Carta de A. M. M. F.
Hasta
hace mucho, las emociones se me presentan de golpe, a través de flashes de
recuerdos de la infancia cuando estaba medio dormida, sueños, recuerdos que
venían a través de alguna imagen que veía por la calle, en el trabajo,... Generalmente
me dejaban tocada porque surgían historias que ni yo misma recordaba y tardaba
unos días en asimilar, pensando en ellas y en el significado. Después, la
emoción en principio “mala” se transformaba totalmente y aparecía la paz.
El otro día me metí en la habitación,
con una musiquilla tranquila, todo medio a oscuras, y me puse a mirar una vela
(me acuerdo de las técnicas que me explicaste en un email). Estuve mirándola y
de golpe me vino una emoción contradictoria con respecto a la figura de mi padre.
Parece como si en ese momento sintiera rencor hacia él (algo que jamás
me había sucedido) y mucho malestar. No lo entendía, y estuve unos días
chunguilla por no comprender. De pronto, en un momento, me di cuenta que esa
sensación era una sensación ajena a mí: había experimentado la emoción
de mi madre con respecto a mi relación con mi padre cuando vivíamos los tres:
celos, enfrentamiento, odio, envidia,... Fue muy fuerte darme cuenta de ello, y
de nuevo, paz, incluso, el otro día hablando con V., de forma espontánea, casi
sin pensar, le dije que ahora sentía que podía darle las gracias a mi madre por
la experiencia que me está permitiendo darle ese sentido tan importante a la
maternidad, y que sin ella y su presencia en mi vida, seguramente lo pasaría
por alto. Me he dado cuenta que para mí es un tema VITAL, y gracias a mi madre
estoy tan llena de ganas de ser madre a la vez. Flipo, porque no hace mucho la
cosa era muy distinta. Ahora nos llamamos casi dos o tres días, tengo muchas
ganas de verla y además, en ocasiones, me sale decirle eso de “te quiero”. No
sé, es genial. Por otro lado, medio soñando una noche, me vino a la cabeza una
habitación oscura, con un ventanal por donde entraba la luz de la luna, y yo,
de pequeña, en una esquina sentada en el suelo. Me quise acercar a ella, pero
fue curioso, porque sentía como si esa niña (yo misma) tuviera algo que
reprocharme. --Puede ser que realmente experimentes la rabia hacia tu padre y
no la reconozcas. Toda esta rabia la identificas con tu madre que ha sido más
visible su comportamiento y con la que relaciones más la rabia. A lo mejor la
rabia hacia tu padre es por no haber sabido llevar la situación y poner a tu
madre en su sitio librándote a tí de tener que hacer un papel de adulto y
siendo más libre como niña--. Todavía estoy dándole vueltas, y en algún momento
me acercaré a ella a ver qué pasa.
Y así, poco a poco, con los ojos
abiertos por si existe algo que me haga sacar cosas a la luz. Me he apuntado a
un gimnasio. Voy a hacer clases de yoga, de concienciación corporal,
respiración,... y me reservo un día para darme caña con bailes latinos, fogar,
sudar y pasármelo bien. Es una manera de sentir más mi cuerpo. Llevo ya como
una semana que la ansiedad está mucho menos presente, así como los miedos, y cuando
hay atisbo de que “están viniendo” yo misma me tranquilizo, me digo que es
bueno que pase porque me está ayudando a
conocer muchas cosas de mí y de mi entorno. Hay días que pasan sin ni siquiera
acordarme de ellos. Eso sí, me siento mucho más abierta, sonrío más a la gente,
les miro más a los ojos. He dejado de utilizar el metro para ir al trabajo, y
desde que bajo del tren voy andando hasta la escuela: me encanta ver la gente por
la calle y comprobar que siempre hay alguien con el que siempre me cruzo
mientras escucho a Chambao. Por otro lado, me he apuntado con V. a un master
sobre Pedagogía Sistémica. Es un rollo
de las constelaciones familiares aplicadas a la escuela. Se hace un trabajo
social, pero se trabaja también el tema personal y familiar. Puede ser muy
interesante.
Poco a poco están desapareciendo la
ansiedad y el miedo, me siento más feliz. Hablando con E. le decía que ahora
estoy más tranquila, pero que no quiero que eso signifique que mi ego está
volviendo a tapar cosas y por eso no sale todo aquello que quiero curar. He
cambiado desde hace dos meses para acá, en muchas cosas, me pongo la meditación
que nos pasaste cada noche, y me siento mucho más positiva. Sí, estoy más
calmada y como más abierta. Pero de todos modos, quiero que este cambio se dé
porque realmente hay una evolución, y no porque lo racional vuelve a pesar más
sobre el Alma. Estoy experimentando cosas nuevas, y a veces me pierdo. Todavía
me he de conocer mucho más. ¿Tú qué me aconsejas? ¿Crees que otras técnicas me ayudarían
a sacar emociones?
¡Un besazo enorme!!!
Nota: En el momento en el que un miedo
os invada debéis enfrentarlo. No lo racionalicéis; metéos en él; fluid con él. En
realidad ¡os está impulsando para sentir más! Localizad de dónde viene el
miedo: El miedo se siente en la barriga.
A. M.. M. .F.