Percepción y VES. 1ª
Parte
Sobre la percepción
y atención en relación con VES.
La Visión extra sensorial (VES) forma parte de la capacidad
natural perceptiva de tipo visual del ser humano, aunque por el momento sea
únicamente accesible por niños menores de 12 años. Es prometedor considerar que
esta capacidad ya activada, si se utiliza con frecuencia, quede efectiva más
allá de la pubertad y adolescencia manteniéndose en la adultez. Es por ello de
interés observar cómo este sentido de índole visual, pero perteneciente a una
banda sintérgica distinta a la de los sentidos ordinarios, responde como parte
de la percepción general del individuo. La presente observación se ha realizado
con niños de ambos sexos de edades comprendidas entre 6 y 12 años.
Debemos partir como aspecto previo y fundamental de la
capacidad de la conciencia (el darse cuenta de sí mismo y de los contenidos de
información personal). Aspecto inseparable de la personalidad. En filosofía se
utiliza el término Consciencia quedando definido como la facultad por la cual
el Ser humano conoce su propia existencia, sus cualidades y sus actos.
La unidad psicológica básica del conocimiento sensible no es,
como podría pensarse, la sensación, al menos en el ser humano, sino la
percepción.
Todo un mosaico de impresiones inconexas se aúna en una unidad perceptiva y así culmina en experiencia. Percepción es un proceso de integración psicofísico. La energía que estimula los órganos sensoriales y circula por sus circuitos se manifiesta como el mundo que el sujeto percibe. Percepción es, pues un proceso sensocognoscitiva. Percibir entraña un cierto saber previo acerca de lo percibido y sus relaciones y aporta nueva información acrecentando ese saber. Está claro que la función de percepción está íntimamente relacionada con otras funciones cognoscitivas (imaginación, memoria, intelecto); así como tampoco se puede desgajar de la afectividad, la motivación y la actividad.
No todos los estímulos energéticos del mundo exterior que inciden en nuestros sentidos son percibidos, hay una criba y sólo unos cuantos son percibidos y no con el mismo grado de claridad. Es por ello que se puede afirmar que la percepción es selectiva. Unas veces es debido a las limitaciones de nuestros órganos sensoriales (los humanos no podemos captar ultrasonidos u olores que otras especies si pueden captar) y otras por lo que subjetivamente consideramos adecuado (ya sea por ignorancia o por creencias). No tenemos, por así decirlo, la mente plenamente abierta más allá de nuestro marco interpretativo. Ello nos lleva a seleccionar aquellas sensaciones hacia las cuales tenemos “tendencia”. Es decir a lo que prestamos atención. Es indudable que la percepción va precedida por expectativas, y mucho de este marco interpretativo y de significado personal es de tipo inconsciente.
La atención, desde el punto de vista de la escuela estructuralista, se describió como claridad de la conciencia, como tratándose de un foco o punto focal central en donde la percepción es clara y distinta rodeada de un campo periférico donde las impresiones se hacen progresivamente más difusas. También se concebía, desde la escuela funcional, como una actividad selectiva regulada por necesidades y motivaciones del individuo. La psicología de la Gestalt desvió su interés del asunto atencional al centrarse en que la percepción tenía que seguir unas leyes físicas generales que dejaban poco espacio para la iniciativa del sujeto.
Más adelante con la adquisición de mayor información se ha ido revitalizando el tema de la atención y la prioridad del enfoque funcional sobre el estructuralista.
Mi entender en este sentido no es dualista. Concibo que no pueda darse función sin un marco estructural. La estructura y función son aspectos de un único fenómeno y, por ello, inseparables; como las dos caras de una misma moneda.
En relación con VES, aunque lo dicho se da, hay aspectos que
inducen valor especial. Según la sintergia lo previo está asociado a una Banda Sintérgica
llamada “conciencia ordinaria”, pero hay otras “no ordinarias”. Para la
activación de VES es necesario superar la Primera Banda Sintérgica ordinaria o,
al menos, estar en intersección con la “No ordinaria”. Es preciso tener en
cuenta que en los niños en edad de activación (de 6 a 12 años) las dos Bandas
no están tan diferencialmente separadas y entender cómo, desde la adolescencia,
la “Banda no ordinaria” declina, asentándose la “ordinaria” y distanciándose
una de otra condición que aumenta en la adultez, a menos que las prácticas de
manejo de la conciencia relativice sus límites (como en el caso de meditar y de
la hipnosis).
La interacción niños – adultos como elemento significativo de
integración del contexto de realidad es innegable. Del confuso mundo sensorio –
perceptivo del neonato y lactante, debido a la inmadurez del sistema nervioso
en gran parte, en conjunción con la presentación progresiva de lo que se le da
a conocer como realidad significativa (los padres en primer lugar y después las
demás personas y educadores significativos) van definiendo lo que es
identificable como mundo real y qué no es pertinente considerar de este “océano
energético” indeterminado; y, además, se le induce criterios afectivos que
añaden especial valor a ciertos aspectos consensuados. Los niños aceptan como
verdad y realidad la descripción adulta de lo que consideran mundo real. Lo
demás permanece desdibujado como potencial latente hasta que la evolución psico
– física con la adolescencia asienta firmes límites entre lo que se considera
real y no real. Hoy en día vamos dándonos cuenta de que estos límites son
relativos teniendo en cuenta a unos individuos respecto a otros. La educación
actual permite una mayor apertura a posibilidades de experiencia que la llamada
educación tradicional, con márgenes mucho más rígidos en cuanto a la definición
de lo que constituye la realidad. Hay, pues, en el ámbito educacional –
socializador unas concepciones más abiertas y relativistas y otras rígidas y conservadoras. En
adolescentes esta influencia será crucial al definir su contexto de realidad y
alcance de la misma. Esto no es una cuestión teórica, sino perceptiva, afectiva
y motivacional, es decir, vital y experiencial. Un mundo cognitivo en numerosos
aspectos diferente respecto a unos y otros adolescentes y jóvenes.
La información es captada por nuestros órganos sensoriales.
En VES, además de los ordinarios, se da uno (en principio) no ordinario. El
cerebro capta directamente con cualidades “tipo visual” de forma plenamente independiente del órgano sensorial
ocular. El condicionamiento previo hace que el niño identifique esa información
como ya conocida por el modo ocular y, en principio, se centra en ella como
significativa; pero al poco se va dando cuenta, sea que el instructor se lo
haga notar, o por propio descubrimiento, que más allá de lo obviamente
percibido como análogo a la percepción de tipo ocular, hay mucha más información
sensible y perceptualmente significativa que no puede ignorar por más que
individuos de su entorno la ignores, nieguen o rechacen.
Volviendo a la teoría sintérgica, creada por
Jacobo Grinberg, todo lo dicho tiene que ver con la capacidad de
neuroalgoritmización, una capacidad intrínseca de las neuronas y de sus
interacciones en zonas en las que se constituyen en capas estratificadas. De
ello y de sus diversos circuitos de conexión intercerebral se producen campos
neuronales que procesan energéticamente inmensidad de información; campos que,
a su vez, en cuanto a densidad informacional será muy variable de individuo a
individuo conforme a los umbrales de lo que interprete como posible, probable y
significativo en su concepción de realidad y lo experienciado de la misma.
Ernesto Cabeza Salamó
15 enero 2019.