Testimonios de psicoterapia 2
Carta de Mª. A., casada de 28 años. Segunda carta.
“Confusa”
No sé qué es lo que me pasa, es como si mi mundo se hundiera frente a mí y yo me mantuviera impasible, sin hacer nada. He decidido dejar de trabajar, me da miedo. Todo me da miedo porque no sé qué encontraré a partir de ahora. Todo es miedo, es como si en el camino se hubiera hecho un corte, y ahora no sé hacia qué lado dirigirme; por otro lado no sé qué pretendo haciendo esto. Siempre las cosas se hacen para conseguir algo, pero yo no sé qué es lo que busco. Sólo una corta frase se me ocurre: “un hijo”. ¿Acaso es que quiero dejar el trabajo y quedarme en casa para tener y criar un hijo? ¡Es absurdo!, porque sé que de esta manera será mucho más difícil, pues habrá menos sentimientos; menos posibilidades; pero por otra parte también me pregunto si realmente yo lo quiero, o es otra expectativa que mis padres tienen de mí.
Hoy siento un odio tremendo hacia ellos. Odio lo que han hecho de mí, me veo caprichosa, absurda, inútil, como una princesa subnormal de un cuento de hadas más subnormal aún. Odio la educación que me dieron, odio su poder sobre mí, su saber qué hacer en el momento adecuado. Odio sus reglas, sus posturas. Lo odio todo.
Ahora me gusta encerrarme aquí en casa, y no saber nada de nadie. Quiero pasar de todo, de los problemas, de las intrigas de la gente.
En estos momentos me siento como una leprosa. Tengo vergüenza de que la gente me mire, que sepa de mí, de lo que pasa.
Este mundo lo siento tan cruel, tan frío…, pero no hay ninguno más, no puedo vivir en otra parte, y donde estoy no deseo estar.
Qué fácil hubiera sido no nacer. Pienso que esto de que uno se cura es una farsa. Siempre acabas en las mismas redes. Siempre hacia atrás. Y ya estoy harta. Es como una comedia dramática que no tiene nunca final.
Me encuentro ante la necesidad de decidir y no saber qué hacer, no saber a qué lado tirar. ¡Quiero vivir de una puñetera vez sin límites o quiero morir!
Mª. A. C.
No hay comentarios:
Publicar un comentario