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martes, 4 de enero de 2022

EDUCACIÓN AUTO REALIZADORA TRASCENDENTE 2ª Parte. EDUCACIÓN INTEGRATIVA TRANSPERSONAL.


 EDUCACIÓN AUTO REALIZADORA TRASCENDENTE 2ª Parte.

EDUCACIÓN INTEGRATIVA TRANSPERSONAL

“NUEVO PARADIGMA DE EDUCACIÓN TRANSPERSONAL”


Escrito 12 de la serie “Nuevo humanismo”.

El ser humano es un misterio y es, asimismo, insondable.


 ¿Cuáles son los objetivos de la Educación Humanista Integrativa?

Ya hemos visto que en la educación extrínseca los educadores se dedican a impartir el conocimiento que los niños necesitan para vivir en una sociedad industrializada, su preocupación es la eficiencia: la implantación del mayor número de hechos en el mayor número posible de niños, con un mínimo de tiempo, gasto y esfuerzo. Por otro lado, los educadores con orientación humanista cumplen con el propósito de la creación de seres humanos mejores, es decir, auto realzadores y autotrascendentes. Desde el punto de vista de los educandos, en la educación tradicional, la tendencia es el intento de complacer al maestro, con lo cual se limita la creatividad y, en cambio, se refuerza la memorización, en lo que el maestro quiere que se sepa y no tanto en el propio pensamiento; así el niño aprende a comportarse guardándose los pensamientos para sí. Hay una oposición dialéctica entre pensamiento y los efectos de la propaganda, el adoctrinamiento y los condicionamientos operativos. Todo esto último desaparece ante el pensamiento. Los males de la educación orientada extrínsecamente se resumen en la expresión “conseguir un título”, que se adquiere tras invertir un tiempo dado. A estas horas invertidas se les llama “créditos”, es decir tiene un “valor monetario”. Vale decir tienen un valor de “signo”.

En los estudios de orientación intrínseca, no habría calificaciones, ni créditos, ni asignaturas obligatorias; cada niño o persona podría aprender lo que quisiera. Observemos que esto último puede rechinarnos y justo este hecho ejemplifica lo condicionados que estamos por la práctica de la educación extrínseca. En la educación intrínseca la escuela y universidad estaría por todas las partes, no se supeditaría a ciertos edificios y horarios; y los educadores serían todas aquellas personas que tuvieran algo que quisieran compartir. Puesto que el aprendizaje se da a lo largo de toda la vida. En cierto momento evolutivo personal, el estudiante, además de intentar encontrarse a sí mismo, indaga sobre aquello para lo cual es “bueno” y aquello para lo cual “no es bueno” y desde aquí solicitaría asignaturas y seminarios, tratando de encontrar cómo satisfacer sus deseos, conocer sus características y ser capaces de vivir de modo que los exprese; es decir aprender a ser auténticos, sinceros, permitiendo que la conducta y el lenguaje sean la expresión espontánea y veraz de los sentimientos.

El lenguaje interno, resulta ser una voz que resuena en nuestra conciencia y pensamiento; un aspecto importante del autoconocimiento es la capacidad de atender con claridad las señales internas, sean sensoriales, anímicas, pensamientos e intuiciones; y no ignorarlo por imperativos culturales con sus respectivas creencias.

Jean-Pierre Garnier Malet

No se trata de ilusiones y alucinaciones patológicas, las personas sanas también tienen voces internas y claras referentes a cuestiones éticas y de valor; tengamos en cuenta las consideraciones que Jean-Pierre Garnier Malet nos presenta en su libro “Cambia tu futuro por las aperturas temporales” en el que el “Doble energético” nos muestra ciertos conocimientos desde la “Otra dimensión” de acuerdo a su Teoría del desdoblamiento del tiempo y el espacio a través de los sueños e intuiciones. Garnier nos dice que el “doble” energético se proyecta en el futuro, extrayendo información de una realidad paralela y la trae a nuestra existencia. Se capta de un modo intuitivo y también durante los sueños.  La información que aporta es inconsciente, procedente de nuestro “otro yo” formado por energía cuántica. Garnier añade que es de suma importancia la integridad en nuestro pensar, ya que si los pensamientos resultan inarmónicos o negadores de nuestra autenticidad se crea un bloqueo o dificultad de realizar nuestro hipotético mejor futuro.  De ello se concluye que disponemos de un organismo de tipo corpuscular (nuestro cuerpo) y un cuerpo energético encargado de emitir y de captar informaciones vitales. Esa información sólo puede venir del pasado al presente o del presente al futuro, pero no del pasado al futuro. Lo cual sugiere que lo que se llama futuro ya es presente en el ámbito cuántico, así como lo es asimismo el pasado y nuestro presente. Funciona como una antena receptora cuando generamos preguntas a las que hay respuesta. Observemos en esta teoría del “Doble energético” una correlación con la Teoría Sintérgica de J. Grinberg y con los testimonios que nos ofrece M. Newton en sus obras.

 Las personas auto realizadoras trascienden, en gran medida los valores de su cultura. Por ello una educación fundamentada en la auto realización ayuda a la gente a trascender el condicionamiento propio de la cultura y, por ello, a convertirse en ciudadanos del mundo, es decir que puede concebirse otro enfoque posible del mundo (altermundismo). Superar la culturización y despertar al sentido de hermandad universal son ingredientes valorativos de la auto realización.

Otro de los objetivos que nuestras escuelas y maestros deberían perseguir es el descubrimiento de la vocación, del propio destino. Parte del aprendizaje de quienes somos parte de la capacidad para escuchar las propias voces internas, reside en el descubrimiento de lo que queremos hacer con nuestra vida. El descubrir cuál es nuestra tarea en la vida. Sintiéndonos a gusto con nuestro trabajo nos parece que el tiempo pasa muy rápido. Aun así, en muchos servicios de orientación vocacional, sus profesionales no tienen en cuenta los objetivos de la vida del usuario, ni siquiera de lo que le es necesario para alcanzar cierta felicidad; y que únicamente toman en consideración lo que la sociedad precisa y demanda de ciertas profesiones; es fácil que ocupen puestos importantes de planificación de la política educativa en los países. Hay que tener presente que, si nos sentimos realizados en el trabajo, tenemos ganado un medio importante para alcanzar la propia plenitud.

Un cometido de la escuela debería ser el ayudar a los niños en la introspección y con el autoconocimiento que proporciona, considerar los valores que aporta. El tema de los valores es algo que difícilmente se trata en las escuelas pues se considera que tal función reside en la familia y sus respectivas confesiones religiosas, siendo la función escolar laica, se ocupa de otros asuntos. Por ello no aparecen en las propuestas educativas consideraciones intrínsecas existenciales. La psicología existencial, humanista y transpersonal concibe el ser humano como poseedor de una “esencia” de tipo biológica o propia de la especie, es decir, la propia biología subjetiva. Por otro lado, la especie humana es la única que tiene dificultades para serlo; ya que no tenemos instintos animales inequívocos. Nuestros vestigios instintivos son débiles, sutiles, difíciles de contactar y delicados, donde es preciso adentrarse para descubrirlos, un tipo de biología introspectiva, es decir adentrarse en la identidad del Yo precisa espontaneidad y naturalidad. No obstante, no debemos confundirlo con la impulsividad reactiva de ciertos trastornos de personalidad.

Simultáneamente aparece de un modo instintoide, otro conjunto de capacidades latentes que definimos como talentos o potencialidades específicas y únicas como individuos, aparecen íntimamente entrelazadas o fusionadas con lo anterior; pero en el propio análisis introspectivo la conciencia es capaz de distinguirlo. Para esta labor es útil reducir el ruido mental haciéndonos receptivos y así atender a las tenues y delicadas sugerencias tanto de nuestra naturaleza biológica común como especie como asimismo la intuición e inspiración de nuestra propia peculiaridad (potencial, estilo personal, ritmo propio, nuestros gustos estéticos, nuestros valores, preferencias y en qué dirección va nuestro cuerpo en bienestar, a ver hacia dónde nos conduce todo ello); y, al tiempo, aprender qué significa ser un animal humano como los demás, es decir en qué nos parecemos o somos con los demás.

El enseñar que la vida es preciosa, que sin gozo no valdría la pena vivirla, debe ser un objetivo importante de la educación. Vivir tiene que tener significado, ha de albergar experiencias de gran intensidad que le den valor y la haga merecedora de ser vivida. Las experiencias cumbre son frecuentes en los niños y que el sistema educativo dominante es un eficaz instrumento para malograr estas experiencias e impedir o dificultar su posibilidad; como ejemplo, las clases muy pobladas de alumnos y con muchas asignaturas que obliguen a que el maestro anteponga el orden y silencio al intento de presentar el aprendizaje como una grata experiencia. El maestro se puede presentar como un modo de realización, el cómo ayudar a algo o a alguien, dado que a los niños les satisface ayudar. Sin énfasis en la rigidez organizativa, la creatividad se fomenta. Como la familia transmite a sus hijos modelos de conducta deformados, los maestros sanos se ofrecen como modelos de alegría y auto realización y entonces los niños imitarán a estos últimos. Actitud que se manifiesta en tres aspectos:

A)    * Cuando el educador es fluido, abierto e integrado, resulta mucho más receptivo y participativo que intruso.

B)    * El maestro debe darse cuenta de la persona que es su educando y guiarle o enseñarle a contactar con la persona que es. Nunca acudir a la amenaza, sino creando una atmósfera de aceptación de la naturaleza del niño, así se reduce la ansiedad, el temor y las defensas del mismo. El maestro se interesa por el niño, disfruta de su presencia, su crecimiento y auto realización.

C)      *Concebir como probables la aparición de experiencias cumbre, de modo que así se facilite el que acontezcan, así como experiencias de sobrecogimiento, misterio, asombro o de perfecta consumación como objetivo y recompensa del aprendizaje, que su fin es lo mismo que su inicio.

La educacion intrínseca debe favorecer, contribuir y apoyar que las necesidades básicas del educando estén satisfaciéndose. Cuando las necesidades de seguridad, pertenencia, dignidad, amor, respeto y estima se satisfacen, entonces la criatura puede alcanzar espontáneamente la auto realización.

Alentar como objetivo la conciencia de la belleza y el prodigio que es la vida; puesto que en nuestra cultura actual nos insensibilizamos con gran frecuencia. Vivificamos la cualidad de la experiencia cotidiana cuando imaginamos la muerte inminente propia o de la persona con quien se está.

También hay que evitar los estereotipos y las rutinas, impedir o dificultar el acostumbrarse a cosas y hechos.

Cuando el maestro consigue que el estudiante tome conciencia del encanto y belleza que encierran las materias tales como matemáticas, historia, geografía o filosofía; está aplicando el mejor método de enseñanza.

Es importante el enseñarles la percepción unitiva en los fenómenos y objetos: ser capaces de ser simultáneamente lo temporal y lo eterno, lo sagrado y lo profano; así se predispone a la integración transpersonal de testigo-objeto venidera.


Los educadores deben entender y así enseñar que los controles no son necesariamente represivos. Las personas auto realizadas aplican un tipo de dominio en el cual las variables de control y gratificación se ligan de modo que la experiencia educativa sea más placentera. Como ejemplo ilustrante de ello démonos cuenta de que resulta más agradable comer en una mesa bien dispuesta con una comida bien preparada, aunque disponer todo eso requiera un mayor control y posponer lo impulsivo.

Es importante en la verdadera educación que el educador pueda trascender en sí y en sus educandos los pseudoproblemas (es decir los problemas neuróticos) y enfrentar las problemáticas existenciales de la vida (el mal, el sufrimiento, la miseria, etc.). Maniobra útil para disminuir el poder de la “sombra” y alentar lo existencial y lo altermundista.

Un objetivo más de la educación intrínseca es poder aprender a tener acertadas elecciones, es decir darse cuenta en cierta gama de variables o alternativas, cuál es la que más se ajusta a nuestra autenticidad y entonces elegirla con la certeza que será la más adecuada y gratificante.

Por último, tener presente que, si asumiéramos como objetivo educativo fundamental la toma de conciencia y satisfacción de los “Valores del Ser”, florecería una civilización nueva. Las personas serían más fuertes (es decir capaces de asumir la realidad tanto en sus aspectos favorables como desfavorables), más sanas, más responsables de su propia vida y con un conjunto racional de valores que guíen en la elección; las personas se sentirían motivadas a tomar parte activa en el intento de cambiar la sociedad en la que viven. La progresión hacia la salud psicológica significa también la progresión hacia la paz espiritual y la armonía social. Aquí vemos la simulación de la aplicación de los Cuatro Cuadrantes de Ken Wilber.

Antes de concluir el presente escrito permitidme hacer unas consideraciones que, aunque en algunos aspectos puedan aparecer reiterativas, me resultan muy interesantes de expresar.

Estamos en unos tiempos muy conflictivos, unos tiempos de gran malestar y de desencanto global. Lo impensable ha acontecido, lo inconcebible en un mundo desarrollado nos ha conducido a una situación totalmente distópica que puede amenazar estructurarse en vez de ser coyuntural. Portando, es necesario cuestionarse y revisar lo que nos implica como “seres – humanos -en- el -mundo”.

La epistemología se ocupa de estudiar la naturaleza, el origen y la validez del conocimiento. El conocimiento dominante hoy en día desde la Ilustración es de naturaleza simbólico según Ken Wilber (dualidad entre sujeto y objeto). Es hora de que éste quede complementado por el de tipo transpersonal (no dualidad entre sujeto y objeto). Estos dos modos de saber deben integrarse y complementarse y por ello llegamos a la necesaria demanda de un conocimiento humanista y transpersonal.

 Lo interno, lo intrínseco, es una realidad a la cual se puede acceder, ya lo hemos considerado en este escrito, pero ahora lo miramos desde otra perspectiva. Cuando entramos en estados de ondas cerebrales α (alfa) y θ (theta) nos adentramos en estados de conciencia específicos que producen cambios significativos en el cerebro afectando a muchas de sus funciones como la memoria, la autoconciencia, la empatía, el sosiego, o serenidad, la visualización, creatividad, etc. Lo que significa que ese algo que ocurre en la conciencia produce efectos fisiológicos y contribuye al bienestar personal.

La educación de orientación intrínseca, en conexión con la física cuántica y lo transpersonal ofrece un paradigma alternativo al del materialismo científico y su educación extrínseca. El conocimiento dual y no-dual deben complementarse e integrarse, así se puede lograr la armonía entre razón y corazón y sanar al ser humano actual superando el egoísmo que tanto sufrimiento causa al ser humano.

La Edad Moderna nos trajo el dominio de la racionalidad, y hoy, ésta debe reconciliarse con Nuestra profundidad del Ser, es decir con la espiritualidad, con la sabiduría que cada cual tiene en el Ser a través de la auto realización trascendente. La racionalidad materialista de la edad Moderna ha conducido histórica y sociológicamente a considerar la humanidad como objeto de una ingeniería social y mental por parte de los poderes fácticos, reduciendo al ser humano a un ser manipulable, objetual, y a un pensamiento único neoliberal. Por ello es necesario auto realizarse, contactar con las motivaciones y valores del Ser, conquistar la libertad tanto individual como colectiva asentada en la ética humanista y transpersonal, adquirir un empoderamiento consciente que nos permita alcanzar el propio destino y el de la humanidad, es decir cesar el sufrimiento de las personas por no poder contactar con el genuino sentido de sus vidas. La educación debe ocuparse de la libertad de las nuevas generaciones y de que se empoderen con pleno conocimiento intrínseco y extrínseco de lo que se concibe como realidad; ya que como demuestra J. Grinberg, la realidad de afuera es una ilusión y que la verdadera realidad reside en el interior de cada cual, siento mayor o menor conforme a nuestra capacidad de generar campos neuronales más o menos coherentes y densos de información.

Nuestra cultura y sociedad está enferma, infectada por pseudovalores como la competividad, el deseo de lucro, el individualismo, el afán consumista, la apatía, el sentimiento de vacuidad vital y la corrosiva pérdida del sentido de la vida. Ya hemos visto que el compromiso hacia la auto realización nos permite contactar con el potencial, ya sea latente, de todo ser humano. Una educación que apoye y conduzca a la auto realización debe basarse en el aprendizaje colaborativo, en implicarse en proyectos y en el basado en la resolución de incógnitas y problemas; pero por encima de todo ello, como veremos más delante de mano de J. Grinberg, es necesario hacer de los estudiantes buenas personas que hagan posible que este mundo sea cordialmente habitable, limpio, sin violencia, comprometido con la paz personal y colectiva. Hay que empezar a descubrirse a sí mismo como un potencial humano que debe aflorar y qué mejor medio para ello que la exploración de la conciencia y sus niveles por medio de la meditación. Además, a partir del estado meditativo, el niño puede contactar con unas capacidades que se nos antojan increíbles, aludiendo al manejo de Otra Banda sintérgica fácilmente disponible para los infantes de 6 a 12 años, como la obra de Grinberg presenta y que yo mismo puedo ratificar en mi trabajo con niños. Realmente acontece un cuestionamiento del viejo paradigma psicológico y la emergencia de uno nuevo.

Ken Wilber

Cuando consideramos, dentro de la concepción de los Cuatro Cuadrantes de Ken Wilber, el cuadrante superior derecho (Individual externo= Ello) hacemos contacto con la psicología positivista científica, es decir la observación y estudio objetivo del comportamiento humano, es decir de aquello que está sujeto a la medición y a la sistematización experimental del comportamiento y conducta humana; lo que constituye el reduccionismo psicológico oficial y tradicional.  Cuando se contempla la evolución de la conciencia personal (egoica) a la transpersonal, es decir la expansión de la conciencia desde el “Yo” al “Nosotros” (Nos-otros) =(Yo + los otros) ya completamos los otros tres cuadrantes lográndose superar dicho reduccionismo. Está claro que la actividad psíquica no se ciñe sólo a las manipulaciones sensibles, concretas y fisiológicas, sino que alude a aspectos y fenómenos profundos irreductibles a un patrón mecanicista. La actividad neurofisiológica y endocrina como mecanismos de información y circuitos de gran complejidad, actualmente se contemplan de un modo muy diferente cuando se observa el efecto de los “Campos neuronales” de la Teoría sintérgica y sus implicaciones con la vida y la Lattice como señala Jacobo Grinberg. Ya no hablamos del inconsciente freudiano (Ello = a sombra) y jungniano (Inconsciente colectivo). Hay mucho más que se está descubriendo. La psicología transpersonal es prueba de ello, nació a finales de los años 60 y principios de los 70 por investigaciones de psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas a partir la psicología humanista y sus diversas visiones. Personajes como Abraham Maslow, Stanislav Grof que, ahondando en el potencial latente del Ser Humano, concibieron expandir el marco de la psicología humanista más allá de la atención sobre el yo individual, interesándose por el estudio de la dimensión trascendente de la naturaleza humana y de la existencia, integrando tradiciones filosófico-espirituales extra occidentales.

Desde la postura altermundista y universalista se hace necesaria la presencia de la filosofía como asignatura, tanto occidental como extra occidental; de modo que los educandos adquieran una visión integral de la ciencia y de la profundidad del ser. Del mismo modo que la filosofía escolástica (medieval) supeditó la razón a la fe, la filosofía occidental tradicional (materialista, cientificista) ha sometido la razón al servicio de la fe ciega en el economicismo y los mercados. Por ello incorporar la visión transpersonal devuelve al ser humano a una integridad que supera lo materialista-mecanicista.

A más, hay que educar para la sociedad y el medio ambiente, apuntando a que actualmente se da una hiperconectividad creando lo llamado “Déficit por naturaleza”. Conjunto de afecciones físicas y emocionales causadas por carencia de interacción con la fauna y flora (y no sólo de plantas en jarrón o maceta y de mascotas). Se hace necesaria la interacción con los espacios naturales en el modelo educativo. En suma, la escuela también debe contribuir a potenciar la relación de niños y familia con la Madre Tierra.

 

Significado del Sentido de la Vida 

Antes he anotado que educar es presentar la vida como algo precioso, que hay que aprender a gozarla, pues sin disfrutarla es malograrla; y que vivir tiene que tener significado, ha de contener experiencias enriquecedoras de algún modo que la hagan digna de ser vivida.  


En un sentido preciso y profundo, el sentido de la vida consiste en ir canalizando, actualizando y realizando el potencial personal; en un sentido más general, coincido con Amador Martos al decir que el sentido de la vida está en el amor que profesamos a nuestra familia, amigos, sociedad y comunidad (nacional y planetaria). El nexo de unión entre ambas es que el proceso de auto realización implica el contacto con el Ser y el Deber ser axiológico con su consecuente aporte epistemológico.

Nuestro Ser con su potencial, nuestro sentimiento amoroso al genero humano en su diversidad; es decir el “Yo” y el “Nosotros”. Nuestro sabernos en contacto con la propia humanidad personal y general, nuestro pensarnos así, nuestra razón de ser. Sin embargo, lo que percibimos demasiado a menudo es la esclavitud económica como signo de identidad dentro del sistema capitalista, tantas veces muerto y luego resucitado. Es tiempo de rescatar la razón del tiránico ego plutocrático, un enfermo depredador de la biosfera y noosfera. Ahora me explico revisando algo de historia de la filosofía. Immanuel Kant en sus Tres Críticas diferenció los tres ámbitos del conocimiento moderno. Antes de él René descartes rompió definitivamente con los restos de la mentalidad medieval con “El Discurso del Método” donde separó la razón como medio para el conocimiento de la obediencia al dogma y la fe. Isaac Newton desde la razón ideó la actual física mecanicista. I. Kant entonces diferenció a la ciencia (Razón pura), la profundidad de la identidad de la persona (Razón al Juicio) y a la moral (Razón práctica); pero presentó el temor acerca de que el ser humano estuviera aún en “minoría de edad”, es decir inmaduro, para manejarlas acertadamente en el ensayo “¿Qué es la ilustración?”. A día de hoy este temor de Kant sigue irresuelto y perdurable.

 Así esta diferenciación kantiana entre un mundo racional material, el mundo subjetivo psíquico y el mundo moral; al no poderse integrar personal y culturalmente produce una muy grave enfermedad de impregna todo lo social, intelectual y moral; dado que estamos destruyendo no sólo el mundo, sino también a nosotros mismos. Afecta a nuestro modo de vivir, pensar y amar que actualmente está en manos de los poderes fácticos que se han apropiado del saber científico para perpetuar su ideología de “pensamiento único neoliberal”. Se da una disociación entre razón (mente, yo) y espíritu (nosotros) manifestando un tipo de locura esquizofrénica en la noosfera, W. Reich añadiría que también en la biosfera con las biopatías humanas, que nos conduce a una inminente aniquilación de la actual civilización.

Plutocracia
“El conocimiento es poder” afirma la sentencia. El genuino poder como presenta el chamán Juan Matus en el libro de Carlos Castaneda “Las enseñanzas de Don Juan” es el resultado de una victoria creativa frente a la importancia personal, y, en consecuencia, es algo del todo impersonal que se conquista con la abnegada práctica de la impecabilidad personal (alta integridad sintérgica según Grinberg) y aún así constituye un gran desafío en el que es muy fácil sucumbir si no se está permanentemente en autoacecho. En este supuesto el Poder es Conocimiento y el Conocimiento es Poder. El poder que congrega la plutocracia es una ilusión del mismo, un espejismo. Es ignorancia, es egoísmo de constituir esa “clase elitista” como les gusta denominarse. Puede ser un poder legal, pero humanamente ilícito y amoral, y destruye la libertad. Como el control político, de los medios, de lo financiero y de la ciencia está reunido en las manos de la plutocracia, parasita la presencia y libertad de las gentes. Estas entregan su energía vital y libertad a sus controladores que se ofrecen como referentes y modelos de aspiración, dejando para la población sólo lo que les sirve a sus fines de dominación. Por ello resulta muy interesante darse cuenta y comprender cómo el poder de una minoría ha prevalecido impunemente con cambios cosméticos a través del tiempo en manos del patriarcado y cómo se perpetúa por encima de las eufemísticas democracias representativas. Todo un secuestro de la libertad de los pueblos.

Vivimos en una incesante lucha entre materialismo (la razón pragmática mecanicista) y el idealismo (la razón de lo profundo y subjetivo). En ambos enfoques se encuentran las mismas verdades, solo que esos dos modos de saber e interpretar el mundo son diferentes: el método científico (dualidad entre sujeto-objeto) y el método místico contemplativo (no-dual entre sujeto-objeto). Dos modos interpretativos y de abordaje de la “realidad” antagónicos que el conocimiento cuántico y lo transpersonal aúnan en un revolucionario pensamiento que orienta la razón hacia la espiritualidad. El armamento por manejar contra el moribundo pensamiento occidental consiste en todos los valores del Ser que aparecen con la auto realización trascendente (Amor, Compasión, Solidaridad, Altruismo, Empatía, Conocimiento, Verdad, Belleza, Bondad, Justicia, Paz, Igualdad, etc.).

Vivimos en una sociedad tecnológicamente avanzada, pero no en sapiencia.  En nuestra sociedad, son unos pocos los que piensan por los demás. Han generado un “pensamiento único” y neoliberal, toda una dictadura del imperialismo económico que se autoperpetúa.   Consecuentemente es del todo necesario el surgimiento de una nueva consciencia.

Para ello es de necesidad la aparición y generalización de una “educación transpersonal Integrativa” que resuelva definitivamente la disociación entre los tres enfoques del conocimiento (la ciencia, el Ser, la ética), los reúna en un cuerpo único y posibilite la auto realización de todas las personas en el mundo. De este modo, volviendo al principio de este apartado, la propia vida y la de la sociedad adquiere pleno sentido: “En un sentido preciso y profundo, el sentido de la vida consiste en ir canalizando, actualizando y realizando el potencial personal; en un sentido más general, que el sentido de la vida está en el amor que profesamos a nuestra familia, amigos, sociedad y comunidad (nacional y planetaria). El nexo de unión entre ambas es el proceso de auto realización que implica el contacto con el Ser y el Deber.

La mente como problema

 Hay hoy una revolución en la ciencia. La ciencia tradicional se mantiene en la visión materialista, pero han surgido unos científicos que apoyan y desarrollan un nuevo paradigma científico basado en la supremacía de la conciencia. Ya se va dejando atrás la visión de la mente como pura biología, apareciendo otras interpretaciones con connotaciones cuánticas, la mente en conexión con el universo entero; es decir la conexión de la racionalidad humana y el campo cuántico. Estamos consecuentemente en el inicio de un nuevo camino por explorar.)

Por ejemplo, se ha demostrado que la vida intrauterina humana desarrolla un tipo de memoria de sonidos y palabras maternas (músicas, palabras, etc.) que oyen con frecuencia o que impactan, lo que indica que el aprendizaje se inicia antes del nacimiento. Siendo motivo de alegría si tienen que ver con aconteceres felices o favorables, y también de preocupación si apuntan en sentido contrario.

Esto es algo que he podido comprobar en la experiencia con mi hija. Su madre frecuentemente entonaba una canción de ritmo oriental a lo largo del embarazo; tras el alumbramiento y por largo tiempo sucesivo, producía en la niña un estado de relajado placer y bienestar. Por otra parte, con la técnica regresiva de hipnosis he asistido a regresiones a la etapa fetal y los pacientes han verbalizado impresiones, sentimientos y acontecimientos de tales etapas intrauterinas, luego se ha asentado un tipo de memoria inconsciente que en el estado de conciencia hipnótica se rememora. Asimismo, he asistido a regresiones espontáneas en psicoterapia profunda que, sin necesidad de hipnosis, tales vivencias se han rememorado de modo espontáneo. Todo ello tiene que ver con las modalidades de las frecuencias de las ondas cerebrales a las que he aludido antes; en especial a las ondas alfa y theta (α y θ); ondas que asimismo se producen en adultos en estados tanto de meditación como de hipnosis. Los niños, al nacer viven sumidos en un estado de ondas delta (δ) de 0 a 2 años de edad; luego estas ondas evolucionan a theta (θ) entre los 2 a 5 años y a alfa (α) de 5 a 8 años; a continuación, se va estableciendo lenta y progresivamente el curso de ondas beta (β) que son las habituales en la adultez. En estados de meditación, así como en hipnosis, los adultos acceden a estas ondas (principalmente alfa y theta) pudiéndose en tales estados de conciencia acceder a tal tipo de información; una información que alude al mundo interior profundo. También se producen de forma natural en adultos en los momentos de relajado descanso y cuando se accede al sueño y sus etapas de dormir y estados oníricos.  Son estados de trance que reconectan a vivencias pretéritas prerracionales cuando vivían en estos estados de forma natural.

A la pregunta de cuándo comienza la memoria, respondo que se inicia con la vida y, sin duda, bastante antes del nacimiento. Por ello se puede concebir la vida como una expresión cuántica percibida por la mente humana. Y aún más, aparecen recuerdos muy claros de personalidades pretéritas, conocidas como reencarnaciones, estudiados por serios investigadores de psiquiatría mediante terapia regresiva a vidas pasadas, entre quienes destacan Brian Weiss y Michael Newton; y entre otros, este humilde servidor cuando recurre a estas modalidades psicoterapéuticas; con ello se aborda la reencarnación de un modo científico demostrando que hay en el ser humano un componente energético y consciente que permanece activo, en existencia, tras la muerte organísmica. Ya se llame espíritu o alma. Y que no es mera intuición o creencias y dogmas religiosos como se afanan en explicar los materialistas cientificistas. En esta dirección asimismo apunta las apreciaciones de Garnier ya citado anteriormente.

Otro aspecto a considerar tiene que ver con los muy numerosos testimonios de experiencias cercanas a la muerte (E.C.M.), se trata de percepciones narradas por personas que han estado a punto de morir o que han pasado por una muerte clínica y han sobrevivido. Los fenómenos que relatan son experiencias fuera del cuerpo, incremento de la percepción sensorial, emociones intensas, sentido de alteración del tiempo y del espacio, viaje hacia o a través de un túnel, visión de luz brillante y de paisajes paradisiacos, encuentros con familiares o amistades fallecidas, figuras religiosas, etc., revisión de la vida, aprendizaje de un conocimiento especial, encuentro con una barrera o límite y regreso voluntario o involuntario al cuerpo físico.

Si el Ser humano es una distorsión precisa del Campo Cuántico, hay una parte del mismo que permanece en conexión con su origen multidimensional, lo que nos recuerda nuevamente a Jean-Pierre Garnier Malet y nos remite nuevamente a las investigaciones del prestigioso psicofisiólogo Jacobo Grinberg.

Todo lo dicho nos demuestra fuera de toda duda que el mundo interno y profundo de las personas está conectado con el mundo externo. Estamos habituados a saber de ello por medio de tradiciones espirituales como el hinduismo, budismo, taoísmo y chamanismo, entre otros; pero hoy en día es incuestionable que hay una correlación entre estos saberes de tipo filosófico-espiritual y el estudio riguroso en Occidente, a pesar de que el Occidente posmoderno presenta como dogma científico que nada es posible que no sea por mecánica natural y claramente analizable y medible; es decir sujeto al estudio experimental de laboratorio; por lo cual gran parte de lo que nuestra propia tradición manifiesta en forma de filosofía (metafísica, idealismo, existencialismo, ontología, etc.) queda dentro de lo no real y epistemológico aunque pueda pensarse en ello. La cuestión es que la ciencia ignora o niega lo que no puede explicar mediante la aplicación de la concepción de la física newtoniana, pero esto no significa que no exista; simplemente lo considera externo a su saber y por lo tanto sospechoso de “no-real”; entonces muestra escepticismo, cuando no desprecio, y lo califica de especulaciones místicas, esotéricas, de pensamiento mágico e ilusorio.

Creo oportuno en este momento definir el término espiritual tal como lo concibo. Espiritual es la concepción de que todo es algún tipo de energía, un tipo se organiza conformando la materia (partículas-átomos-moléculas), otra se organiza en fenómenos físicos como campos gravitatorios y electromagnéticos, otra tipología como generadora y sustentadora de vida (como es el concepto reichiano de orgón-biones-organismos unicelulares), otra tipología como información y consciencia. Todo ello íntimamente ligado entre sí de forma holoárquica; emanando como microdistorsiones y macrodistorsiones de la Estructura del Campo Cuántico o Lattice como lo denomina Grinberg en su teoría sintérgica. Espiritualidad es la concepción y también sensación y sentimiento de pertenencia a algo mucho mayor que nos trasciende y de lo cual formamos parte. Puede denominarse de muchas maneras: Dios, Fuente, Gran Misterio, Lattice, Estructura Cuántica del espacio tiempo, Uno, etc. Fenómenos experienciables que se superponen y aúnan configurando nuestra identidad personal y nos reúne como colectivo humano, planetario, solar, galáctico cósmico y universal en diversos estados dimensionales, o, mejor dicho, multidimensionales; donde la noción del tiempo pierde su significado porque o deja de ser lineal o se convierte en cíclico, e incluso pierde su significado.

 En lo espiritual ocurre como en los procesos primarios creativos y las experiencias cumbres, ya no se puede hablar de mente, de razón, sino de conciencia y sus modalidades o variantes al expandirse o contraerse. Es el darse cuenta, experienciar un fenómeno y apreciar su efecto transformador. La razón, el pensar exige alguien que piensa (el yo) y algo pensado (el objeto) y se establece la relación “Sujeto-objeto”, “observador-observado”; es decir un dualismo. En estas experiencias de tipo primario y de conciencia expandida (y no solamente por efecto de drogas psicodélicas) esta dualidad desaparece, convirtiéndose en una unidad (La No-Dualidad) donde el observador y lo observado es exactamente lo mismo, es decir la profundidad del Ser. Algunas de estas experiencias son declaradas éxtasis y místicas. Y todos, en forma esporádica o no, hemos participado de ellas. Manifiestan asombro, maravilla, sorpresa inesperada resultando siempre transformadoras. Es decir, irrumpen en nuestra realidad y la cambian desde dentro afuera. A esto le denomino espiritual y, además, trasciende al materialismo mecanicista y al propio yo al producirse esta vivencia, esta experiencia de unidad con todo cuanto existe sea la fisiosfera, la biosfera, la noosfera y la teosfera o ámbito cuántico. Es el fluir de energía-consciencia, se le llama espíritu al concebirlo de forma global y se le denomina alma en su manifestación personal humana; aunque prefiero denominarlo, aunque resulte más largo “Todo lo que soy”.

Así, pues, la espiritualidad forma parte de la realidad existencial, fenomenológica y funcional y no es patrimonio único de la religión que lo transforma en algo dogmático, mítico y aún mágico.

Desde mi punto de vista se da consecuentemente un racionalismo (proceso secundario) al tratar de darle un sentido y, por ello, se habla de racionalismo espiritual o transpersonal; también se le denomina transracional.

Ya hemos visto que el proceso de auto realización conduce al contacto con el Ser y tiene un componente valorativo (Valores del Ser). Aquí Ser y Deber-ser se funden. Entonces lo motivacional y lo valorativo van unidos y con la conciencia de unidad (no-dualidad) aparecen metamotivaciones con sus metavalores que expongo en el post Prehumanismo, Humanismo y Auto realización en el 5º apartado (Situación humana desde el punto de vista del individuo auto realizado trascendente. Allí en el ítem 22 esbozo de forma telegráfica lo que en este post expongo con amplitud. Puede ser útil en este punto que el lector acuda nuevamente a él.

Llegados a este punto hay que aspirar a que la educación se ocupe inicialmente de la auto realización desde la propia infancia favoreciendo en que su meta es el lograr que las futuras generaciones no sólo aspiren a la auto realización, sino que la experiencien en su proceso. Por ello hay que hacer relevancia en lo que Ken Wilber expone en su obra como concepción transpersonal en lo filosófico y psicológico. Porque el nuevo ser humano debe ser consciente y vivir conforme a la asunción de los “Cuatro Cuadrantes”, y tratar de hacerlo efectivo en su praxis de vida. El Yo como función (Interioridad, contacto con el Ser, consciencia de su potencial). El Yo conductual (Ello personal) como comportamiento, conducta. El Nosotros Interior (contenidos culturales, relaciones, alteridad, altermundismo). Y el Nosotros como estructura (Sociología transpersonal, instituciones transpersonales). En lo personal-individual, lo funcional, lo necesario, la auto realización; La expresión de lo mismo de modo formal (integridad, veracidad, impecabilidad en comunicación y acción). La función en lo colectivo (el Nosotros, la cultura en continua transformación creativa y su estructura en las instituciones de la nueva humanidad que abraza e incluye no sólo al género humano, sino al conjunto de la biosfera, noosfera y teosfera; es decir, el concepto de J. Grinberg del Hipercampo extendido planetario y cósmico.

Llegados aquí es útil incorporar las experiencias educativas exploradas por J. Grinberg, ya plenamente transpersonales y cuánticas en relación con lo que él denominó VEO (Visión extra ocular) y que yo prefiero denominar VES (Visión extra sensorial) en la infancia; y la Educación directa en la que los niños exploran el conocimiento como propia experiencia, en forma de extractos del libro “El Fluir en el Sin Yo”.

Jacobo Grinberg en el capítulo I del libro “Fluir en el Sin Yo” titulado “Educación para la nueva era” nos refiere a la experiencia educativa con los niños del Instituto Torres Quintero de la ciudad de Toluca, en México. A resultas de una experiencia previa educativa que resultó poco satisfactoria, esta vez, Grinberg hace partícipes a los padres de su propuesta, “participándoles de la necesidad de que sus hijos aprendiesen técnicas para convertirse en sus propios guías y maestros, ya que pronto sobrepasarían a todos sus mentores.” Les explicó que en la educación convencional el conocimiento se imparte desde fuera, pero no se hace énfasis ni tampoco existe interés en enseñar a aprender; justo la misma problemática que se considera en el presente post. Grinberg les dice: “Si se lograra impartir conocimientos y simultáneamente activar la guía y el maestro que todos llevamos dentro, este último señalaría el camino adecuado”. El objetivo era “Aprender a aprender”. El trabajo lo realizó con niños de 9 a 12 años.

La experiencia la inició bajo la premisa de “aprender de uno mismo significa tener la capacidad de observarse y de deducir, a partir de la observación, el estado en el cual funcionamos y lo que necesitamos corregir del mismo”. Consecuentemente la herramienta fundamental para conseguirlo era la capacidad de “concentración”.

Les propuso una modalidad meditativa ajustada a ellos en la que, de pie estáticos, con los ojos cerrados, se concentraban en la respiración inicialmente, continuaban seguidamente sintiendo las distintas partes de sus cuerpos y sus tensiones, seguidamente les propuso gritar y brincar exteriorizando las tensiones que pudieran albergar para seguidamente volver a conectar con el cuerpo y sus posibles cambios internos. Seguidamente se verbalizaba.

El siguiente paso consistía en relajarse tendidos boca arriba, ya les había explicado que era posible cambiar la ubicación del “observador” pudiéndose colocar incluso fuera del cuerpo, explicándoles que tal cosa no era asunto de magia, sino algo accesible para todas las personas, solo que a los adultos se les había olvidado su existencia.

 Grinberg les dijo: “La escuela debía enseñar a aprender a conocernos desde dentro, a observarnos, a volvernos nuestros propios maestros, a desarrollar todo nuestro potencial, pero ahora raramente sucedía y ahora lo íbamos a intentar”.

Así relajados empezaron a observar sus cuerpos haciendo énfasis en que para que la observación sea eficaz debe ir acompañada de “aceptación”. “Sin aceptación, la observación no cumple su propósito y éste es conocer la realidad tal y como es tanto en nuestros cuerpos y procesos internos como la del entorno” (…) “Por ello si se quiere transformar algo, primero es necesario aceptarlo y amarlo tal cual es”. Les pidió a los niños que observaran todo su cuerpo como una unidad, anotando que lo consiguieron sin ningún esfuerzo.

Colocando el observador de forma extracorporal, les sugirió que observaran el salón en el que se encontraban y que localizando una ventana salieran afuera elevándose sobre la escuela, a través del cielo y después del espacio estrellado observando el propio Planeta Tierra. Seguidamente les pidió regresar y verbalizar la experiencia.

La experiencia les había cautivado tanto que tales niños se sintieron verdaderamente motivados a investigar y obtener respuestas a sus propias preguntas que plantearon a sus propios maestros

Seguidamente les aplicó a los niños la experiencia del “Conocimiento directo”. Les indicó que por medio de un procedimiento concreto se podía conocer lo que desearan, ya fuera una flor, el agua, las nubes, alguno de sus órganos internos, los insectos, etc. Lo que desearan. Una vez decidido lo deseado, debían concentrarse observándolo con plena atención …”hasta que sólo el objeto existiera en su conciencia”. Les indicó que, al cabo de un tiempo, si mantenían la observación atenta, se fundirían con el objeto convirtiéndose en él. Tal experiencia también la realizaron exitosamente y les entusiasmó.

El paso siguiente fue enseñarles a meditar desde la perspectiva del observador: “Les dije que meditar era concentrarse en un objeto y que la técnica era más valiosa mientras más sutil fuese el objeto de observación”; indicándoles que lo más valioso sería meditar sobre uno mismo para llegar a saber “quienes somos”. Era una versión infantil de Vipassana.

Poco después, en otras sesiones les introdujo en la práctica de la “Visión extra ocular” (VEO). Como he dicho anteriormente, yo prefiero denominarla “Visión extra sensorial” (VES). Consiste en activar la capacidad de ver cualquier imagen del ambiente sin utilizar los ojos, a través de ciertas partes del cuerpo; empezando por los dedos y las manos y luego generalizándolo en ciertas áreas del rostro e incluso de el cuerpo (como los pies). Así se logra percibir visualmente como en la visión ordinaria, pero con múltiples ventajas, pues el ángulo de visión es mucho más amplio y queda libre de las limitaciones propias de los ojos (Ej. Miopía, estrabismos, etc.). 

Esta es una práctica que vengo realizando desde ya hace algunos años con niños a partir de 6 años con la colaboración y participación de los padres. Su objetivo es poner en funcionamiento otra “Banda sintérgica” en paralelo a la “Banda sintérgica ordinaria” y así poder posibilitar la exploración e integración las nuevas posibilidades perceptivas accesibles. Hasta hoy he comprobado que, si se utiliza con regularidad, esta capacidad se mantiene en la adolescencia y posiblemente prosiga durante la adultez, pero para ello aún se precisa de algunos años de seguimiento.

No voy a exponer su técnica aquí. En la obra de Jacobo Grinberg ya se describe con detalle y asimismo sus logros.

Queda claro que, con estos procedimientos, en caso de ser considerados e integrados en un currículum escolar, los maestros dejan de cumplir las funciones tradicionales de transmisión de contenidos e información extrínseca y se convierten en facilitadores de respuestas a las cuestiones que sus alumnos les plantean a raíz de sus propias experiencias, curiosidad y deseos de saber. Unas temáticas se asocian a otras de modo que lo intrínseco es la motivación y el maestro lo aprovecha para aportar recursos, respuestas y asociaciones. Es el genuino centro de interés para el proyecto de aprendizaje. El maestro improvisa según las demandas de los alumnos, pero tiene claro qué contenidos aportar en el proyecto, tan sólo aprovecha la demanda oportuna para interconectar experiencias y contenidos. El maestro apoya y satisface el deseo de explorar y conocer de los propios niños en una dinámica en la que la auto realización es el objetivo y motor del proceso de aprendizaje. Desde la colaboración y comunicación del Yo y el Ser hace que estos niños descubran en sí los valores humanistas, altermundistas y transpersonales que hacen posible una nueva cultura y sociedad; una humanidad propia de una nueva Era de la Civilización.


Reseñas bibliográficas:

Abraham Maslow “La personalidad creadora” Kairos 1982

Abraham Maslow "El hombre auto realizado" Kairos 1982

Amador Martos  “Capitalismo y conciencia” 2017

Amador Martos  "Educación cuántica" 2015

Ken Wilber “Sexo, Ecología, Espiritualidad” Gaia.

Ken Wilber "Breve historia de todas las cosas" Kairos 1998

Carlos Castaneda “Las enseñanzas de Don Juan” Fondo Cultura Económica

Wilhelm Reich “La Función del Orgasmo” Paidós

Xavier Serrano "Los niños del futuro" Oct.1996 WWWcop.es/colegio de psicólogos 141.

Michael Newton “El Viaje de la Almas” Arkano Books 2015

Jacobo Grinberg Zylberbaum “La Teoría Sintérgica” INPEC 1991, Mexico.

Jacobo Grinberg Zylberbaum " El Fluir en el Sin Yo" Ediciones B. México S.A.1991

Jean-Pierre Garnier Malet "Cambia tu futuro por las aperturas temporales" Corine Leblanc Editions.

Ernesto Cabeza Salamó "Aproximación ontoenergética al nacimiento"https://cepsiblog.blogspot.com/2012/06/aproximacion-ontoenergetica-al.html

Ernesto Cabeza Salamó  "Visión Extra sensorial"   https://cepsiblog.blogspot.com/2018/04/la-vision-extra-sensorial-ves.html

Ernesto Cabeza Salamó "Visión Extra sensorial y psicología". https://cepsiblog.blogspot.com/2018/04/la-vision-extra-sensorial-y-psicologia.html

Ernesto Cabeza Salamó "Visión Extra sensorial, Educación y Prevención de la salud". https://cepsiblog.blogspot.com/2018/04/vision-extra-sensorial-educacion-y.html









Ernesto Cabeza Salamó a Dos de enero de 2022.








lunes, 3 de enero de 2022

EDUCACIÓN AUTO REALIZADORA TRASCENDENTE 1ª Parte. EDUCACIÓN INTEGRATIVA TRANSPERSONAL.


 EDUCACIÓN AUTO REALIZADORA TRASCENDENTE 1ª Parte.

EDUCACIÓN INTEGRATIVA TRANSPERSONAL

“NUEVO PARADIGMA DE EDUCACIÓN TRANSPERSONAL”


Escrito 12 de la serie “Nuevo humanismo”.

El ser humano es un misterio y es, asimismo, insondable.

Sin duda es un organismo biológico, compartiendo con el resto de los de los mamíferos estructuras biológicas y fisiológicas comunes; lo que lo diferencia de sus allegados más próximos, los simios, es una mayor predominancia y complejidad cerebral, una disposición corporal bípeda que le posibilita aplicar la capacidad de transformar su mundo físico y generar cultura y sociedad. Lo distintivo no material es la compleja capacidad de darse cuenta de sí mismo, de su mortalidad y crear condiciones artificiales que le permitan modificar la realidad ajustándola a sus necesidades y motivaciones, a más de una capacidad de análisis e integración psíquica y su expresión como comunicación altamente rica en multitud de aspectos. Por ello se le suele considerar dual, como poseedor de una capacidad mental en evolución y que se asocia o en simbiosis con un cuerpo especializado para procesarla y aplicarla en su provecho. 

En el ámbito religioso, a tal dualidad, se la define como alma y cuerpo, siendo el cuerpo su parte instintiva y salvaje; y con el alma obtiene conciencia y dominio sobre su vida, relaciones y poder transformador aplicado al medio ambiente. La concepción actual desde el punto de vista de la ciencia es de pleno escepticismo al “alma” como creación espiritual, considerando a ésta como una metáfora que contiene el conjunto de sus capacidades cognitivas y de autorregulación; la ciencia oficial considera que tales poderes cognitivos tienen en su complejidad es una función altamente sofisticada debida a relaciones, interconexiones y procesos entrelazados hipercomplejos de sus posibilidades biológicas, a las que investigar tratando de descubrirlas, establecer sus leyes y así lograr conocerlas y definirlas; es decir, poseer su secreto, conocer su naturaleza y poder conocer sus leyes científico-naturales de necesario cumplimiento como ocurre en todas las disciplinas científicas de la naturaleza. El objetivo de la ciencia es descubrir los imperativos necesarios y así obtener dominio en su aplicación práctica a través de la tecnología. Es decir, su capacidad de manejo y manipulación y con ello demostrar que se trata de la aplicación compleja de unas leyes naturales deterministas, con lo que se puede experimentar y corregir sus errores o fallos estructurales mediante la aplicación tecnológica. Así el ser Humano deviene en un tipo de máquina biológica que se auto conoce y conoce las leyes que la determina. La fisiología y la psicofisiología junto con la biología intentan desvelar tal secreto aún oculto alcanzando, objetivamente, hasta lo más básico y elemental de su bioquímica y micro fisiología. Empeño que alcanza lo más profundo de las interrelaciones de los componentes de su genoma y hasta aquí se ha llegado. Más allá hay moléculas, átomos y partículas subatómicas; el mismo resultado que se da en el análisis último de la materia. Alcanzando las partículas constitutivas de los átomos ya nos encontramos con lo inconcebible. Estas partículas logradas a partir del análisis material se comportan de un modo insospechado, pues son materia y al tiempo energía (materiales e inmateriales). Y todo un universo de aspectos desconocidos se abren con la llamada “Física Cuántica”, donde se concibe que lo que llamamos “Mundo material” es simplemente una apariencia, una variable de posibilidad. Lo material, en esencia es pura energía. Entonces el secreto misterio de lo humano, además de ser un misterio como manifestación física y orgánico-corporal, muestra unas manifestaciones energéticas cuyas explicaciones, conocimiento y comprensión desafía los intentos de definirlas y aislarlas para su estudio analítico de laboratorio. Eso que se llama consciencia tiene diversas variables y se comporta de un modo inabarcable e interactúa con la misma física cuántica. Con esto, la imagen del Ser humano deviene en el mismo misterio que hace posible la existencia del mundo tridimensional-temporal. ¿Qué hubo antes del Big Bang? Si de allí y en ese instante se originó o creó nuestro Universo, ¿a qué obedece que apareciese dando lugar al espacio-tiempo? Si la ley dice que la energía ni se crea ni se destruye, entonces ¿cómo se puede afirmar que se originó con una maravillosa explosión? ¿de qué y de dónde? Algo debía preexistir incluso a la forma de energía. Lo que apunta a lo incognoscible multidimensional y atemporal, previo a lo temporal y sujeto por ello a campos gravitatorios y electromagnéticos.

Jacobo Grinberg

Jacobo Grinberg, con la creación de la Teoría Sintérgica lo llama Lattice y no asegura que sea el último eslabón, podría existir algo que la preceda y haga posible su existencia.

Así nos vemos, somos seres humanos, insignificantes seres autoconscientes que miramos con asombro y maravilla el Universo de estrellas y galaxias con su incognoscible misterio, que miramos, asimismo, las ondas-corpusculares que dan lugar a la materia en lo más asombrosamente oculto del análisis microscópico de la materia que nos constituye, y con una inefable humildad contemplamos el misterio que se nos plantea al explorar la propia consciencia que nos posibilita la propia identidad. Lo macroscópico, lo microscópico, la consciencia y el misterio de su asociación con el tiempo. Todos estos aspectos se reúnen y fusionan en esta humilde expresión autoconsciente que somos cada uno de nosotros, así como lo trascendente, inefable e incognoscible que hay en nuestro misterio personal y colectivo como especie. ¡El misterio de la vida y la consciencia! Situados en este punto ya estamos en lo inconmensurable propio de lo que se llama en la tradición filosófica occidental la “Filosofía Perenne”.

Al observar el impulso vital humano llegamos a darnos cuenta que cualquier manifestación del mismo muestra un espectro trino: El afecto o amor, la acción y el conocimiento (curiosidad, deseos de saber); a partir de este espectro trino nos manifestamos con todo un asombroso potencial de autodescubrimiento y auto realización. Ya Wilhem Reich lo presentó en su emblemática expresión: “Amor, trabajo (acción) y conocimiento son las fuentes de la vida, por lo tanto, deben gobernarla”.

El conocimiento, el impulso de saber y conocer es un continuo plantear preguntas y tratar de darles la mejor respuesta posible, persigue la verdad accesible en un momento presente; su aplicación como razón apunta a lo pragmático (conocimiento natural-científico) y a lo profundo del Yo y del Ser, a lo que no se puede llegar con el enfoque pragmático, sino con el conocimiento debido a la introspección, contemplación de nuestro potencial interno y el cuestionarse temas como el “Propio sentido de la vida”. Así hay la verdad objetiva mediante la investigación científica (procedente de scientia; “saber”) y la verdad subjetiva e íntima de lo que se ocupa la psicología profunda y también la filosofía de lo llamado “lo perenne”. Las grandes preguntas que el humano se viene realizando desde que adquirió la consciencia. 

La acción, nuestra actividad ante los incontables estímulos que nos brinda el mundo (en amplio sentido); a él nos dirigimos con curiosidad para vivirlo, experienciarlo, gozarlo y transformarlo a condiciones más favorables o rechazarlo, resistirse y protegerse conforme a lo placentero que nos atrae y lo que suscita displacer o temor tratando de evitarlo como cercanía o contacto, o combatirlo si no hay otra opción.

El amor, la fuerza atractora que desea el contacto y la fusión con placer; todo aquello que gozamos y consideramos “bueno”. El placer que exhibe es tanto para recibirlo sintiéndonos merecedores como para ofrecerlo, pues tan gozoso y feliz es entregar el afecto como recibirlo. Estar abiertos para ofrecerlo y recibirlo.

A partir de aquí, en su mutua interacción en lo personal, cultural y social, surgen conclusiones interesantes. La interacción del amor con la acción nos muestra la función que llamamos Salud; la interacción entre amor y conocimiento nos muestra la Educación; y la interacción de conocimiento y acción nos presenta la cultura. Así entendemos salud como lo resultante de aquello que amamos en la manifestación de nuestra presencia; nuestro amor en acción, nuestro vigor expresivo que fluye en óptimas condiciones como salud; el conocimiento como resultante de nuestras experiencias vitales, nuestros logros colectivos resultantes de nuestras acciones transformadoras sobre nuestro mundo aparece como cultura de un colectivo humano; y la interacción entre el amor y el conocimiento da lugar a la educación que ofrecemos a las generaciones  que nos suceden en la colectividad. Así, la salud, la educación y la cultura dan presencia a las estructuras dentro de las cuales vivimos y son fruto de nuestra creatividad colectiva (el “Nosotros” de Ken Wilber). Estas dos propuestas trinas en lo personal individual (amor-acción-conocimiento) y colectivo (salud-cultura-educación) también muestran el principio trino de la filosofía de I. Kant como el “Yo”, el “Ello” y el “Nosotros”; la profundidad de nuestro psiquismo, la naturaleza objetiva del mundo en que vivimos y nuestra naturaleza moral o ética en nuestras relaciones; todo ello sujeto a su “imperativo categórico” que se puede asimilar al amor y la compasión.

Desde este punto de vista todas las estructuras e instituciones que creamos proceden de las interacciones antedichas. De la salud y sus distorsiones se ocupa la medicina, cuyo fin es restaurar la salud o, al menos, mitigar el sufrimiento si ésta ya se encuentra muy deteriorada; no es una disciplina mecánica sino multifacética, resultado de la interacción de diversidad de variables internas, externas y relacionales.

Cultura

Podemos decir que la cultura es la actualización en el presente de todo aquello que creemos verdadero y valioso obtenido del esfuerzo por conocer y la acción de transformar el entorno en algo más favorable para el colectivo. Es una información común compartida que nos reúne constituyendo una identidad conjunta y compartida, el logro obtenido de la búsqueda de respuestas y adaptaciones compartidas ante el medio y el modo de interacción de los integrantes del colectivo. Es un modo de ser del colectivo basado en la interdependencia de necesidades y motivaciones surgidas del apoyo mutuo y la convivencia, ya sea por lazos familiares, amistosas, de vecindario, de comunidad, de nación. La cultura es una actualización de los logros conseguidos que generan estructuras, rituales e instituciones para canalizarlos; a este conjunto formal y estructural le llamamos sociedad. La cultura da presencia a una identidad compartida dramatizándola por medio de rituales ya sean elaborados o no. La cultura tiende a asentarse y si esta tendencia es fuerte la deviene en conservadora; si resulta flexible, se adapta continuamente a las nuevas necesidades y desafíos que la naturaleza, sus pobladores y el conocimiento propone. Por ello siempre se encuentra en el devenir trascendiéndose a pesar de su deseo conservador. Cuando se fosiliza bloquea y corta la espontaneidad y libertad de sus miembros integrantes.

La educación es la transmisión del saber y creencias significativas compartidas en una etapa dada. Educar es transmitir aquello que valoramos y nos define a las nuevas generaciones que nos suceden. A aquello que amamos por constituir nuestra verdad lo transmitimos a nuestros descendientes también amados. Es la base sobre la cual se construye el indagar y mejorar las condiciones y logros obtenidos. Hay, pues, un aspecto educativo externo y otro interno. Una información útil y práctica y el preparar el relevo generacional en el que cada cual de los educandos descubra y tome consciencia de qué potencial cuenta y cómo se manifiesta por el bien de la colectividad, primero incidiendo en la cultura y consecuentemente mejorando con ajustes la estructura de la sociedad.

Si el enfoque cultural es inmovilista, entonces el aspecto instructor cobrará énfasis tratando de minimizar su cuestionamiento y el riesgo de cambios. Justo esto es lo que ha acontecido y acontece con nuestra civilización occidental. La globalización y los movimientos migratorios resulta en una amenaza a su estatus, en gran parte por estar supeditada a intereses plutocráticos neoliberales.

Entendiendo al ser humano como interacción de fenómenos energéticos; podemos comprender, aunque nos resulte chocante y nos produzca disonancia respecto a lo establecido como saber oficial, que constituimos una macrodistorsión de la Lattice en un doble sentido; por un lado como distorsión que participa de las formulaciones de la física (leyes de la termodinámica y de participación en los campos de gravitación y de electromagnetismo) y, por otro, una distorsión cuyas características permanecen aún ignotas por cuanto se escapan al criterio anterior y se resumen en la energía que constituye la propia vida y su forma de consciencia; estas dos distorsiones se superponen dando lugar a nuestra manifestación existencial. ¿Se trata de la nueva manifestación de la dualidad? Jacobo Grinberg en sus obras y experimentos demuestra científicamente como la consciencia tiene diversas gradaciones de menor a mayor sintergia, lo que significa desde una débil a una fuerte resonancia con la Lattice; mientras que la distorsión conforme a las leyes de la física trata de reflejar, en su complejidad, una réplica de la propia Lattice cada vez más afinada evolutivamente. Aquí se pone de manifiesto la complementariedad y mutua necesidad de ambas macrodistorsiones. Una constituye la el aspecto funcional de la emanación de la Lattice y, la otra, el aspecto estructural. Toda función tiene algo de estructura y toda estructura participa de su necesidad funcional. Son necesariamente inseparables en su proceso activo de manifestación. Así como J. Grinberg llega a tales descubrimientos, también hay diversos investigadores dentro de la física cuántica que llegan a conclusiones parejas y relacionadas altamente asombrosas. Obsérvese que sus descubrimientos se asemejan y corresponden a intuiciones y conocimientos ontológicos y filosóficos de numerosas tradiciones espirituales del mundo.

Alejándonos de la visión egocéntrica de la epistemología occidental, la filosofía y psicología transpersonal trata de integrar las diversas epistemologías no occidentales. Por ello es plenamente comprensible que pensadores como Amador Martos decida llamar abiertamente al nuevo paradigma educativo como “Educación cuántica”. Yo prefiero denominarla simplemente “Educación integrativa transpersonal” (EIT), pues integra diversas aportaciones que favorecen que el educando pueda acceder a su realidad cognoscible y actualizarla generando el estilo propio de exteriorización del sentido de su vida. De todas formas, esta dualidad manifestada en el ser humano puede ser trascendida por el propio ser humano cuando su consciencia se adentra más allá de lo existencial en lo transpersonal. Por ello intentar explicarlo cuesta tanto pues hay unos presupuestos que deben alcanzarse de expansión de consciencia para hacerse accesible a su comprensión; se trata de la superación de la dicotomía sujeto-objeto en su fusión plena. Para quienes no alcanzan este punto de expansión de la consciencia, este misterio es irresoluble. Incluso Michael Newton, al reportar los testimonios álmicos, no logra precisar la respuesta a esta dicotomía; la razón de ello es que esa información queda reservada por no situarse, en sus textos, en tal estado de expansión consciencial y por ello no logra el pleno acceso a la misma; quizá en su esfuerzo de hacer llegar sus reportes a la generalidad de sus posibles lectores.

ken Wilber

Aun cuando no se logre la integración personal de la unificación trascendente entre sujeto-objeto, démosla como premisa en el posicionamiento de la consciencia expandida transpersonal. Es Jacobo Grinberg y el propio Ken Wilber quienes lo manejan con mejor eficacia. Para ellos no se trata de algo teórico, sino vivencial.

El pretender que este posicionamiento es un objetivo de gran importancia en el nuevo paradigma educativo no excluye el que muchos de quienes lo postulan como necesario, se encuentren ya en este estado expansivo consciencial. El propio A. Maslow lo presenta como efectivo en el nivel más elevado de su escala de auto realización trascendente, pero él tampoco se incluye en él al concluir su obra en fase póstuma. Y si lo consiguió, no lo atestigua. Así, pues, es una labor por emprender por los educadores para con las nuevas generaciones sabiendo que ellos mismos, quizás, aún no puedan experienciarlo. Tal sucede asimismo con el fenómeno VES (visión extra sensorial), que se puede activar en niños y guiarles, aunque sus educadores no lo hayan alcanzado en su experiencia personal. 

La fase de fusión sujeto-objeto, es un estado de logro evolutivo de la consciencia humana  poco accesible hoy por hoy, pero en ciertos individuos (muy escasos) presente (auto realizados trascendentes). Por ello es asumible como objetivo para futuras generaciones, a pesar de que los actuales adultos no lo hayan alcanzado y acaso no lo alcancen debido, en gran parte, a la estructura personal, cultural y social que lo dificulta e impide en el modelo actual vigente de paradigma positivo materialista.

La actual aspiración y vivencia espiritual se encuentra hoy en día en vivencias existenciales y de “centauro” en un cierto número de personas, luchando por asentarlo e integrarlo en la consciencia, tratando de sanarse y liberarse de lastres de estadios previos que actúan como obstáculos y de todo ello debe ocuparse asimismo la propuesta del nuevo paradigma educativo y civilizatorio.

Según Wilber, alcanzar la integración experiencial de la dialéctica sujeto-objeto significa realizar el “Nosotros” en armonía con el “Ser auto realizante”, y con ello alcanzar el “Altermundismo”, ya no sólo como un objetivo y logro teórico, sino como parte de la eutopía vivenciada conforme al paradigma aún hoy más teórico que factual. Visualizarlo y aspirar a su realización, aun cuando en la mayoría no sea una experiencia vivida, no disminuye en nada su valor. No en vano estamos construyendo un mundo mejor y auto realizado para quienes nos tomarán el relevo generacional. Es parte del “Deber Ser” y entonces el “Deber Ser” y el “Ser” será realidad.

Hago referencia al escrito publicado hace algunos meses en cepsiblog titulado “Prehumanismo, Humanismo, Auto realización” en el apartado E: “Situación humana desde el punto de vista del individuo auto realizado trascendente”.  Véanse nuevamente los 26 ítems allí expuestos. 


Lo que tanto para mí como para A. Maslow viene expuesto bajo el término “Holismo”, y que K. Wilber expresa con el Séptimo nivel o “Psíquico”, incluyendo la plena vigencia e integración de sus “Cuatro Cuadrantes”.

Cito a Wilber: “Cada sociedad dispone un determinado centro de gravedad podríamos decir, en torno al cual gravitan la ética, las normas, las reglas, las instituciones básicas de esa cultura, un centro de gravedad, y proporciona la cohesión cultural y la integración social característica de esa sociedad concreta” (Cuadrantes Inferiores).

“Ese centro de gravedad cultural actúa como una especie de imán sobre el desarrollo individual, de manera que, si usted se halla por debajo del nivel promedio, el centro de gravedad tenderá a impulsarle hacia arriba, mientras que si, por el contrario, intenta elevarse por encima de él, tendera a dificultar el ascenso. (…) A partir de ese momento, el desarrollo dependerá del esfuerzo y de la suerte porque será necesario vencer la resistencia de ese imán que dificulta el ascenso.” (ken Wilber” Breve historia de todas las cosas Pag.192, Ed. Kairós 1998).

Consiguiéndose el estadio de centauro, el yo observador puede, en un sentido amplio, atestiguar o experimentar la mente y el cuerpo, lo que significa que está comenzando a trascenderlos. Y con este proceso evolutivo de la conciencia, ésta despliega cada vez mayor profundidad; lo equivalente en sintergia a mayor integridad y cohesión neuroalgorítmica con el consecuente incremento del campo neuronal; o una mayor elevación del Yo observador (El Testigo, la conciencia pura); o una mayor auto realización según Maslow. Obtenido el estado centauro, el Testigo se ha desapegado ya de su identificación con el cuerpo y la mente. Ha trascendido esta dicotomía incluyéndola. Es por ello que podemos atestiguarlo y que la mente y el cuerpo son experiencias de un yo integrado, es decir que constituye un único neuroalgoritmo inclusivo. Con el estado centauro, la conciencia empieza a desidentificarse de la mente, es decir se distingue que son dos fenómenos, se ve como diferente a lo mental; que lo mental es simplemente un auxiliar al servicio de la conciencia, por ello puede contemplarla, verla y experimentarla como algo objetual. Es decir que la mente no es ya “sujeto”, sino que está comenzando a convertirse en un objeto. Un objeto del Yo observador, un objeto del Testigo. Este es el objetivo de la “Meditación Autoalusiva” de Grinberg.

Entonces el Testigo (Conciencia) se desidentifica de la entidad que considera “Mental”, de carácter inferior y por ello más superficial, y se abre a una dimensión más profunda, más elevada y más amplia; es decir de mayor sintergia; hasta que logra abrirse y expandirse al sustrato último en el Espíritu; cuando sintoniza y desarrolla el potencial de resonancia y armonía con la Lattice; entendiendo que siempre es relativa y que aún puede incrementarse más como campo neuronal.

En el proceso evolutivo, la identidad transita desde la materia al cuerpo, y desde éste hasta la mente. Ésta se convierte en un objeto que es atestiguado, es decir en un objeto del Yo Observador, del Testigo; o como lo denomina Grinberg el “Procesador Central”. Entonces se empieza a ser transpersonal, o auto realizador trascedente.

En este punto aparece la convicción y certeza de que existe una esencia sutil que impregna toda la realidad; debo advertir que es fácil confundir en la propia mente todo esto como idea o creencia (lo que sería un vestigio o fijación de ámbitos precentauricos en el aspecto mágico y mítico), sino que ahora se trata de algo vivido, experienciado y no anhelado o creído. Es ahora la realidad de todo lo que es, es el fundamento de “Todo lo que es”. Esta esencia “lo es todo”. Esta esencia es real. Yo soy eso, al igual que tú y que todo cuanto existe. El testigo, Yo o Consciencia percibe como se despliega de su propio origen, que es el mismo Espíritu o Fuente, o Gran Misterio, la misma Vacuidad. En tal punto de toma de consciencia ya no puede haber ningún mapa. Es puro descubrimiento del propio Ser, Testigo, del espíritu y se entiende lo que antes se consideraba “Mundo” y ahora se contempla como “Ilusión”. Según Wilber es el último Fulcro, lo que implica un desafío o reto y puede suscitar conflicto y aún patología, como lo describe Maslow como metapatología. Por eso una educación que fomente y facilite este paso es conveniente, pero no garantiza el que se logre por sí misma. Es algo que cada cual debe hallar en la exploración de la propia consciencia. La Educación Integradora Transpersonal facilita, pero no lo ocasiona. Lo hace más probable, sin que causalmente lo proporcione. Una educación que aproxime más a la profundidad de la conciencia que no es una adquisición extrínseca, sino una revelación inspirada intrínseca, es decir propio del cuadrante superior izquierdo de acuerdo a Wilber, apoyada en las otras tres, aproximando ese “centro de gravedad” a este fin de logro personal de la conciencia. Y, a partir de allí, abrirse a los tres estadios siguientes accesibles: el Sutil, el Psíquico y el Causal según Wilber.

Según Maslow tal estado (Auto realización trascendente) se consigue con la profundización en los valores y metavalores del Ser (Valores B). Según Grinberg, obteniendo grados de mayor integridad, coherencia y densidad informacional de acuerdo con procesos más plenos de neuroalgoritmización que conducen a campos neuronales más armónicos con la Lattice, para lo cual ya está diseñado nuestro cerebro. Según Michael Newton contactando mediante hipnosis profunda con recuerdos y vivencias del propio estado álmico, tanto como lo haga posible la propia situación evolutiva del alma. Cada tradición espiritual, que no religiosa, lo propone a su modo: cristianismo místico, sufismo, taoísmo, budismo, hinduismo, chamanismo, Kabala, Teosofía, Sintergia, Transpersonal, etc. Cada cual presenta un mapa para aproximarse y los referentes de aquellos que lo han conseguido, pero cada cual lo explora en su íntima y plena responsabilidad.

Desde mi punto de vista, los mapas más asequibles en el mundo occidental son por medio de la Auto realización, lo Transpersonal y la Sintergia. Y claro está su mutuo refuerzo junto a otras obteniéndose una integración personal conforme a su criterio y preferencia.

Hay que tener en cuenta que se da un factor atractor que nos impulsa en su consecución al que Theilhard de Chardin denominó “Punto Omega” y que Jacobo Grinberg denomina “Atractor extraño del Futuro ideal del Hipercampo” que es el Estado de mayor Centralidad y Complejidad del Universo que atrae para sí mismo a las distorsiones de la Laticce y que su contacto se produce cuando se logra incrementar la Neuroalgoritmización individual y cuando se expande la duración del presente (Teoría Sintérgica).

Ahora ya llega el momento de abordar el diseño de esta educación para el Nuevo Paradigma Integrativo transpersonal.

Educar es una forma de comunicar y en el propio acto de tratar de comunicar aparecen diversas dificultades. Estas dificultades son consecuencia de bloqueos y defensas en la propia comunicación con uno mismo. Comunicación es algo recíproco, yo con el mundo y el mundo conmigo; lo que en buena parte depende de la semejanza de estructura (lo que define mi identidad y lo que percibo e interpreto de lo que me envuelve (el mundo). Así sólo podemos recibir del mundo y ofrecer al mundo lo que asimismo se cree uno ser y cree que el mundo es. Por ello es conveniente el conocerse en la propia personalidad y ésta es la base a través de la cual pueda comunicar al mundo y al tiempo acepte o sea ciego a lo que el mundo pueda comunicarme. Comunicación implica procesos de percepción, de aprendizaje, todas las variantes de arte y de creación, así como el propio proceso primario; es decir las dificultades interpretativas resultantes de las creencias y defensas caracteriales debido a la historia personal y sus referencias míticas; a las vivencias experienciales sean o no transpersonales y su aspecto pulsional o instintivo. También del nivel de comunicación verbal y relacional propio del proceso secundario (Véase en escritos anteriores las alusiones a procesos primarios y Secundarios en la creatividad y Experiencias cumbre). De lo que se concluye la siguiente relación directamente proporcional: Cuanto más íntegra y sana sea nuestra personalidad, tanto más mejora nuestra comunicación con el mundo. En consecuencia, se dan dificultades en la comunicación interna en relación directamente proporcional con la presencia de aspectos disociados de la personalidad (neurosis) e incluso de escisión o ruptura de la misma (situaciones psicóticas). Se genera en el interior de las personas una batalla en diversos aspectos: entre impulso y control, entre expectativas y deseos personales y las sociales, entre ámbitos de madurez y de inmadurez, entre la búsqueda y obtención de satisfacciones y placer responsable o irresponsable; conflictividad que concierne el ámbito psicoterapéutico con sus diversos enfoques y procedimientos. Ni qué decir tiene que cada uno de estos aspectos conflictivos internos se comunican con el mundo captando o rehusando ciertos contenidos del mismo. Así, en nuestra interioridad, se acepta o rechaza, se apasiona o reprime por ciertas informaciones y fenómenos con los que interactuamos continuamente y obviamente nos hacemos receptivos o bloqueamos o interferimos en nuestro mundo de comunicación (dando y recibiendo mensajes, percepciones y manifestando acciones).

En síntesis, “recibimos, aceptamos y expresamos conforme a lo que somos”. Así, cuanto más integrada sea nuestra personalidad, así nuestras acciones y comunicaciones serán sinceras, completas, únicas, vivas y creativas; y por otra parte, nuestros desequilibrios de personalidad darán lugar a comunicaciones inhibidas, convencionales, artificiosas y falsas, es decir con un nivel sintérgico alto o bajo respectivamente.

Nuestra interioridad tiene diversos grados de conciencia, desde el claramente consciente y de alerta hasta el abismal contenido inconsciente. Por ello hay facetas propias que rechazamos y reprimimos; y que, si bien se suprimen de nuestra conciencia, no desaparecen de nuestra existencia, aunque no nos demos cuenta de su presencia; es lo que denominamos la “sombra”. La “sombra” aunque resulte inadvertida por nosotros mismos, de alguna manera, interfiere, altera y mediatiza la comunicación con el mundo.

Todo esto que expongo es de naturaleza instintoide, es inmune a los intentos culturales de eliminarlo.

Un aspecto importante a considerar, por su íntima conexión con la comunicación, es la cuestión de la “genitalidad”. Es decir, la vivencia de nuestro “ser sexuados” y la gozosa vivencia de ella en nuestra sana sexualidad. Otro aspecto de importancia es la identidad de “genero”, es decir qué tal nos definimos en los aspectos relativos al género y sus variantes y matices, ya se trate de “cisgénero” (Cis) o “transgénero” (trans). Aquí no me ocupo del sexo de cada persona, sino de la relación propia e interna de estas cualidades o características. En la mayoría de individuos, en su mundo interno, hay un diálogo fluido o conflictivo entre tendencias masculinas y femeninas tratando de obtener un equilibrio reflejado en la definición de la adscripción o pertenencia a una tipología de género. Este aspecto tiene indudablemente gran peso en el modo de comunicación entre individuos facilitando puentes comunicativos u obstáculos e incluso abismos comunicativos. En nuestra cultura, así como en muchas otras; ya en el modo Cis hetero se crean grandes dificultades de comunicación afectiva (amistad y relaciones amorosas y sexuales); todo ello debido al profundo arraigo del patrón “masculino” o cultura de contenido patriarcal. Si en este ámbito, la persona hetero, es decir la normalizada en la cultura aún vigente, en sus relaciones, ya sean amistosas, tienen problemas de comunicación; podemos hacernos una idea del nivel conflictivo que implica el considerarlo en el ámbito amplio de relaciones afectivas entre género. Por regla general, culturalmente aparece que el género y sexo masculino ha dominado y aún domina a los demás. Aspectos como de exclusión social, división del trabajo, diferencias de salario, etc., y más aún si se entrecruzan con las variables raciales. Hasta el punto de crearse submundos o interrelaciones admitidas y otras no permitidas llegándose a crear subculturas e incluso condiciones comparables a guetos. Aquí tenemos, como he dicho anteriormente, la proyección de los propios procesos internos de cada persona y, por ello, para mejorarlo, es preciso lograr paz en el ser de cada cual.

Hay cualidades que asignamos como tendencias masculinas y femeninas dentro de cada persona independientemente de su identidad de género; estas cualidades tratan de balancearse en un equilibrio inestable en contexto saludable, pero es muy común que se produzca una pugna interna dando lugar a desequilibrios desde leves a muy graves que, indudablemente, afectarán en la comunicación de alteridad y con el mundo. Así no solo pueden darse, sino que sistemáticamente se dan relaciones conflictivas con y entre cualidades tales como emotividad, control; actitud lógica o ilógica; dominio o dependencia; asertividad o pasividad; ternura o atención a niños y mayores o piedad ante ellos; etc. Conforme al arraigo conflictivo interno, así se reflejará en actitudes favorables o combativas en el mundo externo.

Desde mi punto de vista, en relación con esta temática, dicotomizar es patologizar. Quien se cree nada más que pleno hombre y nada más que hombre; o mujer y nada más que mujer, o homosexual y nada más que homosexual o trans (ya sea masculino o femenino) y nada más que eso está condenándose a una lucha interna y a un alejamiento de todo lo demás en género; pero a medida en que comprende que psicológicamente todas estas cualidades están presentes en mayor o menor grado en sí y en cada cual, entiende que lejos de dicotomizar, estas diferencias o variables pueden fusionarse y ya no precisan excluirse o ser antagónicas; y en la medida que así lo logra se construye como una persona integrada y capaz de aceptar, relacionarse y disfrutar de su naturaleza y la de los demás. Así que el mejor modo de entablar afecto con gran parte del mundo exterior consiste en sentir amor propio en su mundo interior.

En anteriores escritos referentes al humanismo he aludido reiteradamente a la presencia de procesos primarios y secundarios, dejando claro que en la creatividad y en las experiencias cumbre, siempre se dan y complementan. El proceso primario se refiere al mundo interno psíquico en un aspecto instintoide; y el proceso secundario, como lo cognitivo y racional sea inductivo o deductivo, forma parte de la subsiguiente elaboración. Quienes se aferran preferentemente a uno u otro de modo dominante en la conducta, caen asimismo en la dicotomización y patologización, siendo ciegos y sordos para la otra parte de la propia naturaleza humana y de la alteridad. En este aspecto surgen los trastornos y patologías ideacionales; en nuestra cultura occidental se refleja en la diferenciación entre cientificismo por una parte y quienes lo reducen todo a las profundidades y misterios de la naturaleza humana (los aspectos individuales YO y Ello en el cuadrante superior de K. Wilber). Ciertamente son extremismos con su punto de fanatismo. Aquí es útil considerar que la naturaleza humana tiene un contenido funcional (lo intrapsíquico) y otro estructural (lo conductual, objetivo, medible y manejable). Lo que constituye el mundo subjetivo y objetivo de cada cual, el Yo y el Ello de Wilber. Toda función requiere una estructura, y toda estructura lo es en cuanto que cumple una función o necesidad. Así, pues, no puede darse un antagonismo, ni dicotomía, pues es un único fenómeno visto desde dos puntos de vista alternativos e integrados. Concebirlo así es lo saludable.

Abraham Maslow

En las personas auto realizantes o predominantemente sanas se da una fusión integrativa entre las tendencias que podríamos resumir como tendencia al egoísmo (hacia el yo; la (autonomía) y el altruismo (heteronomía). La tendencia hacia la autonomía, la consecución de autosuficiencia y la tendencia al desarrollo e incremento del ser íntimo y profundo separa y confronta con la tendencia de renunciar al yo, a sumergirse en el no-yo, el ceder de nuestra voluntad, libertad, autosuficiencia, control y autonomía. Aquí tenemos otra dicotomía teórica que afecta a la comunicación. Se trata, por lo que vemos, del estudio de la necesidad de comunicación entre el mundo y la personalidad. Maslow al tratar de ambos conceptos los plantea en un doble aspecto. Habla de heteronomía fuerte y débil, así como de autonomía fuerte y débil. La heteronomía débil, es decir de la persona no auto realizada, da lugar a formas de entrega al ambiente cultural pudiendo adoptar formas delirantes como “la pertenencia por sangre o genes a un grupo étnico” o a “una correligiosidad ideológica con creencias diversas (religión, ideología política, estatus social, etc.) que conducen hacia un desprecio por el ser humano y a la aceptación y búsqueda de valores ya fuera de la naturaleza humana o en su aspecto de participar en la naturaleza animal. La heteronomía fuerte, el aspecto sano, nos conduce a un altruismo de tipo trascendente y a una abnegación, en ocasiones heroica, en favor del prójimo por encima de la identidad propia; es decir el autosacrificio por el bien de los demás. En relación a la autonomía también se puede considerar una presencia fuerte y débil; una autonomía de tipo débil, es decir insana, inmadura, representa un fortalecimiento de la personalidad frente al mundo, creándose una oposición entre el yo y el mundo, conduciendo a una dominación autocrática, plutocrática o fascista, se le puede denominar como una tendencia de dominación fuerte insegura. En la dominación fuerte segura, se da algo muy diferente; se manifiesta afecto por el mundo, sentimiento de responsabilidad para con los demás a los que atender y apoyar, presenta un sentimiento de confianza propio y una identificación con el mundo; es decir que las personas con autonomía de tipo fuerte (sana) sienten el placer, el amor y la inclinación en ayudar a los demás.

Con lo dicho, nos resulta más claro que cuando una persona se está auto realizando, cuando logra mayor salud en su personalidad, la autonomía y la heteronomía se desarrollan a la par, crecen juntas y finalmente se fusionan creándose una unidad superior o neuroalgorítmca. Por lo que la concepción de que son constituyentes opuestos y en pugna dentro y fuera de la personalidad es una evidente manifestación y consecuencia de inmadurez y de desarrollo deficitario.

Aunque esta integración es un aspecto presente en todas las personas auto realizadas, también es una vivencia que aparece en las experiencias creativas de tipo primario y en las experiencias cumbre sean del tipo que sean (orgasmo, amor hacia los hijos y otras en las que se alcanza un instante de fusión y pérdida de conciencia de sí y en la trascendencia del yo y del egoísmo); lo que es lo mismo, una vivencia de trascendencia en la que el sujeto y el objeto se funden logrando la experiencia de no-dualidad de la consciencia transpersonal. Es decir, cuanto más integrada es la persona, más integrado es el mundo. Si alguien está bien, el mundo le parecerá bien. Experimentar esto ya sea puntualmente o como una constante comporta un desacuerdo con muchas concepciones teológicas e ideológicas que empujan a creer que trascender los límites del yo significa despreciarlo o repudiarlo, o renunciar y perder el yo o la individualidad. Así el desarrollo de una autonomía fuerte, el logro de un sentido de mayor identidad y de pertenencia se une a una heteronomía fuerte de pertenencia al género humano, a la biosfera y a todo el conjunto planetario (el Hipercampo incluyendo el expandido de Jacobo Grinberg).

Con la psicología humanista y su extensión a la transpersonal descubrimos que la presencia en la personalidad de la integración define la salud psicológica, que las personas sanas (auto realizantes y auto realizadas) son más espontáneas y más expresivas y que estas personas perciben mejor (a sí mismos, a los demás y a toda la realidad).

Así se percibe el propio mundo del Ser y del exterior integrado por personas integradas, así mayor integridad producirá en los demás.

Educar desde el punto de vista integrativo transpersonal consiste en apoyar a que un proyecto humano pueda contactar y posibilitar su plena potencialidad desde el inicio de la vida, pasando por las fases de desarrollo ontogenético.

Este es el proceso de desarrollo del organismo desde la fecundación hasta la senescencia pasando por la adultez.

Se parte del supuesto de que se da una profilaxis suficiente. Profilaxis significa “antes de cuidar", es decir promoción y protección de la salud. Es el compromiso en potenciar y asegurar la salud y prevenir las enfermedades. En el ámbito que nos ocupa, la educación, la profilaxis consiste en crear las condiciones favorables para que, desde la primera fase ontogenética, el proyecto de ser humano pueda desarrollarse lo más sano y plenamente posible de modo que pueda lograr la auto realización en la vida.

En este punto los intereses de educación y de salud son coincidentes. Educación es transmitir el conocimiento existente mediante el amor, la salud; es la facilidad, libertad y espontaneidad de manifestarse vitalmente amándose a sí mismo. En este sencillo esquema queda implícito todo el conjunto de los Cuatro Cuadrantes de K. Wilber:


El Cuadrante superior alude a la individualidad en sus ámbitos internos (Contacto con la propia vida, la energía vital, los sentimientos y emociones, la conciencia, los procesos cognitivos, el inconsciente y el potencial tanto manifiesto como latente) y externos (cómo se expresa y manifiesta el yo en forma de comportamiento y conducta de un modo observable y medible, es lo que mostramos y como lo mostramos en nuestro comportamiento). El Cuadrante inferior alude a lo colectivo, a la interacción con el ambiente ya sea fisiosférico, biosférico y noosférico; En lo Interno de lo colectivo (El Nosotros cultural), es decir el contenido compartido y común en un colectivo, las tradiciones, comprensiones, lazos de contacto y la comunicación; y en lo Externo colectivo, es decir la plasmación estructural en órganos sociales e instituciones que garantizan y manifiestan esa cultura dada.

En lo respectivo a la profilaxis infantil, los dos cuadrantes inferiores se refieren ontegenéticamente al ámbito familiar o que haga sus veces; en primer lugar el organismo materno que gesta a la criatura y en segundo lugar el ambiente que la envuelve saludablemente (familia afectiva, es decir el conjunto de individuos que constituyen el hogar en el que vive la madre con su feto), La cultura familiar y el ámbito estructural en el que se vive (condiciones de satisfacción y seguridad en sus necesidades y motivaciones). Más allá de lo cual se encuentra la cultura de pertenencia y las estructuras sociales que las garantizan.

Por ello la profilaxis educativa y de salud aparecen, como una unidad inseparable, se inicia desde el momento en que se consuma el acto de fecundación, continuándose durante la gestación, parto, posterior periodo neo natal y las sucesivas etapas infantiles hasta alcanzar la adolescencia y juventud. Etapas en las que los dos cuadrantes inferiores (colectivos) se expanden desde el ambiente uterino a la familia, la comunidad y la ciudadanía del mundo. Teniendo en cuenta que, a partir de la adolescencia, el educarse (es decir auto realizarse) es fundamentalmente un propósito y proyecto personal apoyado por la sociedad y sus instituciones (o debería serlo).

Como inicio consideremos los prerrequisitos básicos (desde una visión reichiana) tales como: Una concepción deseada y afectuosa, ya sea natural o artificial; y de la viabilidad del cigoto en el útero. A partir de aquí, en relación con la gestante es necesario una buena capacidad de contacto, una sana relación afectivo-sexual de la pareja (en caso de monoparental, un afectuoso contacto con personas que acompañen o apoyen a la gestante), una situación en la que la madre se sienta con sus necesidades y motivaciones personales satisfechas, en este sentido la estructura social debe brindarle la seguridad y apoyo necesario (medios materiales, de salud y pertenencia). Una pauta de vida saludable que la proteja del estrés producido por diversas fuentes (socioeconómicas, ambientales, preocupaciones, riesgos de salud, de seguridad, etc.); un estilo de vida activo con hábitos saludables evitándose el sedentarismo, disfrutar del aire libre, del contacto con la naturaleza, con relaciones favorables de familia, amistades, contactos sociales, disponer de suficiente tiempo privado, etc.; evitando ciertas rutinas tóxicas o nocivas, mínima exposición a contaminación ambiental y electromagnética, etc. Una dieta sana, ambiente de bienestar, optimismo y sosegado. Tengamos presente, además, que la misma gestación ya puede aportar alguna experiencia cumbre.

En el parto, la profilaxis aconseja, que pueda discurrir lo más naturalmente posible, ya sea en casa o en institución de salud, asegurándose de que no acontezca ningún aspecto traumático; evitando, en lo posible, la utilización de medios farmacológicos, mecánicos o quirúrgicos. Contando con la presencia activa de la pareja si la hay o de alguien querido que haga sus veces, cuya función es acompañar y ayudar a que la madre no pierda el contacto consigo misma y con su bebé, ayudarla a respirar de forma plena, a que no caiga en reacciones mecánicas frecuentes como de retirada de la experiencia, pérdida de confianza en sí misma, temor al acontecimiento ya sea bloqueando el acontecer del parto por retracción vital o por contracción, entre otras posibles dificultades.

De este modo se garantiza que tanto la madre como el perinato puedan discurrir armoniosamente y en contacto durante las cuatro fases perinatales descritas por Stanislav Grof, evitándose la aparición de complicaciones que den lugar a alguna fijación o situación traumática en el perinato. (ver post al respecto: “Aproximación ontoenergética al nacimiento” cepsiblog, 24 de junio de 2012):


Tras el parto, en la etapa de gestación extrauterina, empecemos considerando lo conveniente que es el que se dé una inmediata succión del pecho. Ya aparece el calostro y le es necesario. El neonato no debe experimentar sensación alguna de separación, los brazos de la madre y la calidez afectiva en ella y alrededor de ella debe asegurar una continuidad fusional entre ambos, sólo que el ambiente y sensaciones intrauterinas (de ser un tipo de anfibio) se han cambiado a epidérmicas y externas. El parto ha servido de tránsito y ha estimulado su piel, sensibilidad y energía adecuándolo al nuevo aspecto de la vida que sigue siendo incondicional.

La profilaxis continua con la amorosa incorporación del recién nacido al triángulo familiar (él, la madre y quien la acompañe y ame en el proyecto de vida); y si es monoparental, el apoyo de persona o personas que la apoyen amorosamente. Aquí es importante, asimismo, un envolvimiento y apoyo de condiciones socio-laborales y afectivas que permitan satisfacer las demandas de la nueva vida en fusión con la madre. Permiso de maternidad y paternidad, que ésta no regrese al trabajo antes de los seis meses del bebé. Es importante que la pareja esté presente y profundamente implicada en la relación triangular; que contribuya a que la madre canalice satisfactoriamente los intensos sentimientos desencadenados por la ansiedad, la fatiga, etc., que, de no ser así, puedan dirigirse al bebé en forma de enojo. Que la madre se sienta apoyada y ayudada tanto física como afectivamente para que descanse, ya que la necesidad energética de contacto del bebé con la madre no ha cambiado con el parto y prosigue en la gestación extrauterina hasta que esté en condiciones de dar sus primeros pasos.

Que la madre acepte y desee amamantarlo y nutrirlo (alimento y afecto) sin prisas y sin limitaciones externas, sin estar sujeta a horarios rígidos, siempre en contacto con las necesidades del bebé, atendiendo a sus demandas. Ello hace necesario un contacto empático y afectivo constante y continuado entre los padres y quienes apoyen las condiciones de la unidad familiar. De modo que la unidad familiar esté en óptimas condiciones de contacto con el bebé, tanto en sus condiciones corporales como en sus expresiones emocionales de llanto, grito, alegría, etc.

Si en la unidad familiar hay hermanos, éstos, según la edad deberían participar afectivamente en tal experiencia sintiéndose igualmente confiados y seguros en sus necesidades de contacto físico y afectivo con los padres, participando de la alegría y satisfacción con el recién nacido; así se evita en gran medida reacciones de celos.

Si se dan estas condiciones profilácticas descritas, entonces suelen aparecer los siguientes fenómenos y hechos que indican salud y bienestar, dado que ya hemos apuntado que en estos momentos hay una unidad entre educación y salud:

Entre los progenitores, durante el embarazo y tras el mismo se mantiene el deseo mutuo y la gratificación sexual.

Son señales de un “buen embarazo” la sensación de contacto orgánico en el nuevo estado, sensaciones de calidez interior en el vientre, aumento de la sensibilidad general (de sentidos objetivos, subjetivos e intuitivos). Vivencia de optimismo que manifiesta alegría. Aparición en la madre de una confianza y seguridad en sí misma y en su función de maternidad. Un tierno sentimiento de íntima conexión y relación energética entre los tres y si hay hermanos, que se sientan igualmente incluidos. En el momento del parto, habiendo dolor, la madre no pierde el contacto consigo misma y con su bebé y se da libertad para exteriorizar sus emociones. Puede llorar, gritar, reír según su sentir abiertamente. Aparece una respiración diafragmático-abdominal con la confianza a entregarse a la experiencia contando con todo el apoyo afectivo (de su pareja).

En el neonato, al asomar del canal del parto, rápidamente puede abrir los ojos y asimismo aparece el reflejo de buscar con su boca el contacto con el pecho de la madre. Establecido el contacto es común que realice una succión vigorosa y placentera; así se sustituye la relación neonato-madre de tipo umbilical por el boca-pezón. El bebé emite voz clara y vibrante, sin llanto dado que no se ha palmeado ocasionándolo por del dolor.

Al amamantarse respira nasalmente mientras succiona el pecho incluso antes de que se corte el cordón umbilical; y en la madre aparece espontáneamente la erección del pezón permitiendo satisfacer la primera demanda del bebé.


El bebé nace con un buen tono de piel vital y su expresión facial es relajada. Con una buena profilaxis se observa que en estos bebés se da una actividad motriz exploratoria espontánea, se da una funcionalidad óculo-oral y gran actividad visual desde el primer día.

Un fenómeno que asimismo aparece en neonatos sanos es que se trata de bebés que demandan frecuentemente el pecho materno por lo que el aspecto de horarios resulta incierto y, aunque con el tiempo las tomas se distancian, al principio las tomas se suceden tanto de día como en la noche, siendo una solución apropiada el que permanezca de noche acostados con la madre.

En estos bebés sanos se observa una tendencia temprana de exploración manual del mundo; inicialmente del pecho, de la cara y sucesivamente tendiendo a tocar el rostro de la madre y de su propio cuerpo. También; al contrario de los niños que han sufrido destete temprano o que se han visto afectados por rigidez horaria, ausencias temporales maternas o se les ha dejado llorar; con la salida de los dientes, aunque igualmente se da el deseo imperioso de morder, éste no se conduce al pecho de la madre y sí a objetos blandos que se ofrecen para su alivio; es más, en este periodo de indudable molestia, la relación con el pecho y con la madre amorosa le mitiga la irritación de las encías. Asimismo, en asociación con la lactancia se observa la aparición de orgasmos orales en el periodo de cero a 8 o 9 meses. Otra característica, digna de mención en estos niños afectos de la profilaxis descrita, es la ausencia de lo que W. Reich describió como “angustia de caída” y asimismo de signos interpretables como estados de temor o ansiedad temprana, pero sí una energetización de tipo agresivo, en el sentido que sus demandas son enérgicas y consecuentemente, ante la frustración, manifiestan una reactividad vigorosa con grito potente hasta conseguir satisfacer la necesidad, punto en el cual desaparece completamente tal necesidad. Hecho que confirma que en estos niños se da una auto regulación y no una dependencia o hetero regulación emocional.

Siguiendo con los fenómenos debidos a tal profilaxis, por los ocho meses es común la aparición de un tipo de angustia llamada “temor al extraño”, coincidiendo con el comienzo de las relaciones directas con personas distintas a las familiares; la peculiaridad consiste en que estos niños no suelen esconderse, aunque puedan tener, conforme a sus sensaciones, preferencias a acercarse o alejarse de extraños; los hay buscados y deseados y otros a los que evita, pero no los teme.

Otro fenómeno distintivo en estos niños es que entre el año y segundo año se aprecia paulatinamente una disminución de la necesidad de contacto energético con la madre coincidiendo con un despegue de la dependencia natural del pecho, iniciándose una maduración de la autonomía. El inicio del caminar resulta placentero sintiéndose acogidos cada vez que retornan a los adultos queridos. Adquieren confianza y sensación de independencia explorando con placer y confianza las primeras vivencias de desenvolverse por sí mismos en el mundo espacial. A medida que el interés por el pecho disminuye, se observa que la gratificación erótica oral va desplazándose hacia su zona genital como fuente de placer, esto ocurre a partir de los dos años y medio.

Un fenómeno en el ámbito comunicativo que se observa es que la aparición del habla es temprana y asociada a la conceptualización, lo cual indica la creación de las primeras imágenes y símbolos propios del Segundo nivel o de “Estructura emocional- fantasmática” de Ken Wilber.

Hacia los tres años ya ha quedado concluida la fase oral y ya entran fluidamente y con autoconfianza en el esbozo del Yo y la maduración progresiva a la fase genital infantil (Según W. Reich), en paralelo con el Tercer nivel madurativo de Wilber o “Estructura de Mente Representacional”. En su transcurso, en estos niños, va tomando progresivamente relevo la influencia del aspecto cultural y del ambiente social; entrando ya en la educación infantil o preescolar (de 3 a 6 años). Ahora el interés educativo se centra en la integración y auto regulación psico afectiva funcional, los aspectos abordables educativos se basan en la afectividad, la motivación, la socialización y la atención a la diversidad humana.

Hemos visto como el infante ya ha recorrido satisfactoriamente la parte más básica definida como el Nivel de las estructuras Físico-sensoriales (0 a 1 año), es decir la conexión con el mundo a través del contacto con el cuerpo con sus sensaciones y percepciones; se ha dado origen al Segundo estadio “Emocional-fantasmática”(entre 7 meses y el tercer años) en el que se desarrollan imágenes y principios simbólicos; lo cual, en la vivencia infantil, cree que puede influir de un modo mágico en su mundo a través de rudimentarios pensamientos y deseos. Hay que entender que el infante es un ser fisiológico que se vive en una conciencia No-dual, es decir Oceánica. Y que con el inicio de la educación infantil se origina el nivel “Estructura de Mente Representacional” (de tres a siete años) en la que se diferencia entre el Self (mí mismo) y lo demás. Se basa en los símbolos. El dominio de las creencias mágicas es sustituido por las representaciones míticas; es decir, ya no se puede gobernar al mundo, pero si complazco al “Gran Poder” (representación de dios) mediante plegarias y oraciones, entonces intercederá en mi mundo de una forma milagrosa.

Con el establecimiento de la función mental  en el transcurso del estadio de Mente representacional y su asentamiento con el Cuarto nivel o de “Estructura Regla/Rol” (de siete a 11 años) el niño puede asumir la alteridad; entiende que el mundo está hecho de reglas, de normas lingüísticas que rigen el comportamiento y los roles (sentido moral) adentrándose en un sentido convencional que será definitivamente cuestionado al iniciarse la adolescencia con la aparición del Quinto nivel “Reflexivo-Formal" coincidiendo con el cuestionamiento del sociocentrismo propio de Cuarto nivel, adentrándose en el pensamiento hipotético-deductivo y el concebir conjeturas empíricas. Ya se reflexiona sobre las normas y reglas de la sociedad y se puede juzgar sobre su validez y falsedad. Con la culminación de la adolescencia, antes de iniciar propiamente la juventud (sobre los 17 y 18 años de edad) se inicia el Sexto nivel  “Existencial” y con él se puede concebir y realizar la unificación de mente y cuerpo adentrándose en la Posición “Centauro” como puente entre lo personal y lo transpersonal. En este punto ya se encuentra en el proceso de auto realización.

Hemos visto cómo se consigue una sana integración desde lo prepersonal a lo personal en estas exposiciones referentes a la profilaxis prenatal, neonatal y en las primeras y sucesivas fases infantiles hasta la adolescencia. Así como la relación contacto-comunicación con el mundo envolvente.

En este punto es edificante señalar que la relación de comunicación entre la persona y el mundo es un proceso de formación mutua. Y ello, en el aspecto de la educación que nos ocupa, indica que la persona más saludable (auto regulada afectivamente, auto realizante y auto realizada) eleva a los de su entorno; y lo mismo acontece en sentido contrario, al igual que un entorno insano tiende a rebajar la integridad de la persona; con el apunte de que cuanto más auto realizada esté la persona, menos influenciable será a esta presión ambiental insana. Debemos tener presente estas consideraciones en la labor de tratar lo que subyace en la educación.

 El proceso de aprendizaje en la actualidad, la más de las veces, se presenta como la adquisición de asociaciones, habilidades y capacidades que son externas (vienen de afuera) y no intrínsecas a la personalidad.

La visión filosófica y psicológica humanista y transpersonal se orienta en la realización de la persona, el logro de su plenitud humana, el alcanzar el más alto desarrollo posible de sus potencialidades como individuos y especie. Es decir, ayudar a la persona a que pueda ser y actualizar lo mejor de sí. Se hace necesario pues, poner en cuestionamiento el propio aprendizaje meramente asociativo, que es útil para aprender cosas (medios y técnicas) que realmente carecen de importancia, por ser intercambiables (como técnicas de memorización, adquisición de hábitos automáticos por medio del condicionamiento, etc.); todo ello puede ser de interés para adecuar al educando a una sociedad tecnológica. Pero para nada cuando se trata de educar a las personas a que conquisten su autodesarrollo y plenitud, es decir que lleguen a ser “plenamente humanas”.

Aquí se plantea la opción del aprendizaje “extrínseco” y la del aprendizaje “intrínseco”. La educación convencional es predominantemente extrínseca (adquisición de contenidos informacionales, hábitos, técnicas destinadas a la actividad práctica, productiva y la adecuación a una cultura sofisticada, técnica, mecanicista, competitiva y, en suma, neocapitalista). Esta educación convencional aparece como bastante enferma. Educar para obtener miembros adaptables y adecuados a una ideología instrumental, en la que las personas son básicamente piezas y engranajes mecánicos (instrumental) de un concepto de producción y consumo de recursos en su mayor parte materiales y con fines económicos y especulativos que conducen a un sometimiento vital a una plutocracia con todos sus tentáculos y niveles estratificados, es decir de organización jerárquica (económica, cultural y social). Desde esta postura no interesa que los educandos aprendan a ser “plenamente humanos”. La filosofía de la educación actual, aún sigue consistiendo en una finalidad o medio para la tecnología (ciencia, sociedad positivista, productiva, innovadora, cada vez más sofisticada y artificial. En la medida que las ciencias (física, química, biología, astronomía, mecánica, ingeniería, informática, empresariales, sanitarias, recursos humanos, ciencias jurídicas, políticas, etc.) renunciaron a los valores humanos resultando puramente descriptivas. El gran error es que este modelo, obtenido por y para el estudio de objetos y cosas, se ha aplicado de un modo ilegítimo al estudio de los seres humanos. Este modelo acumula y procesa un inmenso y descomunal cantidad de información sobre datos insignificantes. Resultando un conocimiento trivial e irrelevante acerca de lo que es importante para la humanidad. No nos hace acceder a la propia humanidad y a los valores y motivaciones que comporta. Es más, el desatender o confundir acerca de los valores humanos nos conduce a una civilización autodestructiva, a la pérdida de la paz personal y general, al deterioro de la fisiosfera, de la biosfera y de la noosfera y al riesgo cada vez más presente de autoaniquilación.

Jean Boudrillard

Actualmente estamos sumergidos en lo que Jean Baudrillard denomina “concepto de Hiperrealidad” En nuestra civilización los bienes de consumo indican algo importante acerca de su poseedor, es decir tienen un valor de “signo”. Este consumismo, por su dependencia del valor de signo, es un factor que contribuye a la creación de la hiperrealidad. En él la conciencia es engañada, desprendiéndose de cualquier compromiso emocional verdadero, al optar por una simulación artificial (las corrientes de opinión, el pensamiento único, la aplicación de la inteligencia artificial, etc.). Como consecuencia la satisfacción y la idea de la felicidad se hallan, entonces, a través de la simulación e imitación de lo real más que a través de la realidad misma (apariencia de real, perfiles formales como sustitutos de la autenticidad, ocio virtual, contactos virtuales, etc.). Se ha olvidado que ese “yo” ha sido disociado del “nosotros”, siendo esta disociación la causa de los males de nuestra civilización actual.

Zygmunt Bauman

Así mismo es oportuno citar aquí el concepto de “modernidad líquida” del sociólogo Zygmunt Bauman; donde la sociedad está en un estado fluido y volátil, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez y los cambios que se suceden ha debilitado los vínculos humanos. Lo que antes eran potentes nexos, ahora se han convertido en lazos provisionales y frágiles.

Entonces, veamos ¿qué es lo verdaderamente importante?

Ken Wilber, en su propuesta del “Cuadrante” nos muestra que en su sección superior hay un mundo intrínseco, subjetivo, interno; y otro extrínseco, conductual y comportamental. (El Yo el Ello). La reflexión previa tiene que ver con el Ello, pero evita el Yo, la intrínseco de la cuestión.

En relación a lo intrínseco es importante señalar el descubrimiento del inconsciente y que éste, afortunadamente se ha desprendido de la concepción freudiana de que su contenido es el mal personal indeseado (la sombra). Es evidente y de gran importancia que en el inconsciente se encuentra asimismo las raíces de la creatividad, el goce, la felicidad, la bondad, los principios éticos y los valores humanos; y además cuenta con un potencial asombroso que incluye recursos de tipo transpersonal accesibles.

Ahora sabemos que, al menos, se puede establecer unas condiciones en las que las necesidades del individuo se convierten en sinergias con las de la sociedad y civilización. Incluso que estas sinergias se pueden disolver a medida que crece la auto realización de la persona en una integración, no sólo de la “sombra y el yo” y de la dialéctica “cuerpo-mente” que nos conduce a lo existencial y al aspecto de “centauro”, sino a la superación de la dialéctica entre “observador y lo observado”, puerta de acceso a lo transpersonal.

En este punto, hay que hacer obligada referencia a las “experiencias cumbre”. A esas experiencias múltiples de tipo extásico que cada vez acontecen con mayor presencia a medida que la persona se asoma y adentra en su proceso auto realizador.

Maslow nos dice que hay disparadores o situaciones vitales que pueden desencadenarlas, y que de ellas hay dos que son las más comunes: el orgasmo y la música; pero que hay muchas otras posibles, casi una infinidad conforme al compromiso del individuo en la conquista de su auto realización, como las siguientes entre muchas: El alumbramiento de un hijo, el amor a los mismos o a otras personas (parejas, amistades), a la contemplación de la naturaleza, al arte, al amor al propio cuerpo, la reverencia al mismo, la conciencia del mismo, por la absorción por las experiencias, por entendimientos, por inspiración y visiones producto de prácticas meditativas, por sincronicidades, etc.

Son muchas las sendas que nos conducen al “paraíso” si nos abrimos a tales aspiraciones, a nuestras motivaciones y metamotivaciones. Con su aparición y el experimentarlas (momentos de éxtasis) la persona se transforma adentrándose en otro modo de ser que surge del “Conocimiento del Ser”. En la antigüedad ya Platón y Aristóteles se referían al “Conocimiento del Ser” con sus frutos como la felicidad, la pura excelencia, la verdad, la belleza, la bondad, etc.

Conocemos como favorecer y posibilitar la aparición de “experiencias cumbre”, lo que significa un cambio profundo en la persona, el ver las cosas de una forma distinta, de vivir en un mundo diferente y de tener otra clase de conocimientos; de sentirse asombrados y maravillados a lo que con ello se trasforma nuestro ser y la interpretación del mundo, de la realidad.

Si la educación no cumple con este cometido, resulta en algo plenamente inútil. Educación significa aprender a crecer y en qué dirección; aprender lo que es bueno y lo que es malo, lo que es deseable e indeseable, aprender qué hay que escoger y qué no; es decir, de aspectos intrínsecos y, en buena parte, se logra principalmente en la conciencia y vivencia del propio cuerpo, en las relaciones cooperativas y afectivas y en la exploración del arte en sus diversas facetas. Con esto como principio balanceamos el programa común extrínseco de neutralidad valorativa y falta de significado y de fines que presenta.

La bibliografía se presentará al final de la Segunda parte.

Fin de la primera parte.






Ernesto Cabeza Salamó a Dos de enero de 2022.