EDUCACIÓN AUTO REALIZADORA TRASCENDENTE 1ª Parte.
EDUCACIÓN INTEGRATIVA TRANSPERSONAL
“NUEVO PARADIGMA DE EDUCACIÓN
TRANSPERSONAL”
Escrito 12 de la serie “Nuevo humanismo”.
El ser humano es un misterio y es, asimismo, insondable.
Sin duda es un organismo biológico, compartiendo con el resto de los de los mamíferos estructuras biológicas y fisiológicas comunes; lo que lo diferencia de sus allegados más próximos, los simios, es una mayor predominancia y complejidad cerebral, una disposición corporal bípeda que le posibilita aplicar la capacidad de transformar su mundo físico y generar cultura y sociedad. Lo distintivo no material es la compleja capacidad de darse cuenta de sí mismo, de su mortalidad y crear condiciones artificiales que le permitan modificar la realidad ajustándola a sus necesidades y motivaciones, a más de una capacidad de análisis e integración psíquica y su expresión como comunicación altamente rica en multitud de aspectos. Por ello se le suele considerar dual, como poseedor de una capacidad mental en evolución y que se asocia o en simbiosis con un cuerpo especializado para procesarla y aplicarla en su provecho.
En el ámbito religioso, a tal dualidad, se la define como alma y cuerpo, siendo el cuerpo su parte instintiva y salvaje; y con el alma obtiene conciencia y dominio sobre su vida, relaciones y poder transformador aplicado al medio ambiente. La concepción actual desde el punto de vista de la ciencia es de pleno escepticismo al “alma” como creación espiritual, considerando a ésta como una metáfora que contiene el conjunto de sus capacidades cognitivas y de autorregulación; la ciencia oficial considera que tales poderes cognitivos tienen en su complejidad es una función altamente sofisticada debida a relaciones, interconexiones y procesos entrelazados hipercomplejos de sus posibilidades biológicas, a las que investigar tratando de descubrirlas, establecer sus leyes y así lograr conocerlas y definirlas; es decir, poseer su secreto, conocer su naturaleza y poder conocer sus leyes científico-naturales de necesario cumplimiento como ocurre en todas las disciplinas científicas de la naturaleza. El objetivo de la ciencia es descubrir los imperativos necesarios y así obtener dominio en su aplicación práctica a través de la tecnología. Es decir, su capacidad de manejo y manipulación y con ello demostrar que se trata de la aplicación compleja de unas leyes naturales deterministas, con lo que se puede experimentar y corregir sus errores o fallos estructurales mediante la aplicación tecnológica. Así el ser Humano deviene en un tipo de máquina biológica que se auto conoce y conoce las leyes que la determina. La fisiología y la psicofisiología junto con la biología intentan desvelar tal secreto aún oculto alcanzando, objetivamente, hasta lo más básico y elemental de su bioquímica y micro fisiología. Empeño que alcanza lo más profundo de las interrelaciones de los componentes de su genoma y hasta aquí se ha llegado. Más allá hay moléculas, átomos y partículas subatómicas; el mismo resultado que se da en el análisis último de la materia. Alcanzando las partículas constitutivas de los átomos ya nos encontramos con lo inconcebible. Estas partículas logradas a partir del análisis material se comportan de un modo insospechado, pues son materia y al tiempo energía (materiales e inmateriales). Y todo un universo de aspectos desconocidos se abren con la llamada “Física Cuántica”, donde se concibe que lo que llamamos “Mundo material” es simplemente una apariencia, una variable de posibilidad. Lo material, en esencia es pura energía. Entonces el secreto misterio de lo humano, además de ser un misterio como manifestación física y orgánico-corporal, muestra unas manifestaciones energéticas cuyas explicaciones, conocimiento y comprensión desafía los intentos de definirlas y aislarlas para su estudio analítico de laboratorio. Eso que se llama consciencia tiene diversas variables y se comporta de un modo inabarcable e interactúa con la misma física cuántica. Con esto, la imagen del Ser humano deviene en el mismo misterio que hace posible la existencia del mundo tridimensional-temporal. ¿Qué hubo antes del Big Bang? Si de allí y en ese instante se originó o creó nuestro Universo, ¿a qué obedece que apareciese dando lugar al espacio-tiempo? Si la ley dice que la energía ni se crea ni se destruye, entonces ¿cómo se puede afirmar que se originó con una maravillosa explosión? ¿de qué y de dónde? Algo debía preexistir incluso a la forma de energía. Lo que apunta a lo incognoscible multidimensional y atemporal, previo a lo temporal y sujeto por ello a campos gravitatorios y electromagnéticos.
Jacobo Grinberg |
Jacobo Grinberg, con la creación de la Teoría Sintérgica lo
llama Lattice y no asegura que sea el último eslabón, podría existir algo que
la preceda y haga posible su existencia.
Así nos vemos, somos seres humanos, insignificantes seres
autoconscientes que miramos con asombro y maravilla el Universo de estrellas y
galaxias con su incognoscible misterio, que miramos, asimismo, las
ondas-corpusculares que dan lugar a la materia en lo más asombrosamente oculto
del análisis microscópico de la materia que nos constituye, y con una inefable
humildad contemplamos el misterio que se nos plantea al explorar la propia
consciencia que nos posibilita la propia identidad. Lo macroscópico, lo
microscópico, la consciencia y el misterio de su asociación con el tiempo.
Todos estos aspectos se reúnen y fusionan en esta humilde expresión
autoconsciente que somos cada uno de nosotros, así como lo trascendente, inefable
e incognoscible que hay en nuestro misterio personal y colectivo como especie.
¡El misterio de la vida y la consciencia! Situados en este punto ya estamos en
lo inconmensurable propio de lo que se llama en la tradición filosófica
occidental la “Filosofía Perenne”.
Al observar el impulso vital humano llegamos a darnos cuenta
que cualquier manifestación del mismo muestra un espectro trino: El afecto o
amor, la acción y el conocimiento (curiosidad, deseos de saber); a partir de
este espectro trino nos manifestamos con todo un asombroso potencial de autodescubrimiento
y auto realización. Ya Wilhem Reich lo presentó en su emblemática expresión:
“Amor, trabajo (acción) y conocimiento son las fuentes de la vida, por lo tanto,
deben gobernarla”.
El conocimiento, el impulso de saber y conocer es un continuo
plantear preguntas y tratar de darles la mejor respuesta posible, persigue la
verdad accesible en un momento presente; su aplicación como razón apunta a lo
pragmático (conocimiento natural-científico) y a lo profundo del Yo y del Ser,
a lo que no se puede llegar con el enfoque pragmático, sino con el conocimiento
debido a la introspección, contemplación de nuestro potencial interno y el
cuestionarse temas como el “Propio sentido de la vida”. Así hay la verdad
objetiva mediante la investigación científica (procedente de scientia; “saber”)
y la verdad subjetiva e íntima de lo que se ocupa la psicología profunda y
también la filosofía de lo llamado “lo perenne”. Las grandes preguntas que el
humano se viene realizando desde que adquirió la consciencia.
La acción, nuestra actividad ante los incontables estímulos
que nos brinda el mundo (en amplio sentido); a él nos dirigimos con curiosidad
para vivirlo, experienciarlo, gozarlo y transformarlo a condiciones más
favorables o rechazarlo, resistirse y protegerse conforme a lo placentero que
nos atrae y lo que suscita displacer o temor tratando de evitarlo como cercanía
o contacto, o combatirlo si no hay otra opción.
El amor, la fuerza atractora que desea el contacto y la
fusión con placer; todo aquello que gozamos y consideramos “bueno”. El placer
que exhibe es tanto para recibirlo sintiéndonos merecedores como para
ofrecerlo, pues tan gozoso y feliz es entregar el afecto como recibirlo. Estar
abiertos para ofrecerlo y recibirlo.
A partir de aquí, en su mutua interacción en lo personal,
cultural y social, surgen conclusiones interesantes. La interacción del amor
con la acción nos muestra la función que llamamos Salud; la interacción entre
amor y conocimiento nos muestra la Educación; y la interacción de conocimiento
y acción nos presenta la cultura. Así entendemos salud como lo resultante de
aquello que amamos en la manifestación de nuestra presencia; nuestro amor en
acción, nuestro vigor expresivo que fluye en óptimas condiciones como salud; el
conocimiento como resultante de nuestras experiencias vitales, nuestros logros
colectivos resultantes de nuestras acciones transformadoras sobre nuestro mundo
aparece como cultura de un colectivo humano; y la interacción entre el amor y
el conocimiento da lugar a la educación que ofrecemos a las generaciones que nos suceden en la colectividad. Así, la salud,
la educación y la cultura dan presencia a las estructuras dentro de las cuales
vivimos y son fruto de nuestra creatividad colectiva (el “Nosotros” de Ken
Wilber). Estas dos propuestas trinas en lo personal individual
(amor-acción-conocimiento) y colectivo (salud-cultura-educación) también
muestran el principio trino de la filosofía de I. Kant como el “Yo”, el “Ello”
y el “Nosotros”; la profundidad de nuestro psiquismo, la naturaleza objetiva
del mundo en que vivimos y nuestra naturaleza moral o ética en nuestras
relaciones; todo ello sujeto a su “imperativo categórico” que se puede asimilar
al amor y la compasión.
Desde este punto de vista todas las estructuras e instituciones que creamos proceden de las interacciones antedichas. De la salud y sus distorsiones se ocupa la medicina, cuyo fin es restaurar la salud o, al menos, mitigar el sufrimiento si ésta ya se encuentra muy deteriorada; no es una disciplina mecánica sino multifacética, resultado de la interacción de diversidad de variables internas, externas y relacionales.
Cultura |
Podemos decir que la cultura es la actualización en el
presente de todo aquello que creemos verdadero y valioso obtenido del esfuerzo
por conocer y la acción de transformar el entorno en algo más favorable para el
colectivo. Es una información común compartida que nos reúne constituyendo una
identidad conjunta y compartida, el logro obtenido de la búsqueda de respuestas
y adaptaciones compartidas ante el medio y el modo de interacción de los
integrantes del colectivo. Es un modo de ser del colectivo basado en la
interdependencia de necesidades y motivaciones surgidas del apoyo mutuo y la
convivencia, ya sea por lazos familiares, amistosas, de vecindario, de
comunidad, de nación. La cultura es una actualización de los logros conseguidos
que generan estructuras, rituales e instituciones para canalizarlos; a este
conjunto formal y estructural le llamamos sociedad. La cultura da presencia a
una identidad compartida dramatizándola por medio de rituales ya sean
elaborados o no. La cultura tiende a asentarse y si esta tendencia es fuerte la
deviene en conservadora; si resulta flexible, se adapta continuamente a las
nuevas necesidades y desafíos que la naturaleza, sus pobladores y el conocimiento
propone. Por ello siempre se encuentra en el devenir trascendiéndose a pesar de
su deseo conservador. Cuando se fosiliza bloquea y corta la espontaneidad y
libertad de sus miembros integrantes.
La educación es la transmisión del saber y creencias
significativas compartidas en una etapa dada. Educar es transmitir aquello que
valoramos y nos define a las nuevas generaciones que nos suceden. A aquello que
amamos por constituir nuestra verdad lo transmitimos a nuestros descendientes
también amados. Es la base sobre la cual se construye el indagar y mejorar las
condiciones y logros obtenidos. Hay, pues, un aspecto educativo externo y otro
interno. Una información útil y práctica y el preparar el relevo generacional
en el que cada cual de los educandos descubra y tome consciencia de qué
potencial cuenta y cómo se manifiesta por el bien de la colectividad, primero
incidiendo en la cultura y consecuentemente mejorando con ajustes la estructura
de la sociedad.
Si el enfoque cultural es inmovilista, entonces el aspecto
instructor cobrará énfasis tratando de minimizar su cuestionamiento y el riesgo
de cambios. Justo esto es lo que ha acontecido y acontece con nuestra
civilización occidental. La globalización y los movimientos migratorios resulta
en una amenaza a su estatus, en gran parte por estar supeditada a intereses
plutocráticos neoliberales.
Alejándonos de la visión egocéntrica de la epistemología
occidental, la filosofía y psicología transpersonal trata de integrar las
diversas epistemologías no occidentales. Por ello es plenamente comprensible
que pensadores como Amador Martos decida llamar abiertamente al nuevo paradigma
educativo como “Educación cuántica”. Yo prefiero denominarla simplemente
“Educación integrativa transpersonal” (EIT), pues integra diversas aportaciones
que favorecen que el educando pueda acceder a su realidad cognoscible y actualizarla
generando el estilo propio de exteriorización del sentido de su vida. De todas
formas, esta dualidad manifestada en el ser humano puede ser trascendida por el
propio ser humano cuando su consciencia se adentra más allá de lo existencial
en lo transpersonal. Por ello intentar explicarlo cuesta tanto pues hay unos
presupuestos que deben alcanzarse de expansión de consciencia para hacerse
accesible a su comprensión; se trata de la superación de la dicotomía
sujeto-objeto en su fusión plena. Para quienes no alcanzan este punto de
expansión de la consciencia, este misterio es irresoluble. Incluso Michael
Newton, al reportar los testimonios álmicos, no logra precisar la respuesta a
esta dicotomía; la razón de ello es que esa información queda reservada por no
situarse, en sus textos, en tal estado de expansión consciencial y por ello no
logra el pleno acceso a la misma; quizá en su esfuerzo de hacer llegar sus
reportes a la generalidad de sus posibles lectores.
ken Wilber |
Aun cuando no se logre la integración personal de la
unificación trascendente entre sujeto-objeto, démosla como premisa en el
posicionamiento de la consciencia expandida transpersonal. Es Jacobo Grinberg y
el propio Ken Wilber quienes lo manejan con mejor eficacia. Para ellos no se
trata de algo teórico, sino vivencial.
El pretender que este posicionamiento es un objetivo de gran importancia en el nuevo paradigma educativo no excluye el que muchos de quienes lo postulan como necesario, se encuentren ya en este estado expansivo consciencial. El propio A. Maslow lo presenta como efectivo en el nivel más elevado de su escala de auto realización trascendente, pero él tampoco se incluye en él al concluir su obra en fase póstuma. Y si lo consiguió, no lo atestigua. Así, pues, es una labor por emprender por los educadores para con las nuevas generaciones sabiendo que ellos mismos, quizás, aún no puedan experienciarlo. Tal sucede asimismo con el fenómeno VES (visión extra sensorial), que se puede activar en niños y guiarles, aunque sus educadores no lo hayan alcanzado en su experiencia personal.
La fase de fusión sujeto-objeto, es un estado de logro evolutivo de la consciencia humana poco accesible hoy por hoy, pero en ciertos individuos (muy escasos) presente (auto realizados trascendentes). Por ello es asumible como objetivo para futuras generaciones, a pesar de que los actuales adultos no lo hayan alcanzado y acaso no lo alcancen debido, en gran parte, a la estructura personal, cultural y social que lo dificulta e impide en el modelo actual vigente de paradigma positivo materialista.
La actual aspiración y vivencia espiritual se encuentra hoy
en día en vivencias existenciales y de “centauro” en un cierto número de
personas, luchando por asentarlo e integrarlo en la consciencia, tratando de
sanarse y liberarse de lastres de estadios previos que actúan como obstáculos y
de todo ello debe ocuparse asimismo la propuesta del nuevo paradigma educativo
y civilizatorio.
Según Wilber, alcanzar la integración experiencial de la dialéctica sujeto-objeto significa realizar el “Nosotros” en armonía con el “Ser auto realizante”, y con ello alcanzar el “Altermundismo”, ya no sólo como un objetivo y logro teórico, sino como parte de la eutopía vivenciada conforme al paradigma aún hoy más teórico que factual. Visualizarlo y aspirar a su realización, aun cuando en la mayoría no sea una experiencia vivida, no disminuye en nada su valor. No en vano estamos construyendo un mundo mejor y auto realizado para quienes nos tomarán el relevo generacional. Es parte del “Deber Ser” y entonces el “Deber Ser” y el “Ser” será realidad.
Hago referencia al escrito publicado hace algunos meses en cepsiblog titulado “Prehumanismo, Humanismo, Auto realización” en el apartado E: “Situación humana desde el punto de vista del individuo auto realizado trascendente”. Véanse nuevamente los 26 ítems allí expuestos.
Lo que tanto para mí como para A. Maslow viene expuesto bajo
el término “Holismo”, y que K. Wilber expresa con el Séptimo nivel o “Psíquico”,
incluyendo la plena vigencia e integración de sus “Cuatro Cuadrantes”.
Cito a Wilber: “Cada sociedad dispone un determinado centro de gravedad podríamos decir, en
torno al cual gravitan la ética, las normas, las reglas, las instituciones
básicas de esa cultura, un centro de gravedad, y proporciona la cohesión cultural
y la integración social característica de esa sociedad concreta” (Cuadrantes
Inferiores).
“Ese centro de gravedad cultural actúa como una especie de
imán sobre el desarrollo individual, de manera que, si usted se halla por
debajo del nivel promedio, el centro de gravedad tenderá a impulsarle hacia
arriba, mientras que si, por el contrario, intenta elevarse por encima de él,
tendera a dificultar el ascenso. (…) A partir de ese momento, el desarrollo
dependerá del esfuerzo y de la suerte porque será necesario vencer la resistencia
de ese imán que dificulta el ascenso.” (ken Wilber” Breve historia de todas las
cosas Pag.192, Ed. Kairós 1998).
Consiguiéndose el estadio de centauro, el yo observador
puede, en un sentido amplio, atestiguar o experimentar la mente y el cuerpo, lo
que significa que está comenzando a trascenderlos. Y con este proceso evolutivo
de la conciencia, ésta despliega cada vez mayor profundidad; lo equivalente en
sintergia a mayor integridad y cohesión neuroalgorítmica con el consecuente
incremento del campo neuronal; o una mayor elevación del Yo observador (El
Testigo, la conciencia pura); o una mayor auto realización según Maslow. Obtenido
el estado centauro, el Testigo se ha desapegado ya de su identificación con el
cuerpo y la mente. Ha trascendido esta dicotomía incluyéndola. Es por ello que
podemos atestiguarlo y que la mente y el cuerpo son experiencias de un yo
integrado, es decir que constituye un único neuroalgoritmo inclusivo. Con el
estado centauro, la conciencia empieza a desidentificarse de la mente, es decir
se distingue que son dos fenómenos, se ve como diferente a lo mental; que lo mental
es simplemente un auxiliar al servicio de la conciencia, por ello puede
contemplarla, verla y experimentarla como algo objetual. Es decir que la mente
no es ya “sujeto”, sino que está comenzando a convertirse en un objeto. Un
objeto del Yo observador, un objeto del Testigo. Este es el objetivo de la
“Meditación Autoalusiva” de Grinberg.
Entonces el Testigo (Conciencia) se desidentifica de la
entidad que considera “Mental”, de carácter inferior y por ello más
superficial, y se abre a una dimensión más profunda, más elevada y más amplia;
es decir de mayor sintergia; hasta que logra abrirse y expandirse al sustrato
último en el Espíritu; cuando sintoniza y desarrolla el potencial de resonancia
y armonía con la Lattice; entendiendo que siempre es relativa y que aún puede
incrementarse más como campo neuronal.
En el proceso evolutivo, la identidad transita desde la materia al cuerpo, y desde éste hasta la mente. Ésta se convierte en un objeto que es
atestiguado, es decir en un objeto del Yo Observador, del Testigo; o como lo
denomina Grinberg el “Procesador Central”. Entonces se empieza a ser
transpersonal, o auto realizador trascedente.
En este punto aparece la convicción y certeza de que existe
una esencia sutil que impregna toda la realidad; debo advertir que es fácil confundir
en la propia mente todo esto como idea o creencia (lo que sería un vestigio o fijación
de ámbitos precentauricos en el aspecto mágico y mítico), sino que ahora se
trata de algo vivido, experienciado y no anhelado o creído. Es ahora la
realidad de todo lo que es, es el fundamento de “Todo lo que es”. Esta esencia
“lo es todo”. Esta esencia es real. Yo soy eso, al igual que tú y que todo
cuanto existe. El testigo, Yo o Consciencia percibe como se despliega de su
propio origen, que es el mismo Espíritu o Fuente, o Gran Misterio, la misma
Vacuidad. En tal punto de toma de consciencia ya no puede haber ningún mapa. Es
puro descubrimiento del propio Ser, Testigo, del espíritu y se entiende lo que
antes se consideraba “Mundo” y ahora se contempla como “Ilusión”. Según Wilber
es el último Fulcro, lo que implica un desafío o reto y puede suscitar
conflicto y aún patología, como lo describe Maslow como metapatología. Por eso
una educación que fomente y facilite este paso es conveniente, pero no
garantiza el que se logre por sí misma. Es algo que cada cual debe hallar en la
exploración de la propia consciencia. La Educación Integradora Transpersonal
facilita, pero no lo ocasiona. Lo hace más probable, sin que causalmente lo proporcione.
Una educación que aproxime más a la profundidad de la conciencia que no es una
adquisición extrínseca, sino una revelación inspirada intrínseca, es decir
propio del cuadrante superior izquierdo de acuerdo a Wilber, apoyada en las
otras tres, aproximando ese “centro de gravedad” a este fin de logro personal
de la conciencia. Y, a partir de allí, abrirse a los tres estadios siguientes
accesibles: el Sutil, el Psíquico y el Causal según Wilber.
Según Maslow tal estado (Auto realización trascendente) se
consigue con la profundización en los valores y metavalores del Ser (Valores
B). Según Grinberg, obteniendo grados de mayor integridad, coherencia y
densidad informacional de acuerdo con procesos más plenos de
neuroalgoritmización que conducen a campos neuronales más armónicos con la
Lattice, para lo cual ya está diseñado nuestro cerebro. Según Michael Newton
contactando mediante hipnosis profunda con recuerdos y vivencias del propio
estado álmico, tanto como lo haga posible la propia situación evolutiva del
alma. Cada tradición espiritual, que no religiosa, lo propone a su modo: cristianismo
místico, sufismo, taoísmo, budismo, hinduismo, chamanismo, Kabala, Teosofía,
Sintergia, Transpersonal, etc. Cada cual presenta un mapa para aproximarse y
los referentes de aquellos que lo han conseguido, pero cada cual lo explora en
su íntima y plena responsabilidad.
Desde mi punto de vista, los mapas más asequibles en el mundo occidental son por medio de la Auto realización, lo Transpersonal y la Sintergia. Y claro está su mutuo refuerzo junto a otras obteniéndose una integración personal conforme a su criterio y preferencia.
Hay que tener en cuenta que se da un factor atractor que nos
impulsa en su consecución al que Theilhard de Chardin denominó “Punto Omega” y
que Jacobo Grinberg denomina “Atractor extraño del Futuro ideal del Hipercampo”
que es el Estado de mayor Centralidad y Complejidad del Universo que atrae para
sí mismo a las distorsiones de la Laticce y que su contacto se produce cuando
se logra incrementar la Neuroalgoritmización individual y cuando se expande la
duración del presente (Teoría Sintérgica).
Ahora ya llega el momento de abordar el diseño de esta
educación para el Nuevo Paradigma Integrativo transpersonal.
Educar es una forma de comunicar y en el propio acto de
tratar de comunicar aparecen diversas dificultades. Estas dificultades son
consecuencia de bloqueos y defensas en la propia comunicación con uno mismo.
Comunicación es algo recíproco, yo con el mundo y el mundo conmigo; lo que en
buena parte depende de la semejanza de estructura (lo que define mi identidad y
lo que percibo e interpreto de lo que me envuelve (el mundo). Así sólo podemos
recibir del mundo y ofrecer al mundo lo que asimismo se cree uno ser y cree que
el mundo es. Por ello es conveniente el conocerse en la propia personalidad y
ésta es la base a través de la cual pueda comunicar al mundo y al tiempo acepte
o sea ciego a lo que el mundo pueda comunicarme. Comunicación implica procesos
de percepción, de aprendizaje, todas las variantes de arte y de creación, así
como el propio proceso primario; es decir las dificultades interpretativas
resultantes de las creencias y defensas caracteriales debido a la historia
personal y sus referencias míticas; a las vivencias experienciales sean o no
transpersonales y su aspecto pulsional o instintivo. También del nivel de
comunicación verbal y relacional propio del proceso secundario (Véase en
escritos anteriores las alusiones a procesos primarios y Secundarios en la
creatividad y Experiencias cumbre). De lo que se concluye la siguiente relación
directamente proporcional: Cuanto más íntegra y sana sea nuestra personalidad,
tanto más mejora nuestra comunicación con el mundo. En consecuencia, se dan
dificultades en la comunicación interna en relación directamente proporcional
con la presencia de aspectos disociados de la personalidad (neurosis) e incluso
de escisión o ruptura de la misma (situaciones psicóticas). Se genera en el
interior de las personas una batalla en diversos aspectos: entre impulso y
control, entre expectativas y deseos personales y las sociales, entre ámbitos
de madurez y de inmadurez, entre la búsqueda y obtención de satisfacciones y
placer responsable o irresponsable; conflictividad que concierne el ámbito
psicoterapéutico con sus diversos enfoques y procedimientos. Ni qué decir tiene
que cada uno de estos aspectos conflictivos internos se comunican con el mundo
captando o rehusando ciertos contenidos del mismo. Así, en nuestra interioridad,
se acepta o rechaza, se apasiona o reprime por ciertas informaciones y
fenómenos con los que interactuamos continuamente y obviamente nos hacemos
receptivos o bloqueamos o interferimos en nuestro mundo de comunicación (dando
y recibiendo mensajes, percepciones y manifestando acciones).
En síntesis, “recibimos, aceptamos y expresamos conforme a lo
que somos”. Así, cuanto más integrada sea nuestra personalidad, así nuestras
acciones y comunicaciones serán sinceras, completas, únicas, vivas y creativas;
y por otra parte, nuestros desequilibrios de personalidad darán lugar a
comunicaciones inhibidas, convencionales, artificiosas y falsas, es decir con
un nivel sintérgico alto o bajo respectivamente.
Nuestra interioridad tiene diversos grados de conciencia, desde
el claramente consciente y de alerta hasta el abismal contenido inconsciente.
Por ello hay facetas propias que rechazamos y reprimimos; y que, si bien se
suprimen de nuestra conciencia, no desaparecen de nuestra existencia, aunque no
nos demos cuenta de su presencia; es lo que denominamos la “sombra”. La
“sombra” aunque resulte inadvertida por nosotros mismos, de alguna manera,
interfiere, altera y mediatiza la comunicación con el mundo.
Todo esto que expongo es de naturaleza instintoide, es inmune
a los intentos culturales de eliminarlo.
Un aspecto importante a considerar, por su íntima conexión
con la comunicación, es la cuestión de la “genitalidad”. Es decir, la vivencia
de nuestro “ser sexuados” y la gozosa vivencia de ella en nuestra sana
sexualidad. Otro aspecto de importancia es la identidad de “genero”, es decir
qué tal nos definimos en los aspectos relativos al género y sus variantes y
matices, ya se trate de “cisgénero” (Cis) o “transgénero” (trans). Aquí no me
ocupo del sexo de cada persona, sino de la relación propia e interna de estas
cualidades o características. En la mayoría de individuos, en su mundo interno,
hay un diálogo fluido o conflictivo entre tendencias masculinas y femeninas
tratando de obtener un equilibrio reflejado en la definición de la adscripción
o pertenencia a una tipología de género. Este aspecto tiene indudablemente gran
peso en el modo de comunicación entre individuos facilitando puentes
comunicativos u obstáculos e incluso abismos comunicativos. En nuestra cultura,
así como en muchas otras; ya en el modo Cis hetero se crean grandes
dificultades de comunicación afectiva (amistad y relaciones amorosas y
sexuales); todo ello debido al profundo arraigo del patrón “masculino” o
cultura de contenido patriarcal. Si en este ámbito, la persona hetero, es decir
la normalizada en la cultura aún vigente, en sus relaciones, ya sean amistosas,
tienen problemas de comunicación; podemos hacernos una idea del nivel
conflictivo que implica el considerarlo en el ámbito amplio de relaciones afectivas
entre género. Por regla general, culturalmente aparece que el género y sexo
masculino ha dominado y aún domina a los demás. Aspectos como de exclusión
social, división del trabajo, diferencias de salario, etc., y más aún si se
entrecruzan con las variables raciales. Hasta el punto de crearse submundos o
interrelaciones admitidas y otras no permitidas llegándose a crear subculturas
e incluso condiciones comparables a guetos. Aquí tenemos, como he dicho
anteriormente, la proyección de los propios procesos internos de cada persona
y, por ello, para mejorarlo, es preciso lograr paz en el ser de cada cual.
Hay cualidades que asignamos como tendencias masculinas y
femeninas dentro de cada persona independientemente de su identidad de género;
estas cualidades tratan de balancearse en un equilibrio inestable en contexto
saludable, pero es muy común que se produzca una pugna interna dando lugar a
desequilibrios desde leves a muy graves que, indudablemente, afectarán en la
comunicación de alteridad y con el mundo. Así no solo pueden darse, sino que
sistemáticamente se dan relaciones conflictivas con y entre cualidades tales
como emotividad, control; actitud lógica o ilógica; dominio o dependencia;
asertividad o pasividad; ternura o atención a niños y mayores o piedad ante
ellos; etc. Conforme al arraigo conflictivo interno, así se reflejará en
actitudes favorables o combativas en el mundo externo.
Desde mi punto de vista, en relación con esta temática,
dicotomizar es patologizar. Quien se cree nada más que pleno hombre y nada más
que hombre; o mujer y nada más que mujer, o homosexual y nada más que
homosexual o trans (ya sea masculino o femenino) y nada más que eso está
condenándose a una lucha interna y a un alejamiento de todo lo demás en género;
pero a medida en que comprende que psicológicamente todas estas cualidades están
presentes en mayor o menor grado en sí y en cada cual, entiende que lejos de
dicotomizar, estas diferencias o variables pueden fusionarse y ya no precisan
excluirse o ser antagónicas; y en la medida que así lo logra se construye como
una persona integrada y capaz de aceptar, relacionarse y disfrutar de su
naturaleza y la de los demás. Así que el mejor modo de entablar afecto con gran
parte del mundo exterior consiste en sentir amor propio en su mundo interior.
En anteriores escritos referentes al humanismo he aludido
reiteradamente a la presencia de procesos primarios y secundarios, dejando
claro que en la creatividad y en las experiencias cumbre, siempre se dan y
complementan. El proceso primario se refiere al mundo interno psíquico en un
aspecto instintoide; y el proceso secundario, como lo cognitivo y racional sea
inductivo o deductivo, forma parte de la subsiguiente elaboración. Quienes se
aferran preferentemente a uno u otro de modo dominante en la conducta, caen
asimismo en la dicotomización y patologización, siendo ciegos y sordos para la
otra parte de la propia naturaleza humana y de la alteridad. En este aspecto
surgen los trastornos y patologías ideacionales; en nuestra cultura occidental
se refleja en la diferenciación entre cientificismo por una parte y quienes lo
reducen todo a las profundidades y misterios de la naturaleza humana (los
aspectos individuales YO y Ello en el cuadrante superior de K. Wilber).
Ciertamente son extremismos con su punto de fanatismo. Aquí es útil considerar
que la naturaleza humana tiene un contenido funcional (lo intrapsíquico) y otro
estructural (lo conductual, objetivo, medible y manejable). Lo que constituye
el mundo subjetivo y objetivo de cada cual, el Yo y el Ello de Wilber. Toda
función requiere una estructura, y toda estructura lo es en cuanto que cumple
una función o necesidad. Así, pues, no puede darse un antagonismo, ni
dicotomía, pues es un único fenómeno visto desde dos puntos de vista
alternativos e integrados. Concebirlo así es lo saludable.
Abraham Maslow |
En las personas auto realizantes o predominantemente sanas se
da una fusión integrativa entre las tendencias que podríamos resumir como
tendencia al egoísmo (hacia el yo; la (autonomía)
y el altruismo (heteronomía). La
tendencia hacia la autonomía, la consecución de autosuficiencia y la tendencia
al desarrollo e incremento del ser íntimo y profundo separa y confronta con la
tendencia de renunciar al yo, a sumergirse en el no-yo, el ceder de nuestra
voluntad, libertad, autosuficiencia, control y autonomía. Aquí tenemos otra
dicotomía teórica que afecta a la comunicación. Se trata, por lo que vemos, del
estudio de la necesidad de comunicación entre el mundo y la personalidad.
Maslow al tratar de ambos conceptos los plantea en un doble aspecto. Habla de
heteronomía fuerte y débil, así como de autonomía fuerte y débil. La
heteronomía débil, es decir de la persona no auto realizada, da lugar a formas
de entrega al ambiente cultural pudiendo adoptar formas delirantes como “la
pertenencia por sangre o genes a un grupo étnico” o a “una correligiosidad ideológica
con creencias diversas (religión, ideología política, estatus social, etc.) que
conducen hacia un desprecio por el ser humano y a la aceptación y búsqueda de
valores ya fuera de la naturaleza humana o en su aspecto de participar en la
naturaleza animal. La heteronomía fuerte, el aspecto sano, nos conduce a un
altruismo de tipo trascendente y a una abnegación, en ocasiones heroica, en
favor del prójimo por encima de la identidad propia; es decir el autosacrificio
por el bien de los demás. En relación a la autonomía también se puede
considerar una presencia fuerte y débil; una autonomía de tipo débil, es decir
insana, inmadura, representa un fortalecimiento de la personalidad frente al
mundo, creándose una oposición entre el yo y el mundo, conduciendo a una
dominación autocrática, plutocrática o fascista, se le puede denominar como una
tendencia de dominación fuerte insegura. En la dominación fuerte segura, se da
algo muy diferente; se manifiesta afecto por el mundo, sentimiento de
responsabilidad para con los demás a los que atender y apoyar, presenta un
sentimiento de confianza propio y una identificación con el mundo; es decir que
las personas con autonomía de tipo fuerte (sana) sienten el placer, el amor y
la inclinación en ayudar a los demás.
Con lo dicho, nos resulta más claro que cuando una persona se
está auto realizando, cuando logra mayor salud en su personalidad, la autonomía
y la heteronomía se desarrollan a la par, crecen juntas y finalmente se
fusionan creándose una unidad superior o neuroalgorítmca. Por lo que la
concepción de que son constituyentes opuestos y en pugna dentro y fuera de la
personalidad es una evidente manifestación y consecuencia de inmadurez y de
desarrollo deficitario.
Aunque esta integración es un aspecto presente en todas las
personas auto realizadas, también es una vivencia que aparece en las
experiencias creativas de tipo primario y en las experiencias cumbre sean del
tipo que sean (orgasmo, amor hacia los hijos y otras en las que se alcanza un
instante de fusión y pérdida de conciencia de sí y en la trascendencia del yo y
del egoísmo); lo que es lo mismo, una vivencia de trascendencia en la que el
sujeto y el objeto se funden logrando la experiencia de no-dualidad de la consciencia
transpersonal. Es decir, cuanto más integrada es la persona, más integrado es
el mundo. Si alguien está bien, el mundo le parecerá bien. Experimentar esto ya
sea puntualmente o como una constante comporta un desacuerdo con muchas
concepciones teológicas e ideológicas que empujan a creer que trascender los
límites del yo significa despreciarlo o repudiarlo, o renunciar y perder el yo
o la individualidad. Así el desarrollo de una autonomía fuerte, el logro de un
sentido de mayor identidad y de pertenencia se une a una heteronomía fuerte de
pertenencia al género humano, a la biosfera y a todo el conjunto planetario (el
Hipercampo incluyendo el expandido de Jacobo Grinberg).
Con la psicología humanista y su extensión a la transpersonal
descubrimos que la presencia en la personalidad de la integración define la
salud psicológica, que las personas sanas (auto realizantes y auto realizadas)
son más espontáneas y más expresivas y que estas personas perciben mejor (a sí
mismos, a los demás y a toda la realidad).
Así se percibe el propio mundo del Ser y del exterior
integrado por personas integradas, así mayor integridad producirá en los demás.
Educar desde el punto de vista integrativo transpersonal
consiste en apoyar a que un proyecto humano pueda contactar y posibilitar su
plena potencialidad desde el inicio de la vida, pasando por las fases de
desarrollo ontogenético.
Este es el proceso de desarrollo del organismo desde la
fecundación hasta la senescencia pasando por la adultez.
Se parte del supuesto de que se da una profilaxis suficiente.
Profilaxis significa “antes de cuidar", es decir promoción y protección de la
salud. Es el compromiso en potenciar y asegurar la salud y prevenir las
enfermedades. En el ámbito que nos ocupa, la educación, la profilaxis consiste
en crear las condiciones favorables para que, desde la primera fase ontogenética,
el proyecto de ser humano pueda desarrollarse lo más sano y plenamente posible
de modo que pueda lograr la auto realización en la vida.
En este punto los intereses de educación y de salud son coincidentes. Educación es transmitir el conocimiento existente mediante el amor, la salud; es la facilidad, libertad y espontaneidad de manifestarse vitalmente amándose a sí mismo. En este sencillo esquema queda implícito todo el conjunto de los Cuatro Cuadrantes de K. Wilber:
El Cuadrante superior alude a la individualidad en sus
ámbitos internos (Contacto con la propia vida, la energía vital, los
sentimientos y emociones, la conciencia, los procesos cognitivos, el
inconsciente y el potencial tanto manifiesto como latente) y externos (cómo se
expresa y manifiesta el yo en forma de comportamiento y conducta de un modo
observable y medible, es lo que mostramos y como lo mostramos en nuestro
comportamiento). El Cuadrante inferior alude a lo colectivo, a la interacción
con el ambiente ya sea fisiosférico, biosférico y noosférico; En lo Interno de
lo colectivo (El Nosotros cultural), es decir el contenido compartido y común
en un colectivo, las tradiciones, comprensiones, lazos de contacto y la
comunicación; y en lo Externo colectivo, es decir la plasmación estructural en
órganos sociales e instituciones que garantizan y manifiestan esa cultura dada.
En lo respectivo a la profilaxis infantil, los dos cuadrantes
inferiores se refieren ontegenéticamente al ámbito familiar o que haga sus
veces; en primer lugar el organismo materno que gesta a la criatura y en segundo
lugar el ambiente que la envuelve saludablemente (familia afectiva, es decir el
conjunto de individuos que constituyen el hogar en el que vive la madre con su
feto), La cultura familiar y el ámbito estructural en el que se vive
(condiciones de satisfacción y seguridad en sus necesidades y motivaciones).
Más allá de lo cual se encuentra la cultura de pertenencia y las estructuras
sociales que las garantizan.
Por ello la profilaxis educativa y de salud aparecen, como
una unidad inseparable, se inicia desde el momento en que se consuma el acto de
fecundación, continuándose durante la gestación, parto, posterior periodo neo
natal y las sucesivas etapas infantiles hasta alcanzar la adolescencia y
juventud. Etapas en las que los dos cuadrantes inferiores (colectivos) se
expanden desde el ambiente uterino a la familia, la comunidad y la ciudadanía
del mundo. Teniendo en cuenta que, a partir de la adolescencia, el educarse (es
decir auto realizarse) es fundamentalmente un propósito y proyecto personal
apoyado por la sociedad y sus instituciones (o debería serlo).
Como inicio consideremos los prerrequisitos básicos (desde
una visión reichiana) tales como: Una concepción deseada y afectuosa, ya sea
natural o artificial; y de la viabilidad del cigoto en el útero. A partir de
aquí, en relación con la gestante es necesario una buena capacidad de contacto,
una sana relación afectivo-sexual de la pareja (en caso de monoparental, un
afectuoso contacto con personas que acompañen o apoyen a la gestante), una
situación en la que la madre se sienta con sus necesidades y motivaciones
personales satisfechas, en este sentido la estructura social debe brindarle la
seguridad y apoyo necesario (medios materiales, de salud y pertenencia). Una
pauta de vida saludable que la proteja del estrés producido por diversas
fuentes (socioeconómicas, ambientales, preocupaciones, riesgos de salud, de
seguridad, etc.); un estilo de vida activo con hábitos saludables evitándose el
sedentarismo, disfrutar del aire libre, del contacto con la naturaleza, con
relaciones favorables de familia, amistades, contactos sociales, disponer de
suficiente tiempo privado, etc.; evitando ciertas rutinas tóxicas o nocivas,
mínima exposición a contaminación ambiental y electromagnética, etc. Una dieta
sana, ambiente de bienestar, optimismo y sosegado. Tengamos presente, además,
que la misma gestación ya puede aportar alguna experiencia cumbre.
En el parto, la profilaxis aconseja, que pueda discurrir lo
más naturalmente posible, ya sea en casa o en institución de salud,
asegurándose de que no acontezca ningún aspecto traumático; evitando, en lo
posible, la utilización de medios farmacológicos, mecánicos o quirúrgicos.
Contando con la presencia activa de la pareja si la hay o de alguien querido
que haga sus veces, cuya función es acompañar y ayudar a que la madre no pierda
el contacto consigo misma y con su bebé, ayudarla a respirar de forma plena, a
que no caiga en reacciones mecánicas frecuentes como de retirada de la
experiencia, pérdida de confianza en sí misma, temor al acontecimiento ya sea
bloqueando el acontecer del parto por retracción vital o por contracción, entre
otras posibles dificultades.
De este modo se garantiza que tanto la madre como el perinato
puedan discurrir armoniosamente y en contacto durante las cuatro fases
perinatales descritas por Stanislav Grof, evitándose la aparición de
complicaciones que den lugar a alguna fijación o situación traumática en el
perinato. (ver post al respecto: “Aproximación ontoenergética al nacimiento”
cepsiblog, 24 de junio de 2012):
Tras el parto, en la etapa de gestación extrauterina,
empecemos considerando lo conveniente que es el que se dé una inmediata succión
del pecho. Ya aparece el calostro y le es necesario. El neonato no debe
experimentar sensación alguna de separación, los brazos de la madre y la
calidez afectiva en ella y alrededor de ella debe asegurar una continuidad
fusional entre ambos, sólo que el ambiente y sensaciones intrauterinas (de ser
un tipo de anfibio) se han cambiado a epidérmicas y externas. El parto ha
servido de tránsito y ha estimulado su piel, sensibilidad y energía adecuándolo
al nuevo aspecto de la vida que sigue siendo incondicional.
La profilaxis continua con la amorosa incorporación del
recién nacido al triángulo familiar (él, la madre y quien la acompañe y ame en
el proyecto de vida); y si es monoparental, el apoyo de persona o personas que
la apoyen amorosamente. Aquí es importante, asimismo, un envolvimiento y apoyo
de condiciones socio-laborales y afectivas que permitan satisfacer las demandas
de la nueva vida en fusión con la madre. Permiso de maternidad y paternidad,
que ésta no regrese al trabajo antes de los seis meses del bebé. Es importante
que la pareja esté presente y profundamente implicada en la relación
triangular; que contribuya a que la madre canalice satisfactoriamente los
intensos sentimientos desencadenados por la ansiedad, la fatiga, etc., que, de
no ser así, puedan dirigirse al bebé en forma de enojo. Que la madre se sienta
apoyada y ayudada tanto física como afectivamente para que descanse, ya que la
necesidad energética de contacto del bebé con la madre no ha cambiado con el
parto y prosigue en la gestación extrauterina hasta que esté en condiciones de
dar sus primeros pasos.
Que la madre acepte y desee amamantarlo y nutrirlo (alimento
y afecto) sin prisas y sin limitaciones externas, sin estar sujeta a horarios
rígidos, siempre en contacto con las necesidades del bebé, atendiendo a sus
demandas. Ello hace necesario un contacto empático y afectivo constante y
continuado entre los padres y quienes apoyen las condiciones de la unidad
familiar. De modo que la unidad familiar esté en óptimas condiciones de
contacto con el bebé, tanto en sus condiciones corporales como en sus
expresiones emocionales de llanto, grito, alegría, etc.
Si en la unidad familiar hay hermanos, éstos, según la edad
deberían participar afectivamente en tal experiencia sintiéndose igualmente
confiados y seguros en sus necesidades de contacto físico y afectivo con los
padres, participando de la alegría y satisfacción con el recién nacido; así se
evita en gran medida reacciones de celos.
Si se dan estas condiciones profilácticas descritas, entonces
suelen aparecer los siguientes fenómenos y hechos que indican salud y
bienestar, dado que ya hemos apuntado que en estos momentos hay una unidad
entre educación y salud:
Entre los progenitores, durante el embarazo y tras el mismo
se mantiene el deseo mutuo y la gratificación sexual.
Son señales de un “buen embarazo” la sensación de contacto
orgánico en el nuevo estado, sensaciones de calidez interior en el vientre,
aumento de la sensibilidad general (de sentidos objetivos, subjetivos e
intuitivos). Vivencia de optimismo que manifiesta alegría. Aparición en la
madre de una confianza y seguridad en sí misma y en su función de maternidad.
Un tierno sentimiento de íntima conexión y relación energética entre los tres y
si hay hermanos, que se sientan igualmente incluidos. En el momento del parto,
habiendo dolor, la madre no pierde el contacto consigo misma y con su bebé y se
da libertad para exteriorizar sus emociones. Puede llorar, gritar, reír según
su sentir abiertamente. Aparece una respiración diafragmático-abdominal con la
confianza a entregarse a la experiencia contando con todo el apoyo afectivo (de
su pareja).
En el neonato, al asomar del canal del parto, rápidamente puede
abrir los ojos y asimismo aparece el reflejo de buscar con su boca el contacto
con el pecho de la madre. Establecido el contacto es común que realice una succión
vigorosa y placentera; así se sustituye la relación neonato-madre de tipo
umbilical por el boca-pezón. El bebé emite voz clara y vibrante, sin llanto
dado que no se ha palmeado ocasionándolo por del dolor.
Al amamantarse respira nasalmente mientras succiona el pecho incluso antes de que se corte el cordón umbilical; y en la madre aparece espontáneamente la erección del pezón permitiendo satisfacer la primera demanda del bebé.
El bebé nace con un buen tono de piel vital y su expresión
facial es relajada. Con una buena profilaxis se observa que en estos bebés se
da una actividad motriz exploratoria espontánea, se da una funcionalidad óculo-oral
y gran actividad visual desde el primer día.
Un fenómeno que asimismo aparece en neonatos sanos es que se
trata de bebés que demandan frecuentemente el pecho materno por lo que el
aspecto de horarios resulta incierto y, aunque con el tiempo las tomas se
distancian, al principio las tomas se suceden tanto de día como en la noche,
siendo una solución apropiada el que permanezca de noche acostados con la
madre.
En estos bebés sanos se observa una tendencia temprana de exploración manual del mundo; inicialmente del pecho, de la cara y sucesivamente tendiendo a tocar el rostro de la madre y de su propio cuerpo. También; al contrario de los niños que han sufrido destete temprano o que se han visto afectados por rigidez horaria, ausencias temporales maternas o se les ha dejado llorar; con la salida de los dientes, aunque igualmente se da el deseo imperioso de morder, éste no se conduce al pecho de la madre y sí a objetos blandos que se ofrecen para su alivio; es más, en este periodo de indudable molestia, la relación con el pecho y con la madre amorosa le mitiga la irritación de las encías. Asimismo, en asociación con la lactancia se observa la aparición de orgasmos orales en el periodo de cero a 8 o 9 meses. Otra característica, digna de mención en estos niños afectos de la profilaxis descrita, es la ausencia de lo que W. Reich describió como “angustia de caída” y asimismo de signos interpretables como estados de temor o ansiedad temprana, pero sí una energetización de tipo agresivo, en el sentido que sus demandas son enérgicas y consecuentemente, ante la frustración, manifiestan una reactividad vigorosa con grito potente hasta conseguir satisfacer la necesidad, punto en el cual desaparece completamente tal necesidad. Hecho que confirma que en estos niños se da una auto regulación y no una dependencia o hetero regulación emocional.
Siguiendo con los fenómenos debidos a tal profilaxis, por los
ocho meses es común la aparición de un tipo de angustia llamada “temor al
extraño”, coincidiendo con el comienzo de las relaciones directas con personas
distintas a las familiares; la peculiaridad consiste en que estos niños no
suelen esconderse, aunque puedan tener, conforme a sus sensaciones,
preferencias a acercarse o alejarse de extraños; los hay buscados y deseados y
otros a los que evita, pero no los teme.
Otro fenómeno distintivo en estos niños es que entre el año y segundo año se aprecia paulatinamente una disminución de la necesidad de contacto energético con la madre coincidiendo con un despegue de la dependencia natural del pecho, iniciándose una maduración de la autonomía. El inicio del caminar resulta placentero sintiéndose acogidos cada vez que retornan a los adultos queridos. Adquieren confianza y sensación de independencia explorando con placer y confianza las primeras vivencias de desenvolverse por sí mismos en el mundo espacial. A medida que el interés por el pecho disminuye, se observa que la gratificación erótica oral va desplazándose hacia su zona genital como fuente de placer, esto ocurre a partir de los dos años y medio.
Un fenómeno en el ámbito comunicativo que se observa es que
la aparición del habla es temprana y asociada a la conceptualización, lo cual
indica la creación de las primeras imágenes y símbolos propios del Segundo
nivel o de “Estructura emocional- fantasmática” de Ken Wilber.
Hacia los tres años ya ha quedado concluida la fase oral y ya entran fluidamente y con autoconfianza en el esbozo del Yo y la maduración progresiva a la fase genital infantil (Según W. Reich), en paralelo con el Tercer nivel madurativo de Wilber o “Estructura de Mente Representacional”. En su transcurso, en estos niños, va tomando progresivamente relevo la influencia del aspecto cultural y del ambiente social; entrando ya en la educación infantil o preescolar (de 3 a 6 años). Ahora el interés educativo se centra en la integración y auto regulación psico afectiva funcional, los aspectos abordables educativos se basan en la afectividad, la motivación, la socialización y la atención a la diversidad humana.
Hemos visto como el infante ya ha recorrido satisfactoriamente
la parte más básica definida como el Nivel de las estructuras
Físico-sensoriales (0 a 1 año), es decir la conexión con el mundo a través del
contacto con el cuerpo con sus sensaciones y percepciones; se ha dado origen al
Segundo estadio “Emocional-fantasmática”(entre 7 meses y el tercer años) en el
que se desarrollan imágenes y principios simbólicos; lo cual, en la vivencia
infantil, cree que puede influir de un modo mágico en su mundo a través de
rudimentarios pensamientos y deseos. Hay que entender que el infante es un ser
fisiológico que se vive en una conciencia No-dual, es decir Oceánica. Y que con
el inicio de la educación infantil se origina el nivel “Estructura de Mente Representacional”
(de tres a siete años) en la que se diferencia entre el Self (mí mismo) y lo
demás. Se basa en los símbolos. El dominio de las creencias mágicas es sustituido
por las representaciones míticas; es decir, ya no se puede gobernar al mundo,
pero si complazco al “Gran Poder” (representación de dios) mediante plegarias y
oraciones, entonces intercederá en mi mundo de una forma milagrosa.
Con el establecimiento de la función mental en el transcurso del estadio de Mente representacional y su asentamiento con el Cuarto nivel o de “Estructura Regla/Rol” (de siete a 11 años) el niño puede asumir la alteridad; entiende que el mundo está hecho de reglas, de normas lingüísticas que rigen el comportamiento y los roles (sentido moral) adentrándose en un sentido convencional que será definitivamente cuestionado al iniciarse la adolescencia con la aparición del Quinto nivel “Reflexivo-Formal" coincidiendo con el cuestionamiento del sociocentrismo propio de Cuarto nivel, adentrándose en el pensamiento hipotético-deductivo y el concebir conjeturas empíricas. Ya se reflexiona sobre las normas y reglas de la sociedad y se puede juzgar sobre su validez y falsedad. Con la culminación de la adolescencia, antes de iniciar propiamente la juventud (sobre los 17 y 18 años de edad) se inicia el Sexto nivel “Existencial” y con él se puede concebir y realizar la unificación de mente y cuerpo adentrándose en la Posición “Centauro” como puente entre lo personal y lo transpersonal. En este punto ya se encuentra en el proceso de auto realización.
Hemos visto cómo se consigue una sana integración desde lo
prepersonal a lo personal en estas exposiciones referentes a la profilaxis
prenatal, neonatal y en las primeras y sucesivas fases infantiles hasta la
adolescencia. Así como la relación contacto-comunicación con el mundo
envolvente.
En este punto es edificante señalar que la relación de comunicación entre la persona y el mundo es un proceso de formación mutua. Y ello, en el aspecto de la educación que nos ocupa, indica que la persona más saludable (auto regulada afectivamente, auto realizante y auto realizada) eleva a los de su entorno; y lo mismo acontece en sentido contrario, al igual que un entorno insano tiende a rebajar la integridad de la persona; con el apunte de que cuanto más auto realizada esté la persona, menos influenciable será a esta presión ambiental insana. Debemos tener presente estas consideraciones en la labor de tratar lo que subyace en la educación.
La visión filosófica y psicológica humanista y transpersonal
se orienta en la realización de la persona, el logro de su plenitud humana, el
alcanzar el más alto desarrollo posible de sus potencialidades como individuos
y especie. Es decir, ayudar a la persona a que pueda ser y actualizar lo mejor
de sí. Se hace necesario pues, poner en cuestionamiento el propio aprendizaje
meramente asociativo, que es útil para aprender cosas (medios y técnicas) que
realmente carecen de importancia, por ser intercambiables (como técnicas de
memorización, adquisición de hábitos automáticos por medio del
condicionamiento, etc.); todo ello puede ser de interés para adecuar al
educando a una sociedad tecnológica. Pero para nada cuando se trata de educar a
las personas a que conquisten su autodesarrollo y plenitud, es decir que lleguen
a ser “plenamente humanas”.
Aquí se plantea la opción del aprendizaje “extrínseco” y la
del aprendizaje “intrínseco”. La educación convencional es predominantemente extrínseca
(adquisición de contenidos informacionales, hábitos, técnicas destinadas a la
actividad práctica, productiva y la adecuación a una cultura sofisticada,
técnica, mecanicista, competitiva y, en suma, neocapitalista). Esta educación
convencional aparece como bastante enferma. Educar para obtener miembros
adaptables y adecuados a una ideología instrumental, en la que las personas son
básicamente piezas y engranajes mecánicos (instrumental) de un concepto de
producción y consumo de recursos en su mayor parte materiales y con fines
económicos y especulativos que conducen a un sometimiento vital a una
plutocracia con todos sus tentáculos y niveles estratificados, es decir de
organización jerárquica (económica, cultural y social). Desde esta postura no
interesa que los educandos aprendan a ser “plenamente humanos”. La filosofía de
la educación actual, aún sigue consistiendo en una finalidad o medio para la
tecnología (ciencia, sociedad positivista, productiva, innovadora, cada vez más
sofisticada y artificial. En la medida que las ciencias (física, química,
biología, astronomía, mecánica, ingeniería, informática, empresariales,
sanitarias, recursos humanos, ciencias jurídicas, políticas, etc.) renunciaron
a los valores humanos resultando puramente descriptivas. El gran error es que
este modelo, obtenido por y para el estudio de objetos y cosas, se ha aplicado
de un modo ilegítimo al estudio de los seres humanos. Este modelo acumula y
procesa un inmenso y descomunal cantidad de información sobre datos
insignificantes. Resultando un conocimiento trivial e irrelevante acerca de lo
que es importante para la humanidad. No nos hace acceder a la propia humanidad
y a los valores y motivaciones que comporta. Es más, el desatender o confundir
acerca de los valores humanos nos conduce a una civilización autodestructiva, a
la pérdida de la paz personal y general, al deterioro de la fisiosfera, de la
biosfera y de la noosfera y al riesgo cada vez más presente de autoaniquilación.
Jean Boudrillard |
Actualmente estamos sumergidos en lo que Jean Baudrillard denomina “concepto de Hiperrealidad” En nuestra civilización los bienes de consumo indican algo importante acerca de su poseedor, es decir tienen un valor de “signo”. Este consumismo, por su dependencia del valor de signo, es un factor que contribuye a la creación de la hiperrealidad. En él la conciencia es engañada, desprendiéndose de cualquier compromiso emocional verdadero, al optar por una simulación artificial (las corrientes de opinión, el pensamiento único, la aplicación de la inteligencia artificial, etc.). Como consecuencia la satisfacción y la idea de la felicidad se hallan, entonces, a través de la simulación e imitación de lo real más que a través de la realidad misma (apariencia de real, perfiles formales como sustitutos de la autenticidad, ocio virtual, contactos virtuales, etc.). Se ha olvidado que ese “yo” ha sido disociado del “nosotros”, siendo esta disociación la causa de los males de nuestra civilización actual.
Zygmunt Bauman |
Así mismo es oportuno citar aquí el concepto de “modernidad
líquida” del sociólogo Zygmunt Bauman; donde la sociedad está en un estado
fluido y volátil, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez y los
cambios que se suceden ha debilitado los vínculos humanos. Lo que antes eran
potentes nexos, ahora se han convertido en lazos provisionales y frágiles.
Entonces, veamos ¿qué es lo verdaderamente importante?
Ken Wilber, en su propuesta del “Cuadrante” nos muestra que en
su sección superior hay un mundo intrínseco, subjetivo, interno; y otro
extrínseco, conductual y comportamental. (El Yo el Ello). La reflexión previa
tiene que ver con el Ello, pero evita el Yo, la intrínseco de la cuestión.
En relación a lo intrínseco es importante señalar el
descubrimiento del inconsciente y que éste, afortunadamente se ha desprendido
de la concepción freudiana de que su contenido es el mal personal indeseado (la
sombra). Es evidente y de gran importancia que en el inconsciente se encuentra
asimismo las raíces de la creatividad, el goce, la felicidad, la bondad, los
principios éticos y los valores humanos; y además cuenta con un potencial
asombroso que incluye recursos de tipo transpersonal accesibles.
Ahora sabemos que, al menos, se puede establecer unas
condiciones en las que las necesidades del individuo se convierten en sinergias
con las de la sociedad y civilización. Incluso que estas sinergias se pueden disolver
a medida que crece la auto realización de la persona en una integración, no
sólo de la “sombra y el yo” y de la dialéctica “cuerpo-mente” que nos conduce a
lo existencial y al aspecto de “centauro”, sino a la superación de la
dialéctica entre “observador y lo observado”, puerta de acceso a lo
transpersonal.
En este punto, hay que hacer obligada referencia a las
“experiencias cumbre”. A esas experiencias múltiples de tipo extásico que cada
vez acontecen con mayor presencia a medida que la persona se asoma y adentra en
su proceso auto realizador.
Maslow nos dice que hay disparadores o situaciones vitales
que pueden desencadenarlas, y que de ellas hay dos que son las más comunes: el
orgasmo y la música; pero que hay muchas otras posibles, casi una infinidad
conforme al compromiso del individuo en la conquista de su auto realización,
como las siguientes entre muchas: El alumbramiento de un hijo, el amor a los
mismos o a otras personas (parejas, amistades), a la contemplación de la
naturaleza, al arte, al amor al propio cuerpo, la reverencia al mismo, la
conciencia del mismo, por la absorción por las experiencias, por
entendimientos, por inspiración y visiones producto de prácticas meditativas,
por sincronicidades, etc.
Son muchas las sendas que nos conducen al “paraíso” si nos
abrimos a tales aspiraciones, a nuestras motivaciones y metamotivaciones. Con
su aparición y el experimentarlas (momentos de éxtasis) la persona se
transforma adentrándose en otro modo de ser que surge del “Conocimiento del
Ser”. En la antigüedad ya Platón y Aristóteles se referían al “Conocimiento del
Ser” con sus frutos como la felicidad, la pura excelencia, la verdad, la
belleza, la bondad, etc.
Conocemos como favorecer y posibilitar la aparición de
“experiencias cumbre”, lo que significa un cambio profundo en la persona, el ver
las cosas de una forma distinta, de vivir en un mundo diferente y de tener otra
clase de conocimientos; de sentirse asombrados y maravillados a lo que con ello
se trasforma nuestro ser y la interpretación del mundo, de la realidad.
Si la educación no cumple con este cometido, resulta en algo
plenamente inútil. Educación significa aprender a crecer y en qué dirección;
aprender lo que es bueno y lo que es malo, lo que es deseable e indeseable,
aprender qué hay que escoger y qué no; es decir, de aspectos intrínsecos y, en
buena parte, se logra principalmente en la conciencia y vivencia del propio
cuerpo, en las relaciones cooperativas y afectivas y en la exploración del arte
en sus diversas facetas. Con esto como principio balanceamos el programa común
extrínseco de neutralidad valorativa y falta de significado y de fines que
presenta.
La bibliografía se presentará al final de la Segunda parte.
Fin de la primera parte.
Ernesto Cabeza Salamó a Dos de enero de 2022.
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