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miércoles, 26 de diciembre de 2018

Reflexión acerca de la superación de la dualidad alma-cuerpo

Reflexión acerca de la superación de la dualidad alma-cuerpo
Teniendo en cuenta teorias psicológicas, la hipnosis regresiva y la psicología transpersonal.

Res Cógitans y res extensa según Descartes. Alma y Cuerpo de acuerdo a la tradición judeo cristiana. Mente y Cuerpo en la interpretación usual de nuestra cultura. Esto es dualismo.
El bioligicismo hace surgir la consciencia y mente de un conjunto de complejas funciones del organismo a través de un largo proceso evolutivo filogenético. La complejidad del sistema nervioso en sus circuitos y redes neuronales lo hacen posible, pero actualmente aparecen desafíos que debe contestar mediante ingeniosas hipótesis y teorías.


Wilhelm Reich, distanciándose del psicoanálisis en su etapa de orgonomía llega a la conclusión de que la existencia de la energía orgónica como constituyente del “Éter” es aquello que no sólo da lugar a la vida y su función de responder a las circunstancias y ambientes del mundo físico, sino que crea los recursos celulares para almacenar como memoria las adaptaciones eficientes en la supervivencia; y hace que esa información sea transmitida a sus descendientes (memoria genética). El Orgón es pre-materia, da la dimensión orgánica (desde la pre etapa de biones) y ofrece la función de respuesta a estímulos primeramente como programa biológico instintivo y más adelante, en organismo más complejos, el aprendizaje y capacidad de pensamiento entre otros. En este sentido, el dualismo no se da pues tanto el substrato material como el de vida y consciencia procede del mismo origen cósmico (orgón).

La Psicoterapia Bioenergética presentada por Alexander Lowen, ya dentro de la psicología humanista, siguiendo en gran parte las premisas de W. Reich en cuanto al estudio de la personalidad y carácter no se plantea el presupuesto reichiana de la génesis a partir del orgón; y sí plantea que los procesos energéticos de vida y consciencia son producto de procesos energéticos metabólicos y de su interacción con el mundo físico y orgánico en el que vive.  El énfasis está en el ámbito de los procesos energéticos en la persona y su eficiente manejo. Una máxima de la bioenergética es:  ”No tenemos un cuerpo, somos un cuerpo”.

"La teoría Sintérgica de Jacobo Grinberg". J. Grinberg se planteó cómo eso que llamamos realidad se convierte en experiencia consciente. Tal investigación le llevó a una concepción de tipo cuántico en el que afirma que el organismo humano es una distorsión de la Lattice (La red estructural del espacio). De la Lattice surgen distorsiones desde micro distorsiones (partículas subatómicas, por ejemplo) a macro distorsiones (un sistema estelar o una galaxia, por ejemplo). La Lattice es un gran superconductor de máxima integridad y coherencia informacional, sin gravedad y necesariamente multidimensional. En la Lattice se producen distorsiones que dan lugar a las diversas dimensiones, a los diversos cuerpos energéticos, físicos, orgánicos y a la consciencia que en ellos se manifiesta y en los grados diversos que aparecen en ellos. En la Lattice se da una unidad constituida por su propia estructura y función en un todo inseparable. En este sentido es algo análogo a la concepción filosófica taoísta. El Ser humano, como distorsión de la Lattice, es una creación multidimensional que penetra desde su fuente (Lattice) multidimensional hasta el punto sintérgico propio del mundo tridimensional con su adecuación temporal. La gran aportación de la teoría sintérgica es el énfasis en la concepción de “Campo energético”. En el ser humano, asociado a la función de consciencia, se habla de “campo neuronal” y no meramente de circuitos y redes neuronales. La energía de un campo neuronal es el derivado de la neuroalgoritmización de la información que, a su vez, es una interpretación del inmenso campo energético multidimensional que nos envuelve y del que formamos parte, como lo es el agua del océano respecto a en pez que en él vive.
Nótese la coincidencia en algunos puntos con la orgonomía de W. Reich.

Michael Newton
Por otro lado, otra disciplina íntimamente ligada a procesos mentales y de consciencia es la hipnosis y su aplicación psicoterapéutica. Tuvo influencia en la creación de la concepción de inconsciente y la aparición del Psicoanálisis con Sigmund Freud y sus continuadores. Pero la hipnosis, en su interés de dar con el origen de las situaciones traumáticas y conflictivas de los bloqueos y problemáticas de las personas, se fue especializando en las regresiones de los pacientes y apareció que estas regresiones no sólo se daban a edades muy tempranas de la infancia e incluso de la etapa fetal, sino que en ellas aparecían regresiones a otras existencias en las que el paciente era otro individuo con una personalidad diferente en un tiempo anterior, frecuentemente muy anterior en siglos a la vida presente. Con ello se establece un paralelismo con algunas concepciones religioso-espirituales de origen oriental y de otras tradiciones actuales y antiguas en el mundo. El cuerpo va cambiando y la esencia que lo anima (alma) habita en un mundo multidimensional encarnándose una y otra vez mientras evoluciona éticamente hasta hacer innecesaria la necesidad de reencarnarse. Brian Weis en sus conocidos libros es un representante actual muy conocido de esto, y también lo es, abordando una muy mayor profundidad; Michael Newton que da con el medio técnico de ahondar más allá del inconsciente hacia la “superconsciencia” en la cual, sus pacientes, le proporcionan una descripción rigurosa de la existencia multidimensional en el llamado mundo espiritual, en el que el alma reside, interactúa y aprende entre encarnación y encarnación. De este modo se plantea otra vez un dualismo consistente en un alma imperecedera y evolucionante y un cuerpo orgánico que precisa un alma para obtener un proceso de aprendizaje y evolución en el mundo tridimensional. La temática karmica se introduce así en la indagación clínica. Tanto el Dr. Weis como el Dr. Newton son médicos psiquiatras, previamente escépticos a todo contenido metafísico; pero incapaces de ignorar los fenómenos de los cuales objetivamente son testigos. Lo que ha sido patrimonio de ciertas religiones y tradiciones espirituales, ahora pasa a formar parte de la práctica clínica de curación de problemas psico-afectivos y relacionales.

Tenemos, además, las aportaciones de Pierre Teilhard de Chardin respecto a la existencia de la noosfera; a Carl G. Jung y su “inconsciente colectivo” y  la teoría de los “Campos mórficos” de Rupert Sheldrake. Todos ellos plantean la existencia en un “nivel” de consciencia planetaria que engloba a todos los seres humanos como mínimo y que es accesible en un estado de consciencia específica, Disponemos, también, la presencia de la psicología humanista y, desde ella, hacia la psicología transpersonal que incide específicamente en la consciencia y sus modalidades, con sus implicaciones de estados y contenidos de la misma, dentro de los cuales, el estado hipnótico es uno de ellos.  Carl Rogers y especialmente Abraham Maslow lo plantean y Ken Wilber, Stanislav Grof y Roberto Assagioli, entre otros, profundizan en ello. Todos ellos bastante conocidos por la mayoría de los estudiosos de la consciencia.

Desde el punto de vista de M. Newton, el cuerpo tiene su temperamento y la herencia biológica, pero es algo aparte del alma, como lo es su existencia y evolución multidimensional; con lo cual se da un tipo de simbiosis con el fin de ofrecer al alma su medio para el aprendizaje experiencial. Desde este punto de vista, el cuerpo no se concibe como un adversario o incordio para el fin del alma, pero sí facilita el surgimiento de problemáticas de mutua adaptación que pueden plantear ciertas dificultades, de leves a severas. El alma entra en el cuerpo durante el embarazo a partir del cuarto mes por lo general, algunas veces acontece en el alumbramiento.
Un gran misterio en nuestras vidas humanas es el asunto de la “sincronicidad”. El cuerpo, el organismo, es una creación biológica plenamente evolucionada y apta para desarrollar consciencia y ésta está íntimamente ligada a lo más profundo de nuestro ser; al alma si así se le quiere llamar.
El alma o “Todo aquello que Soy” es un ente multidimensional en proceso evolutivo. Su evolución consiste en la consecución de “madurez”, de consciencia de sí misma y de la unidad con el “Todo” (=Lattice).
El cuerpo es de naturaleza tridimensional, lo que aporta la limitación temporal de tipo lineal (pasado-presente-futuro). Estas poderosas limitaciones aíslan y limitan la plena conexión entre una realidad multidimensional a una tridimensional. De todas formas el diseño del organismo humano sano está creado y ajustado para que pueda unirse a su parte multidimensional que lo trasciende.
El alma debe mudarlo en el tiempo, lo que le obliga a animar numerosas sucesiones del mismo con distintas características morfológicas.
Cuando el alma se encarna ya en la gestación, empieza a adecuar a este cuerpo fetal a sus requerimientos, pero se encuentra con el programa genético corporal que es un condicionamiento. El programa genético es fruto de la evolución de numerosas generaciones de personas con sus memorias genéticas y epigenéticas.
Las aportaciones de los organismos progenitores han desarrollado unas estrategias propias adaptativas al entorno que les ha tocado vivir en conformidad con sus vivencias y, obviamente,  con las interpretaciones de vida que les son propias. Y esto se va añadiendo generación tras generación. El alma que ahora anima y contribuye a crear un nuevo organismo humano no parte de una tabla rasa; ya dispone de todo un conjunto de condicionantes por herencia biológica que acepta y que empaña o mediatiza el vínculo de conexión multidimensional. El otro condicionamiento es el ambiente social y cultural en el que se encarna (el Tonal del tiempo, según Carlos Castaneda); y éste se va haciendo presente lentamente a medida que se produce el proceso socializador.

La interacción de estos condicionamientos derivados de la condición tridimensional con la consciencia multidimensional puede ser muy difícil de ajustar. Para ello se crean diversos filtros o capas energéticas de gradación de densidad energética desde la máxima sutilidad y fluidez de la ”Fuente multidimensional”, a la gran densidad de un organismo corporal. Cada filtro o capa energética permite conexión, pero también limitación (es decir amnesia).  Es necesario un afinamiento para que la conducción de la información bidireccional sea eficientemente ajustada. Aquí es donde influye lo que se denomina la “fase evolutiva del alma”, que puede ser joven, madura o anciana. La finalidad de la fusión del alma y cuerpo como individuo humano es hacerse autoconsciente y afinar la experiencia de la individualidad (personalidad única) con la pertenencia y cualidad trascendente multidimensional y atemporal.


La destreza de hacerse autoconsciente a través de la personalidad, de descubrirse a través de ella, interactuando con otros y configurando la propia realidad en conjunción con la de la inmensidad de otros seres humanos que han creado, entre todos, unas condiciones formales propias (comunidades con sus leyes, costumbres, creencias, poblados o ciudades con sus estructuras; organizaciones de reparto de poder mediante lo política, etc.) es el “gran desafío”. La destreza de la joven alma recién encarnada descubriendo el existir es algo muy cautivador conducente a que se identifique y se deslumbre con su poder de seducción y apego. Las almas maduras ya se han dado cuenta o se están dando cuenta que esas incontables primeras aventuras y sus consecuencias han ocasionado conflictos o temáticas (Karma) en las que se bloquea o apega y que, a lo largo de otras muchas reencarnaciones, se intenta resolver y superar. Las almas se adiestran en la creatividad, su destino es aplicar el poder creador deviniendo en divinidad. Las almas ancianas, concluyendo el ciclo de aprendizaje en el mundo tridimensional, ya han resuelto creativamente sus obsesiones o bloqueos y demás conflictos y, conociendo ampliamente su potencial, están preparadas para aplicarlo en el universo no tridimensional, pudiendo reencarnarse nuevamente, si así lo estiman, con un cometido muy específico.
El alma, cualquiera que sea su edad, siendo energía consciente, no tiene un final; del mismo modo que la energía no puede destruirse, pero sí transformarse; y, siendo consciencia, se autotransforma evolucionando hacia un mayor poder de ser. Para experimentar la primera fase evolutiva precisa sumergirse en un marco hiperdenso tridimensional y, así es como puede crear directamente cuerpos energéticos en diversos estratos dimensionales no tridimensionales, en la dimensión en la que el tiempo es lineal  no puede crearlo directamente; tan sólo puede disponer de un organismo biológico en periodo de gestación al que animar con su potencial de autoconsciencia. El organismo que está en gestación (embrión-feto), como dije antes, ya presenta un programa heredado que está desplegándose inicialmente dentro del discurrir del tiempo vital lineal. Debe asumir como propio ese programa biológico y, a partir de esa fusión, crear la personalidad y persona que va a devenir como sujeto de experiencia y aprendiz de creador.

El concepto clave es “Sincronía”. La creación del cuerpo orgánico requiere de tiempo lineal y evolución biológica; el alma, multidimensional y atemporal, así lo crea y, cuando, lo requiere ya lo tiene a su disposición. Sincronía significa la creación de una única realidad de consciencia en dos estratos de sintérgia contrapuestos, uno tremendamente sutil multidimensional y el otro de máxima densidad tridimensional. Es el modo como se resuelve este aparente dualismo.
¿Cómo se establece el enlace entre los niveles dimensionales asociados a la humanidad? El ser humano es una distorsión de la Lattice, la estructura del espacio, la Fuente de máxima sintergia, en una manifestación que alcanza el ámbito tridimensional de poca sintergia. Entre este estrato y el original hay un universo interpuesto de diversos grados de sintergia, cada uno precisa de un umbral energético para poder accederlo y activarlo en consciencia. El órgano que posibilita el paso es el sistema nervioso con su capacidad de neuroalgoritmización correspondiéndose a un estado de consciencia profundo, y la hipnosis justamente puede sintonizarse con él mientras se dé. Lograr el suficiente nivel de neuroalgoritmización es una ardua labor que se obtiene a través de la práctica regular y sistemática de la meditación en sus muy diversas formas.
Así, resumiendo y concluyendo, el nivel corporal físico viene dado de forma sincrónica y se anima a lo largo del periodo de gestación, cuando el componente multidimensional se funde con él posibilitando el esbozo de consciencia que irá manifestándose en la medida que el programa genético permita la creación de los circuitos y campos neuronales que lo hagan posible. Las frecuencias de ondas cerebrales ajustan los estados de consciencia creando campos neuronales desde el Beta de la conciencia ordinaria, al Alfa, Theta y Delta que permiten estados cada vez más profundos de consciencia y la consecuente posibilidad de conexión con campos neuronales de mayor sintergia y, por ello, más próximos a la Lattice. Así, dentro de la tridimensionalidad, se puede acceder al dominio multidimensional con sus aportes experienciales.


Ernesto Cabeza Salamó 26-12-2018.







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