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miércoles, 9 de mayo de 2018

Hipótesis de las repercusiones de VES en las nuevas generaciones.


Hipótesis de las repercusiones de VES en las nuevas generaciones.

Se puede hipotetizar y teorizar acerca de las repercusiones que se pueden dar a partir de los niños que actualmente incorporan en su vida VES.


No es suficiente el activarla durante unos meses como tratándose de una actividad curiosa extraescolar, ni cumplir con el ilusorio sueño de adquirir un super-poder, como algunos niños lo interpretan auspiciados por sus familiares en las expectativas, también ilusorias, de obtención de importancia personal. Todo ello a pesar de que se presenta como un gran logro de la consciencia con su práctica.

Ofrecer la VES como una expresión de expectativas de facultades especiales que crea niños especiales altamente dotados es un grave error favorecedor de actitudes neuróticas tanto en padres como educadores como en los propios niños; entre otras cosas porque se producirá desencanto y frustración. El niño sabe que es algo enteramente natural de efectuar y que no implica nada extraordinario. Son los adultos que rodean al niño quienes, con sus expectativas idealizadas, lo oprimen.

Se trata de una habilidad neurológica que se manifiesta con una específica práctica en el manejo de la consciencia. Es una habilidad que todos los niños poseen y que, por no considerarla posible, no se ha advertido hasta las últimas décadas. Se considera pues como un aspecto cognitivo más en la mente infantil susceptible de contactar, habilitar y potenciar con sus repercusiones a corto, medio y largo plazo.

Tan sólo con el hecho, independientemente de la motivación de su activación, de haberlo experimentado un niño, aunque sea por unos meses, sabe que es posible con el manejo de la intención y la atención el obtener experiencias especiales, no ordinarias, que le han puesto en contacto con posibilidades de captar la realidad por otro medio además de los sentidos ordinarios. Es muy posible que esta habilidad, después de haberla activado en la infancia entre los 6 y 12 años, con la pubertad y la adolescencia se vaya desvaneciendo por causas culturales y de falta de práctica de la misma, pero quedará como un recuerdo significativo de algo que durante unos meses o años ha sido real y de lo cual, seguramente, quedaron pruebas objetivas.


Si se ha dado una práctica suficiente en la infancia, aunque con el reloj biológico pineal, se dé la orden de inhibirla, el cerebro se ha habituado a funcionar y producir campos neuronales de alta coherencia e integridad y esto va a quedar como habilidad practica funcional que se puede aplicar a diversos aspectos de la vida, de la espiritualidad y la consciencia. La mente ya permanece más abierta y, por tanto, más crítica hacia las tendencias y presiones que tratan de limitarla y estancarla en un funcionar rutinario restringido. Si se sabe que los horizontes son amplios, es muy difícil aceptar su reducción y encorsetamiento y esto, ya de por sí, es un gran logro.

Quienes , tras activarla, practicarla e incorporarla a su hacer vital cotidiano, con la llegada de la adolescencia y juventud logren mantenerla (lo que significa que el reloj interior la ‘glándula pineal’ en conjunción con la hipófisis y el hipotálamo) la incorporaron en su naturaleza propia, cuentan con, no sólo un canal de información extra, sino de todo un sistema funcional de diversos canales interconectados (las bandas sintérgicas asociadas a un Orbital de conciencia no ordinaria) operativa junto al conjunto de las otras bandas sintérgicas ligadas al Orbital de conciencia ordinaria (los sentidos comunes objetivos). El manejo, ya sea en conjunción, ya sea en conexión alterna, de estas dos modalidades de bandas sintérgicas modifica todo el sistema cognitivo del individuo comparado con el de alguien que no las maneje con soltura. Implica el manejo simultáneo o alterno de dos canales de información con criterios objetivos; uno de ellos más habitual (ordinario) ligado a una complejidad de mecanismos sensoriales (ojos y nervio óptico con todas sus limitaciones funcionales implicadas) con un campo neuronal de una neurosintergia mínima, y otro, de mayor neurosintergia independiente del mecanismo sensorial ocular. Tengamos en cuenta, en caso de mantenerse, que la práctica modifica el órgano y su funcionalidad a pesar del programa evolutivo. Esta es la aplicación de la epigenética eusintérgica.

La mayor parte de la actividad consciente seguirá siendo procesada por las bandas del Orbital de conciencia ordinario, pero estará cotejada con las Bandas del Orbital de conciencia no ordinario (VES) a voluntad, con todo el ámbito informacional que pueda añadir. El análisis de la realidad y su experiencia será más intensa y eficiente y su capacidad de interacción en diversos ámbitos cognitivos permitirá una expansión y unificación de aspectos que con su funcionamiento ordinario limitado se pueden mantener o considerar inconexos. Es indudable que esta aplicación en los ámbitos científicos, filosóficos y artísticos podría ser revolucionario y propulsar la cultura a unos avances hoy apenas sospechados. La inteligencia integrada como emocional será optimizada, desde el punto de vista vigente ahora centrada únicamente en la Bandas del Orbital sintérgico ordinario.

En el ámbito personal esta asociación de los dos Orbitales con sus respectivas bandas sintergicas en la vida de un individuo ya adulto tendría repercusión en todo el espectro de la personalidad. Se haría muy dificultosa la cerrazón caracterial, por el simple hecho de coexistir dos dimensiones de percepción y asimilación de la realidad que se cotejan. El ilusionismo ligado al manejo de la realidad ordinaria tan restringida estaría cuestionado con la información extrasensorial igualmente objetiva que hace muy difícil las maniobras estratégicas de predistigitación pseudocultural y pseudosocial. Alcanzar la confianza de obtener información proveniente de más allá de las apariencias, leer ágilmente “entre líneas”, alcanzar intuitivamente y empáticamente las motivaciones de los interlocutores, dificultan hasta prácticamente hacer imposible la práctica de la manipulación interesada. Sin duda el ámbito de las creencias será un factor de gran importancia, pero éstas también podrán ser más fácilmente consideradas en su validez y conflictividad y procederán más propiamente de las convicciones personales (debidas a vivencias) que a influencias o presión externa sea o no promovidas por identificación e intereses mediáticos.

Si el impulso vital en su devenir hacia la consciencia, ya a nivel subconsciente tiene procesamiento de ambos Orbitales y sus bandas, cuando alcance la pantalla de la conciencia se manifestará con mayor riqueza y poder. Tanto el afecto, como la acción y el conocimiento aportarán aspectos más íntegros y coherentes. Podemos preguntarnos en tales circunstancias ¿Cómo será la experiencia afectiva y amorosa si la conciencia está expandida y hay información extrasensorial operante? ¿Cuántas falacias e interpretaciones equívocas podrán ser evitadas? ¿Cómo las acciones vitales, sean en forma laboral o no, se dirigirán más directamente a la transformación del entorno para facilitar el bien propio en armonía con el común? Y ¿Cómo se enriquece la motivación al conocimiento y saber cuándo se dispone de recursos más amplios de acceder al mismo de forma autónoma y confiable, sin depender tanto de lo mediático e interesado estratégicamente por tendencias y estados de opinión? Y todo ello así considerado ¿Cómo influirá en la concepción de la política de la salud? ¿Y en el valor de la educación desde la infancia hasta la universidad? ¿Qué asentará como nueva cultura? ¿Podrá mantenerse la economía dineraria o se centrará en la economía de los recursos? Dejémonos fluir en la personal especulación y sorprendámonos de lo que nos descubra.





Ernesto Cabeza Salamó


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