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martes, 13 de julio de 2021

Reflexión: Hoy revolución humanista.

 

Reflexión: Hoy revolución humanista.


 

Una amistad me ha preguntado ¿Cómo estás?

La respuesta es esta reflexión:

¿Cómo se puede estar bien cuando hay tanto dolor alrededor?

¡Muchas heridas abiertas! Y cuando las primeras empiezan a cicatrizar y sanar, otras se producen sangrantes. Casi dos años de dolor, de pérdidas irrecuperables. Personas queridas desaparecidas, otras íntimamente dañadas y el drama prosigue actuando sin compasión.

Me siento cual guerrero obligado a luchar en diversas batallas de las cuales he salido airoso, no victorioso. En campos de batalla no elegidos, en contiendas que no deseo y que se suceden sin clemencia. Siendo yo uno entre tantos.

También me pregunto ¿dónde queda el humanismo entre tanta confusión?

Me posiciono o pretendo posicionarme con ecuanimidad, situándome como observador, como testigo; viéndome zarandeado por vientos opuestos. Vientos de héroes en diversas luchas pidiéndome que abrace sus causas. Me pregunto ¿qué causa por la que luchar? Y no lo he visto así.

Pérdidas en turbulencias que nos programan causas ficticias (¿?) que promueven emociones aparentemente reales. Las heridas son reales, pero las causas son interesadas. La causa necesaria permanece en la trastienda enmascarada. Y las gentes peleando entre ellos por sobrevivir, divididos en bandos resistiendo y defendiendo sus justificadas opciones; legítimas, comprensibles. Entretanto la batalla, el campo de batalla real siempre oculta tras el telón, siempre ocultándose y pospuesta. Sustituida por las innecesarias.

Me pregunto ¿dónde palpita el amor, la dignidad, la fraternidad, la igualdad, la solidaridad, la verdad, la autenticidad, la belleza, la bondad y la justicia? Trato de verlo más allá de mis sueños, percibiendo tan sólo como fantasmas desdibujados, diluidos. ¡La batalla que vale la pena siempre pospuesta!: ¡Por el humanismo!

Estos meses he reflexionado sobre el humanismo en los tiempos presentes, en la época convulsa que estamos viviendo.

Sin embargo el humanismo es la puerta que debemos cruzar. En su umbral estamos, nos susurra, nos llama, nos grita sin que lleguemos a oírlo inmersos en tanto ruido y confusión. Como marionetas representamos una función que no nos toca, seguimos un guión impuesto que no es el nuestro. Entretanto, los que organizan el tinglado se enriquecen a nuestra costa. En la función nos acusamos y nos peleamos ahora representando como víctimas en unos momentos y en otros como airados perseguidores.

Platón habló de Verdad, Belleza y Bondad y nos ofreció la fábula de la caverna de las imágenes ficticias mientras permanecemos encadenados en la caverna creyendo que tales sombras son la realidad. La fábula tras milenios sigue dándose por igual. Luego la oscuridad de la Edad Media en la que el todo estaba subyugado por el dogma y la verdad sólo podía ser aquello que encajaba con el dogma. ¡Cuántas vidas costó esa tenebrosa época! Con el Renacimiento apareció un humanismo que proponía que la razón debería liberar a las gentes. Con ella pareció que se disipaban las tinieblas, pero esa razón rompió asimismo la integridad de los pensadores. La razón impulsó el empirismo y se consideró que lo que no era comprobable con los sentidos objetivos no era de valor. Caímos en el materialismo y el mecanicismo, en el culto de hacerse a sí mismos, destacar entre los demás, en codiciar el propio engrandecimiento apoyado en la posesión material (dinero= poder) Y así nos ha ido. La creatividad por un lado, las creencias por otro y por encima de todo el dominio sobre el mundo y su explotación interesada (esclavitud productiva, económica…). Aparecieron los estados modernos con sus guerras y conquistas para obtener materias primas con las que hacer lucro. Nuevamente clases oprimidas y explotadas, pero el materialismo extendiendo sus tentáculos y concibiendo al mundo como una máquina en un aparente progreso y con riqueza de unos pocos a costa de muchos (pueblos, continentes, obreros…). Hubo intentos de ajustes evolutivo estructurales (revoluciones, revueltas, guerras…), pero lo sustancial permaneció inalterado. La llamada de Libertad, igualdad y fraternidad encendió muchos corazones. Hubo algunos cambios de mentalidad, pero lo sustancial simplemente permaneció en la trastienda. La humanidad, el Nosotros, no fue entendida y como en la obra “El gato pardo” “todo tiene que cambiar para que nada cambie”. El Nosotros dividido en innumerables contiendas nos matamos como carne de cañón por la libertad.

Como “Nosotros” seguíamos siendo marionetas en una trágica función de sangre y miseria. Y llegamos a la actualidad a la actualidad, el Nosotros más empobrecidos en un mundo de pocos ricos financieros que se han adueñado de casi todo (finanzas, comercio, consumo, producción, medicina, países y gobiernos) y pretenden hacerse con el pleno control de mundo global.

El Nosotros sigue siendo una masa enfrentada, asustada, frustrada, confusa persiguiendo conquistar y hacerse con las migajas en feroz competencia. La Naturaleza envenenada amenazando esterilidad. La minoría dirigente no contentos con el control financiero, militar, mediático, político, de alimentos y del mercado, ahora trata de hacerse con el agua y pretenden vendérnoslas por un precio. Y Nosotros como animalitos asustados tratando de movernos, en pánico, por un laberinto.

Nosotros convertidos en innumerables yoes y en grupúsculos identitarios en pugna y competencia para liberarnos de la opresión de la que somos víctimas. Un Nosotros sin cuerpo, fragmentados en millones de conciencias moviéndonos como pollos descabezados. El humanismo hoy consiste en darnos cuenta que constituimos un “Gran Nosotros”, un poderoso cuerpo vivo y consciente que solidariamente debemos sentirnos “Uno” en diversidad y que juntos, unidos, somos el “Poder” en vez de víctimas de opresión.

La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad ya es nuestra si así lo creemos y ante el Nosotros la opresión de unos pocos es irrisoria.

Debemos entrever entre las brumas nuestra realidad, tratar de hacerla presente y proclamarla. Somos hijos del Planeta y debemos cuidarlo y protegerlo; es nuestro hogar y el de las futuras generaciones. Somos hermanos ante todo, constituimos una gran familia global que se ama y respeta. Pensemos que sólo es veraz algo cuando nuestro bien lo es asimismo el de todos los demás. No nos dejemos engatusar por los juegos de prestidigitación que nos plantean y exijamos a nuestros actuales representantes que cumplan en las instituciones nuestras demandas justas y necesarias (locales, nacionales, internacionales, globales) y que pronto ya no sean nuestros representantes, sino los delegados y portavoces de nuestra voluntad.

Es necesario pensar, razonar y sentirnos que constituimos un organismo único soberano; hijos del planeta que debemos cuidar y proteger, no sólo por ser nuestro común hogar, sino nuestra Gran madre de la proviene todos aquellos recursos y abundancia a la que tenemos pleno derecho. Somos Uno con el planeta, somos Uno como humanidad y siendo Uno tenemos el poder de transformar nuestro mundo. Por las luchas de nuestros ancestros, por las que realizamos ahora y por el bienestar de nuestras generaciones jóvenes y venideras. Se precisa una masa crítica en ello, y puede producirse un salto cuántico.

La actual espiritualidad ya es el “Nosotros” y que “Otro mundo es posible” (Altermundismo). He aquí la “Revolución humanista” de Hoy que, comprometidos, debemos realizar ¡Ya!

 

Ernesto Cabeza  Salamó, 13 de Junio de 2021.