imperativos del guión se convierten en los perseguidores y posteriormente son acusados y objeto de la justicia de la función representada. Hay simultáneamente varios dramas en escena ocupando la atención, dándose por real lo que es ficción. Pero ello permite que la gente se movilice, genere emociones, tome partidos y luche contra sus iguales tomándolos por adversarios y, en su caso, odiándolos irreconciliablemente. Hay dramas enquistados durante décadas y otros que se suceden con celeridad, unos de amplio aspecto y otros de alcance local o regional. Todo ello cortinas de humo. También hay funciones de evasión con melodramas, comedias e idilios; genuinos pasatiempos que distraen y hacen olvidar, aún por breves momentos, los dramas y el ulterior asunto. Y, por supuesto, la función o papel que se asigna cada individuo en su propia creación dramática en la que interpreta e interactúa con los demás.
      Es muy difícil, así, tener claridad y perspectiva para idear y poner en acción decisiones eficaces. Estamos demasiado imbuidos de los contenidos y significados de los conceptos transmitidos por la historia en forma de cultura y sociedad con sus acuerdos, leyes y costumbres. Somos, pues, domesticados para ser gregarios, pero insatisfechos y desconfiados unos respecto de los otros, desplazando la inquietud, infelicidad y temor propio a la necesaria interacción con los demás.
     Un sistema orgánico autoconsciente como el humano ha surgido del apoyo mutuo, de otro modo no hubiera podido sobrevivir, creando estrechas relaciones de compromiso compartido por asegurar la supervivencia y satisfacción de necesidades y motivaciones. El intento del Parásito es romper esta íntima interacción confundiendo y haciendo susceptible al individuo, convirtiéndolo en paranoide y temeroso de sus semejantes en el ámbito de las relaciones desde las muy cercanas a las lejanas y globales. Jamás las personas han estado tan estrechamente conectadas, pero tan sometidas y alienadas como hoy en día. Las relaciones de poder establecieron el neuroticismo y hoy en día la individualización y la desconfianza irracional, lo convierten en un demente consigo mismo, con sus relaciones y con el planeta. Ilusiones, delirios, alucinaciones, paranoia, miedo y hostilidad se entremezclan con la aspiración de fraternidad y amor. Ejemplos históricos los ha habido, pero incluso se han convertido en dramas apropiados por colectivos para crear falsa identidad frente a las de otros. Las ideologías y religiones cumplen esta función.
     Los héroes míticos indican que la búsqueda es de índole personal, ofreciéndose como modelos, y los convertimos en salvadores rindiéndoles culto y creando iglesias con sus dogmas constitucionales.
     ¿Qué se puede hacer ante todo esto?
     ¿Nos damos cuenta que la afiliación a las partes de estos dramas no nos conduce a solución alguna?
     ¿De la guerra fría obtuvimos la respuesta?
     ¿De las guerras mundiales se ha obtenido alguna respuesta?
     ¿De la generación de iluminados doctrinarios estamos obteniendo respuestas que no sean el odio y temor de unos a otros?
     ¿De las crisis económicas obtenemos respuesta?
     ¿Del sufrimiento de niños, mujeres,  ancianos y grupos marginados obtenernos respuestas?
     ¿De nuestra infelicidad, quebranto de vigor y enfermedades obtenemos respuestas?
    ¿Del progreso tecnológico y su utilización compulsiva en consumismo obtenemos respuesta?
     No. Tan sólo plantean preguntas. Cuestiones en medio de otras cuestiones en un estratificado laberinto tridimensional. Tibias respuestas particulares a tal o cual asunto acuciante de acuerdo con nuestra singularidad y situación personal. Y así se parchea creyendo que se mejora el mundo.
     La confusión ha hecho que se pierda toda perspectiva y lo importante. No hay nada más patético que ver masas tratando de crearse un rinconcito personal seguro sin contar con los demás y, además, compitiendo con los demás. ¿Qué especie gregaria puede sobrevivir así en este planeta?
     Y sin embargo esto manifiesta nuestra condición actual humana. Luchas sociales, nacionales, culturales, generacionales, ideológicas, religiosas, de género, raciales, familiares y personales. ¡Un despropósito! ¡Una locura! ¡La plena irracionalidad!
     Ser uno mismo, aspirar a ello, es decir, comprometiéndose con la autorrealización, es algo que sorprende a multitud. No se considera esto. “No se me ha ocurrido pensar en ello” es una respuesta tristemente frecuente. Por ello lo evasivo es tan extenso y hay tantos y tantos ritos, hábitos y rutinas en tal sentido.  Y hasta en su ejecución se pugna y lucha. Como ejemplo sirva las salidas de fines de semana y el estrés y competividad que se da en las carreteras en situaciones tan irrisorias como en retenciones de tráfico. Con estrés se emprende la salida y con estrés se produce el regreso y, hasta con estrés, para muchos acontece lo entremedio. El resultado puede ser tristemente dramático conduciendo a accidentes con lesiones y muertes del todo inútiles.


     Así, pues, se ha visto que en las condiciones en que vivimos nutrimos de continuo la insaciable voracidad del parásito en innumerables ámbitos. ¡Es hora de parar! El parásito necesita alimentarse de nuestra energía vital y de nuestras emociones. Así pues el manejo propio y apropiado de nuestra situación energética lo puede vencer. Si no se le suministra alimento muere, se reduce hasta morir por inanición; pero para ello debemos autorrealizarnos y compartir el significado de la autorrealización. Ser esencialmente uno mismo no es separarse unos de otros, sino asociarse en un propósito autoregulativo y autorrealizador de todo nuestro mundo cultural y social.
     La ontoenergética ya dice rotundamente que la energía vital, nuestra vida expresada a través de nuestro existir orgánico se manifiesta en tres direcciones simultáneamente: hacia la afectividad, hacia la acción y hacia el conocimiento. Realizar en cada individuo su afectividad, su actividad y obtener su conocimiento es autorrealización y ello implica y exige la participación de todos los demás individuos del colectivo humano. Debemos canalizar nuestros afectos a nuestros semejantes, debemos efectuar acciones contando con nuestros semejantes, sólo nos es útil el conocimiento si lo podemos compartir con nuestros semejantes. Y el compartir estas tres manifestaciones de nuestra energía vital nos da sentido a la existencia y armoniza y teje nuestra implicación social y cultural.
     Ser uno mismo presentiviza y anula el historicismo de  los actos repetitivos con significados acuñados por el poder para su perpetuación. El poder no emana ya de la escenografía sino de la responsabilidad; ya no emana de los roles mantenidos sino de la autoridad (de autor) y no reiterador, de la presencia y no de de la “escenificación”, del afecto y no de la “insensibilidad”, de la autenticidad de uno mismo y no de la “imagen representada” y de la sabiduría y no del “adoctrinamiento”. Hay demasiados sobreentendidos y suposiciones que se dan como verdades cuando son meras ilusiones. Hay demasiado fingimiento ocultando desesperación existencial. Hay demasiadas evasiones por temor a enfrentar la propia muerte.
     No hace falta dinamitar al parásito, pues todo consiste en darse cuenta que vive de nuestra negación a ser. La coerción, la autoridad, la confusión, la negación de uno mismo es lo que posibilita
  Que hunda sus tentáculos en sus víctimas y, a través de ellos, drene la vida hacia sí. Hacer actos a propósito desafiando los convencionalismos, las costumbres, cuestionando los valores autoritarios que por tradición  impregnan los conceptos, los gestos, los hábitos y rutinas, lo debilitan. Y dejar inoperativa esta carga inercial es el trabajo de autorrealizarse, de acercarse a la propia naturaleza con la mirada nítida del asombro del que descubre conocimiento. Si nos libramos de los discursos de dominación en lo social, cultural, espiritual, social y género nos vemos tal como somos y no tal como creemos que deben vernos.
La acción del amor genera salud como armonía, el conocimiento del amor genera educación y la acción (o trabajo) y cultura adquieren un significado nuevo y transformador imposible de cosificar porque manifiestan una doble dialéctica personal y social. El afán de tener y poseer sea lo que fuere (posesiones materiales, intelectuales, fama,…) queda sustituido por el Ser y desde el mismo se comparte y no se vende. Lo que “se es” no está sujeto a compraventa. Se es o no se es. Entonces lo que adquiere valor es lo motivacional y meta motivacional y no el comercio. El servicio como objetivo y meta y no el lucro. Lucrar es un contravalor que niega el ser. Servir es el valor que expande nuestro ánimo hacia los demás. El dinero ya no es el objetivo, sino el medio de intercambiar bienes y servicios, y el mundo y la sociedad se convierte en un lugar de abundancia y no de escasez. Esto es posible; tan sólo es necesario el compromiso de tratar de autorrealizarse por parte de un mayor número de gente.
Barcelona a 02-02-2010
Ernesto Cabeza  Salamó


Los dibujos son de Miguel Brieva, de su revista DINERO



Nota sobre Rupert Sheldrake:  Rupert Sheldrake (nacido en 1942) es un pensador contemporáneo, biólogo, filósofo y autor británico de numerosas teorías y obras. Las nuevas ideas que plantea Rupert Shelpdrake son novedosas, aunque aún no ha demostrado ninguna científicamente.
Sus ideas toman conceptos y cosmovisiones tanto de tradiciones occidentales como orientales, y genera nuevas categorías. Su teoría más importante se conoce como Teoría de los Campos Mórficos, sobre la que ha escrito diversos libros y realizado muchas experiencias. Las ideas de Sheldrake salen de la línea materialista predominante y generan controversia en el mundo de la ciencia.

Alfred Rupert Sheldrake

Desarrolló la hipótesis de los Campos mórficos y produjo publicaciones e investigaciones relacionadas con temas como el desarrollo y la conducta, la telepatía, la percepción y la metafísica en animales y plantas. Sería uno de los defensores de la teoría holística.
Los campos mórficos llevan información, no energía, y son utilizables a través del espacio y del tiempo sin perdida alguna de intensidad después de haber sido creados. Son campos no físicos que ejercen influencia sobre sistemas que presentan algún tipo de organización inherente.
"La teoría de la causación formativa se centra en cómo las cosas toman sus formas o patrones de organización. Así que cubre la formación de galaxias, átomos, cristales, moléculas, plantas, animales, células, sociedades. Cubre todas las cosas que tienen formas, patrones o estructuras o propiedades auto-organizativas. Todas estas cosas se organizan por sí mismas. Un átomo no tiene que ser creado por algún agente externo, se organiza solo. Una molécula y un cristal no es organizado por los seres humanos pieza por pieza sino que cristaliza espontáneamente. Los animales crecen espontáneamente. Todas estas cosas son diferentes de las máquinas, que son artificialmente ensambladas por seres humanos. Esta teoría trata sistemas naturales auto-organizados y el origen de las formas. Y asume que la causa de las formas es la influencia de campos organizativos, campos formativos, que llamo campos mórficos. El rasgo principal es que la forma de las sociedades, ideas, cristales y moléculas dependen de la manera en que tipos similares han sido organizados en el pasado. Hay una especie de memoria integrada en los campos mórficos de cada cosa auto-organizada. Concibo las regularidades de la naturaleza como hábitos más que cosas gobernadas por leyes matemáticas eternas que existen de alguna forma fuera de la naturaleza".

domingo, 30 de junio de 2013

REFLEXIÓN ONTOENERGÉTICA SOBRE EL DINERO.

REFLEXIÓN ONTOENERGÉTICA SOBRE EL DINERO.



     El dinero es una de los principales motivos actuales de preocupación en época de crisis, pero por las mismas razones también lo ha sido en muchas generaciones desde un tiempo inmemorial.




     Ya Buda hablaba de sus efectos perniciosos abogando por su renuncia por ser la base de infinidad de deseos. 
.       Antes de él, los sabios hindúes, los sanyasin renunciaban a él convirtiéndose en mendigantes.

      Jesús, siglos después nos alerta sobre sus efectos perniciosos espiritualmente…
 
    
       San Francisco de Asís renunció a todo, incluyendo su ropa. Y tantos y tantos personajes, como la Madre Teresa de Calcuta, se dedicaron con su renuncia a atender a los desheredados del mundo.
     
       Por otra parte en el Antiguo Testamento, se habla que Dios premia a sus elegidos y merecedores con la prosperidad y la riqueza, siendo la pobreza un modo de castigo o negación de su gracia divina. Cada una de estas posiciones ha tenido sus seguidores y apóstoles desde el alba de nuestra era. Ríos de sangre se han vertido en luchas homicidas en cada lado de estas trincheras.

      Dios desea la pureza en la renuncia del mundo material, Dios premia a sus amados con la abundancia, el bienestar y la opulencia. Desde una óptica los ricos son sirvientes del diablo en muchas escuelas espirituales como los agnósticos antiguos, los maniqueos en los inicios de la cristiandad, en los cátaros en la Edad media; e incluso en la primeros Franciscanos.
     Dios ama a sus fieles y leales colmándolos de todos los nobles dones de la vida. Concede éxito en empresas, en la fertilidad, en la salud, en las propiedades, en la distinción e influencia en la comunidad. Esta idea ha sembrado una forma de pensar en el mundo anglosajón, muy especialmente en la mentalidad norteamericana. Se basa en que Dios es amor, es bueno. Si Dios quiere lo mejor para sus fieles y quiere que gocen de una vida plena, alegre y rica; no puede estar en contra de que el fiel y leal creyente no renuncie a los bienes terrenos que el propio Dios ha creado para premiarlo.
     El mismo Dios anunciando dos contrarios. Todo ello escrito y justificado en textos sagrados bíblicos. La justificación del poder y de posesiones como premio es propio del Antiguo Testamento; mientras que su crítica y la exhortación a su renuncia es propio del Nuevo Testamento. Ello nos sugiere una pista histórica e ideológica de dónde procede el conflicto.


     Pero no nos vamos a meter en el análisis de estas consideraciones, porque nos apartaría del objetivo que me propongo. Tan solo muestro esta oposición antitética en el seno de nuestro concepto de mundo dominante y su influencia en ideologías operantes en la actualidad.

     Como cuenta Umberto Eco en su novela “El nombre de la Rosa” este tema es el que reúne a los representantes de la Santa Sede y a los franciscanos en el monasterio donde se desarrolla el drama novelado; en él queda claro como el poder, aliado de la opulencia y protegido por la Santa Inquisición hiere con fuego a sus oponentes, sean herejes asesinos dulcinistas, como sospechosos de brujería, aún muy arraigada entre las gentes humildes (los siervos de nobles y clérigos).
     En la película “Paseo por el amor y la muerte” también aparece crudamente expresado este tema en la lucha de los nobles medievales contra el campesinado en uno de sus heroicos enfrentamientos. Es una creación de John Houston en 1969 basada en la novela de Hans Koning de 1961 del mismo título.

 


     También lo vemos muy cercanamente en la lucha de la clase obrera desde la Revolución Industrial hasta la actualidad donde la ideología del Neoliberalismo lo impregna todo ideológicamente creando crisis financieras y económicas en las que se hace la guerra a la población llana, explotándola y reduciéndola a condiciones de pobreza y temor a la misma.


     La teoría de la oscilación pendular en la historia es del todo injustificable por eternizar y justificar este conflicto, y las teorías marxistas de dialéctica de la lucha social no se ve representada en la situación actual; donde en vez de darse una síntesis creativa liberadora, se da un funesto retroceso.

      En esta dialéctica hay un grave error y éste consiste en la propia interpretación mecanicista y materialista del Ser humano.
      En Ontoenergética se afirma que la expresión vital en el organismo vivo humano, la pulsación se dirige simultáneamente en tres direcciones o aspectos: Hacia el amor o afecto; hacia la acción en todas sus modalidades y hacia el conocimiento. Las tres direcciones en el fondo no es más que una, así como el rayo de luz se descompone en siete colores al atravesar un prisma de cristal. El afecto sin acción ni conocimiento es insulso, insatisfactorio, muerto. La acción sin afecto y sin conocimiento puede ser homicida, y el conocimiento  sin afecto ni acción es estéril, vacío; en este sentido se produce una actitud ideológica neurótica que influye en la salud, la educación y la cultura. En  nuestra cultura occidental, tecnicista, mecanicista, mercantilista, colonizadora y especulativa, ni el amor se da espontáneamente, ni la acción es íntegra, ni el conocimiento es veraz. Todo se confunde en intereses y avaricia de dinero, posesiones y poder. La cultura queda marcada por este estigma, la educación es dirigida a fines de explotación y especulación, y la salud es algo muy parecido a un taller de reparaciones donde se cobra por la mano de obra y las reparaciones (medicinas, tecnología, etc.).
     En el campo de la salud se da sufrimiento, en campo de la educación se da diferencias según clases sociales y en el campo de la cultura se da una manipulación por los medios de los que se vale el Poder en forma de propaganda y corrientes de opinión. Y la posición del dinero es uno de los fines especulativos en su aspecto virtual, porque el aspecto físico, monetario, cada vez es menor y en vía de extinción.
     Confundir dinero con poder o disponibilidad de poder está en todas las mentes de nuestra civilización y se impone infectando a todas las demás culturas y civilizaciones con las que se relaciona. Pero ¿qué es el dinero en verdad?
     El dinero es una invención consensuada, acordada para facilitar el intercambio de bienes y servicios en un momento histórico ya remoto. Es el medio de intercambio y no un fin. Es algo que hace que dentro de la complejidad creciente de una sociedad se pueda compartir sus servicios específicos sin obstáculos. Es un medio de intercambio, no un fin. Las mentes abusivas, avariciosas, ávidas de llenar sus vacíos existenciales intentan apropiarse de este medio para convertirlo en un fin y, para ello, deben confundir a todos los demás y deslumbrarlos con sus sofismas interesados.

    Aquel que se sitúa estratégicamente como conducto del medio adquiere una ventaja entre el productor y el consumidor. En nuestros días los intermediarios entre los productores y los consumidores imponen sus intereses encareciendo el intercambio, alterándolo en su provecho. Así nacieron las primeras finanzas, los primeros prestamistas y usureros que más tarde dieron lugar a bancos e instituciones financieras.
     Adueñarse del control del medio de intercambio y poder imponer tarifas a los productores que precisan de capital; explotar a los consumidores que necesitan de tales productos para vivir; es su estrategia. Al final el que adquiere el capital y lo acrecienta con los intereses de créditos a unos y otros es el que adquiere directa o indirectamente la extracción y explotación de los recursos naturales y especula con sus productos para imponer sus intereses a los consumidores. En esto no hay afecto, sino avidez de posesión y poder. Y sus tentáculos se introducen asimismo en todas las instituciones sociales y gubernamentales, pues todos son clientes de sus créditos e inversiones. 


    Cuatro estratos de población surge de esta relación: 1º Los desheredados del mundo. 2º Los trabajadores cada vez más paupérrimos y temerosos de la exclusión social. 3º Los súbditos leales que adulan y dependen del amo. Y 4º los amos. Todos ellos, en diferente forma,  presos de miedos e infelicidad. Unos como víctimas asumidas, otros por supervivencia, otros por temor a perder privilegios y los últimos defendiéndose de todos los demás a los que consideran adversarios declarados o latentes.


     El dinero es un medio, se adquiere, entre la mayoría, vendiendo la fuerza vital sea física, emocional, intelectual, imaginativa, etc.; y obteniendo a cambio el medio de intercambio. Vender un tiempo de vida a cambio de dinero. “¡Vender!”  Y el capital lo que hace es “¡Comprar!” esta fuerza vital. Se trata de comprar al mínimo precio y extraer lo máximo posible de la energía viva que el otro vende. La astucia del que atesora el medio mediatiza la transacción presionando sobre el resultado de la compra-venta en su favor. Si los representantes de los ciudadanos se consideran lacayos y al poder económico como amo; los que venden su vida a cambio de dinero lo tienen muy negro y penoso. Máximo cuanta más avidez de control y poder se tenga sobre el medio que ahora se ha convertido en el fin. Se abre el grifo o se cierra de acuerdo con estrategias convenientes, sin consideración humana que valga. Por ello esto puede considerarse como un atentado de unos pocos al grueso de la población. Reducir la condición humana a la precariedad a favor de la especulación y la opulencia de unos privilegiados es inmoral, es un atentado y un delito deliberado hacia la población y la humanidad. Quizá algún día los juristas de un mundo más evolucionado juzgarán severamente a los políticos, economistas y juristas de la época actual con la severidad como actualmente lo hacemos con los inquisidores y nobles medievales. Las leyes son elaboradas en base a presiones económicas-ideológicas a pesar de las demandas y necesidades de los ciudadanos corrientes. La democracia representativa, tal como se da en la actualidad, de unos pocos partidos políticos en régimen de alternancia, no son libres y responden en mayor o menor grado como lacayos de los amos a los que sirven (a través de créditos, intereses económicos de financiación, procedencia social, pretensiones egoístas, etc.) y tratan de justificar su función defendiendo promesas electorales que quedarán mediatizadas por la intensidad de las presiones de los poderosos. Muy poco interés tendrán estas instituciones de partidos en que la democracia pueda hacerse más directa y pueda prescindir de los profesionales de la política. Hoy el desencanto y la sospecha los toca a todos sin importar sus colores.
     Con todo ello vemos y afirmamos que el dinero corrompe; pero si sólo es un medio, es un invento consensuado. ¿Cómo puede adquirir este poder propio del anticristo?
     Para ello debemos sondear el psiquismo humano, hemos de adentrarnos en sus oscuras mazmorras y ver su oscuridad, sus miasmas.

Herman Keyserling

    Herman Keyserling lo estudió llegando a la conclusión de que lo que subyacía en este estercolero era: 1º el “Miedo Originario” que no es la muerte, sino el atávico del hambre y la miseria. Del esfuerzo por exorcizarlo aparece la necesidad de la seguridad que, en nuestra civilización, se orienta a la propiedad o posesión de recursos diversos. 2º el “Hambre Originaria” que más bien podría precisar como “Avidez Originaria”. Él lo identifica como un instinto que tiende al incremento sin freno y que, a no ser que tenga un límite estricto, puede desafiar a los demás con agresividad. Este segundo aspecto se enfrenta a la búsqueda de seguridad y lo desafía, creándose un conflicto entre el Miedo a la miseria y la tendencia a la  Avidez insaciable.
     Esta confrontación interna condena al Ser humano a un sufrimiento incesante, a una necesidad de control, de represión y de que se someta a reglas que regulen y sancionen la intensidad de ambas tendencias. Nos recuerda a la tópica freudiana del instinto de vida o Eros y el Instinto de muerte o Thánatos con su consecuente e insoluble conflicto en lo personal y lo cultural.
    Para mitigar o exorcizar el “Miedo Originario” hay que generar seguridad y ello se hace a través de atesorar recursos materiales (dinero, propiedades, recursos, etc.) que se consiguen en el medio de intercambio que es el dinero; para conseguirlo hay que vender un tiempo de vida con su energía. Y que utilizan y aprovechan los administradores del medio mediante productos financieros diversos (ahorro, pólizas de seguros, acciones, etc.) y la propiedad de bienes (dinero, propiedades, asalariados, poder, etc.).
     Y cuando acomete el instinto de “Avidez Originaria”, el egoísmo aflora como una bestia insaciable conduciendo a poner en entredicho el principio de seguridad, a arriesgar las propiedades con este fin; a especular y desafiar o luchar contra otros para obtener más privilegios, más poder, más propiedades, más capital. Y si lo logra, entonces al escalar a estancias de mayor poder, esta avidez puede fluir más impunemente con los límites que imponga el sistema de control jurídico o tercer poder.
     Esta concepción del ser humano movido por instintos y miedos inconscientes lo coloca en un callejón sin salida e imposibilita su evolución. Es un tipo de darwinismo en el que el más audaz, el más temerario y agresivo es el que mejor puede triunfar y, por ello, se considera el más dotado y también modelo de triunfador. En tal sentido la moral debe ser estricta y controladora para crear un pacto social que permita la convivencia.
     No cabe duda que esto refleja la situación actual de nuestra cultura y determina el papel de cada individuo enfrentado a sí mismo y a los demás, temeroso de perder poder y ávido de conquistarlo a expensas de otros más débiles o menos dotados.
     El propio Keyserling intuyó que hay que conquistar una nueva condición de ser para salirse de esta insatisfactoria e infeliz existencia.


     Desde mi punto de vista ontoenergético, el “Miedo Originario” no es algo instintivo, sino una reacción defensiva al impulso expansivo de la vida en el aspecto interno, centrípeto. Cuando el Ser humano se sentía parte de la Naturaleza, un hijo de la misma, éste confiaba en que su madre le proporcionaría los recursos de subsistencia; y sabía cómo y dónde obtenerlos. Y la colectividad, los demás, siendo asimismo hermanos en cuanto a origen, se apoyan mutuamente comprometiendo las propias vidas en el bien común, pues eso asegura su existencia. Siempre el apoyo mutuo ha sido el motor de la evolución y del progreso comunitario, al satisfacer la seguridad incondicionalmente. Cuando el afecto, la acción y el conocimiento de una comunidad se unen y pone al servicio de su supervivencia, ésta se siente segura y confiada, cuenta con un destino común.
     En cuanto al Hambre o “Avidez Originaria”, vemos que tiene que ver con el bloqueo o represión de la tendencia natural de expansión vital en el sentido externo, centrífugo. La expansión vital consiste en la expresión de amor, de actividad y de necesidad de conocimiento. La actividad y la necesidad de controlarse y controlar el exterior surgen de la insatisfacción o pérdida del contacto con el afecto, el amor. Sin afecto no hay apertura, no hay entrega, no hay confianza, no hay fortaleza ni hay claridad. La carencia hunde al individuo en un dolor de privación e insatisfacción y debe ser reprimido. Lo reprimido emerge cual fiera enjaulada cuando logra escapar de su confinamiento desatando su energía hostil, resentida, herida, rencorosa, celosa, envidiosa, de odio… al amor imposible traicionado o prohibido.


      Es el deseo, el anhelo, la necesidad de dar y recibir afecto lo que nos vincula socialmente, nos da seguridad y fuerza para asociarnos en acciones que benefician a todos los individuos y permite compartir todos los recursos y conocimientos disponibles en la comunidad por el bien común. Entonces la apertura, la grandeza de corazón, la certeza en los propios recursos y la intuición y la fortaleza o seguridad personal se dan y comparten.


     En este contexto, el dinero vuelve a ocupar su papel de intercambio de bienes y servicios; mientras sea necesario para el funcionamiento social. ¿Por qué digo esto?
     El dinero surgió como necesidad de intercambio cuando la adquisición y producción de bienes y servicios suponía un gran esfuerzo. El valor que tenían los bienes y servicios, su necesidad y su presencia debían considerarse de algún modo y así se generó su “precio”. Pero entonces valor y precio iban de la mano. Fue cuando los intereses de los intermediarios (mercaderes, prestamistas, etc.) crearon productos de poco valor necesario, de estatus y mucho precio y convencieron de su deseo de adquisición a los demás, cuando el equilibrio se rompió. Los acomodados, con la ostentación reflejando su emergente poder, propiciaron el deseo de los demás de copiar y emular, creándose necesidades innecesarias ligadas a estatus de estratificación social. Y desde entonces, creándose castas sacerdotales, monarquías e instituciones financieras, la situación se ha ido sofisticando enormemente dando lugar a la complejidad y conflictividad de nuestro mundo.



     Con la tecnología que libera al individuo del esfuerzo y del riesgo en la producción de bienes y servicios, es por lo que el valor del medio de intercambio pierde sentido. El trabajo cada vez es menos una obligación y se convierte en una actividad ligada a la pulsión vital de actividad, asociada al afecto y. El trabajo se transforma en una actividad de auto realización y, en la medida, de que ello se de más compartidamente, el dinero pierde su función. Esto irá a más en un futuro ya próximo, cuando las tres direcciones del impulso expansivo sean fluidas en la mayoría de los pobladores de las sociedades del mundo. La salud, la integridad, la autenticidad y el saber serán los motores de cada uno de sus miembros y estos, dejando de ser autómatas, sometidos a la vida estereotipada y rutinaria, se conviertan en auto realizadores, deseosos de acceder al  misterio del propio ser y existencia y compartir sus dones, talentos y maravillas por el bien mutuo y el equilibrio del sistema vivo planetario. Entonces lo importante se considerará en valores y meta valores y el reconocimiento y meta recompensas serán sus resultados y aspiraciones.

     En vista de todo lo dicho vemos que la condición del tema del dinero en la actualidad responde a una interpretación egocéntrica y separatista que, disgrega y hace difícil, el apoyo mutuo y, en cambio, favorece el egoísmo y la pugna de todos con todos. Esta interpretación es neurótica y está relacionada con una carencia primal de seguridad, apoyo y afecto de las que se deriva la Avidez Originaria de H. Keyserling.


     Si las personas no nos cuestionamos el limpiar y descubrir las causas de nuestras avideces, que se convierten en dependencias, no podremos salirnos de este círculo vicioso. Sólo descubriendo el efecto transformador de contactar con el Ser y el afán de sus valores nos posibilita la transformación. Estos valores que surgen del Ser, existenciales, son universales y nos reúnen nuevamente superando la competividad y favoreciendo la búsqueda de lo que nos separa. Los valores y meta valores del Ser, al ser universales, nos agrupan sin renunciar a la genuina expresión de la propia personalidad y creatividad. Cada uno tiene un universo que aportar y compartir, de acuerdo con su naturaleza y todos nos beneficiamos de ello. Esto que se comparte entre todos tiene un gran valor pero no tiene precio; se da, se regala, se entrega. No hace falta el medio del dinero. Es el mutuo respeto, el mutuo reconocimiento, el sentimiento de que uno es una “autoridad” (de autor, no de poder) en tal aspecto, tema o talento.
     Y desde aquí vemos que la crítica, el juicio de unos a otros, el juzgarnos como buenos o malos surge de nuestra mente impregnada de carencias, de inseguridades, de temores hacia los demás. La confianza no se puede dar si uno siente que, en lo profundo, ha sido herido y está enojado por ello. Cuando esta violación se introyecta y se reprime, no lo recordaremos, pero su efecto  le hará desconfiado y temeroso a sí mismo y a los demás; y consecuentemente la relación con el dinero manifestará de igual manera reflejado la necesidad de ahuyentar la seguridad y el modo de canalizar la avidez de llenar un vacío existencial.
     Quedarse en lo superficial, en lo aparente, en lo formal, nos ajusta a la estereotipia y a lo rutinario, a lo banal e insustancial obligándonos a desear e imaginar actividades evasivas y otras que nos excitan a fin de tener la sensación del vivir activo; pero alejados de la fuente del ser, de la profunda fuente de afecto, de acción y conocimiento. Permanecer en lo aparente sin preguntarse por lo propio del ser es confundir el medio con el fin. El fin del dinero es el intercambio de bienes y servicios, el medio pierde sentido y sólo se sustenta por la cantidad de ego e importancia personal con el que se hincha. Por ello lo primero es librarnos de la sobrevaloración del medio o agente instrumental, de todo aquello que proyectemos egótico a lo superficial y de su componente ilusorio y fascinador. Es como si queriendo clavar un tablón le diéramos la total importancia al martillo y no a la función de la tabla ya clavada.
     No nos cansemos de considerar que todo cuanto utilizamos como bienes procede de la naturaleza y luego es transformado. El valor que le demos a esta realidad dependerá de la concepción de lo humano que tengamos. Es consecuencia de la concepción referencial. Si en la tradición judeo-cristiana se considera que Dios creó el mundo y lo entregó al ser humano para su explotación; y al ser humano infundiendo su aliento de vida, entonces teológicamente y antológicamente el Ser Humano y Dios están directamente vinculados, pero el mundo natural y material es de sustancia ajena a la propia sustancia de Dios. Así pues, desde esta óptica, el Ser humano tiene todo el derecho a explotar el mundo en su provecho y ello con el beneplácito divino. La otra interpretación, de tipo pagano, es que tanto lo material como la consciencia procede de la fuerza creativa cósmica y no es algo ajeno ni separado de ello antológicamente, por lo cual tanto lo inorgánico como lo orgánico y la consciente procede de un único y absoluta fuente originaria. Desde los valores del Ser nos damos cuenta de que no somos dueños de la naturaleza, sino que somos parte de la naturaleza; de ella surgimos y en ella evolucionamos convirtiéndonos en humanos de igual modo que todos los demás seres han surgido de ella y evolucionado, y todos (vegetales, animales, humanos) tenemos derecho a sus bienes y sustento. Así, pues, no hay nada que comprar, pues pertenecemos a la Tierra, tan sólo se nos confía una pequeña fracción de la misma para satisfacer nuestras necesidades; y tenemos la responsabilidad de su justa y eficiente utilización en nuestro provecho juntamente con el de todos los demás seres humanos y no humanos que también proceden y son parte de ella. Somos depositarios, se nos confía su justa administración y se nos autoriza un título por el cual asumimos la responsabilidad de su utilización y aprovechamiento considerando el bien común. Esto es lo que jurídicamente dispone el título de propiedad: la responsabilidad ética de su utilización en el bien común. El traspaso de este título de compromiso y responsabilidad para el bien general es el fin y el medio es el dinero. Nunca lo olvidemos. Nos ha sido concedido a cambio de nada y el traspaso no debe ser objeto alguno de especulación.


     Caminamos hacia una solución transitoria de este problema respecto al dinero cuando sentimos y apoyamos que lo que destinamos al bien personal siempre incluya el bien común y general. Lo que me produce bien, bienestar y me satisface también contribuye al bien y bienestar de los demás. Así el reparto de los bienes queda asentado en la sinergia; otra opción es la de  aquel que habiendo conseguido abundancia (riqueza) por sus méritos, la entrega repartiéndola entre los desfavorecidos. Así su mayor riqueza no será de tipo material, sino reconocimiento y admiración por parte de los demás. Y esa riqueza de reconocimiento ya no es un medio, es una realidad. Aquí también vemos la sinergia en acción. Ambos ejemplos nos sugieren el paso intermedio en el proceso de superar la necesidad del dinero como medio de distribución y reparto de bienes y servicios sociales. Quien lo pueda ver y entender ya está en el camino.





      Acabada esta redacción me ha llegado un hermoso vídeo titulado en español ¿qué harías de tu vida si el dinero no importara? Con un discurso de Alan Watts. Ya lo he compartido hace poco., pero ahora lo incluyo como complemento del tema.



Ernesto Cabeza Salamó