Sintergia del
Procesador central y la Lattice.
En el post anterior
consideré que el Procesador central (Ser) a lo largo de la socialización puede
ser mantenido en una eficiente integridad o puede ser entorpecido y distanciado
de la consciencia por la creación de defensas caracteriales de diversa índole e
intensidad, dando lugar a pseudopersonalidades o estructuras caracteriales.
Esto es lo común en el ámbito de nuestra cultura. En tal situación el
procesador central o Ser permanece recluido dentro de una red o capullo
protector que impide o dificulta la propia autoexpresión; y el sujeto considera
que esa red de envoltura o capullo es su ser, su yo; cuando en realidad es la
estructura de una coraza defensiva ante el mundo externo (Sociedad, alteridad)
y el mundo interno (Self, yo). Aquello que S. Freud denominó “Super-yo” y en
bioenergética denominamos simplemente “ego” (o yo mental).
Como el Procesador
Central es el elemento esencial de la experiencia y el activador de los
patrones de interferencia, resulta innegable su existencia como fenómeno
energético y, como tal, es una singularidad y una distorsión de la Lattice o
Estructura cuántica. Puesto que tiene funciones autónomas, cualidades propias y
capacidad de asimilación y de creación; tiene que consistir en una distorsión
de alta coherencia, congruencia e integridad, muy próxima a la congruencia de
la Lattice; por ello es una distorsión de muy alta sintergia y también
consecuentemente una manifestación multidimensional.
El grado de un
individuo humano con su Ser (Procesador Central) dependerá directamente de su
capacidad de neuroalgoritmización coherente, congruente y rica. Es decir, de la
mayor intensidad o potencia del campo neuronal que pueda generar en un momento
dado; y ello también estará relacionado con los orbitales sintérgicos de conciencia
(diversos estados o frecuencias de ondas cerebrales y lo que éstas permiten).
En este punto también se hace necesario considerar los factores de
Direccionalidad asociados a los orbitales. Cada orbital sucesivo es una
expansión del anterior y cada cual tiene unas cualidades específicas y
limitadas. Cada vez que se produce una expansión en estas cualidades y límites
se produce un fenómeno de superación del presente y un impulso y anhelo a algo
que incluyendo lo conocido lo expande a algo mucho más incluyente y abstracto.
En este sentido hay dos factores que impulsan. Uno es el factor propio o
interno consistente en la creación de neuroalgoritmos más congruentes e
inclusivos. El segundo es externo, obliga a que se considere que el anterior es
insuficiente y que existe una realidad independiente de la Lattice, pero capaz
de interactuar y modificar a esta estructura básica del espacio; algunos
chamanes la denominan “Intento”. Por otra parte, se da lo que Theilhard de
Chardin denominó “Punto Omega” que es un eje de desarrollo evolutivo y que la
Teoría Sintérgica denomina “Atractor Extraño del futuro ideal del Hipercampo”.
Así, lo
relacionado con el Procesador Central es algo muy misterioso e hipercomplejo.
Cuanto más se considera y plantea, más interrogantes se presentan. Ni tan sólo
la Teoría Sintérgica puede dar respuesta plena a tal misterio sin entrar en lo
espiritual.
Ernesto Cabeza Salamó
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