Visión Extra Sensorial, Educación y Prevención de la Salud
La
aplicación de V.E.S., con todas sus características en el mundo de la infancia,
es una valiosa aportación en el campo educativo, constituyendo un valioso
instrumento al servicio del desarrollo del niño en sus diversas facetas
incluyendo la Salud Psicosomática.
En un
artículo que publiqué recientemente, muestro el lugar que ocupa la VES en el
ámbito moderno de la psicología y psicoterapia. A partir de la Teoría
Sintérgica de Jacobo Grinberg, explicando su funcionamiento, queda claro,
asimismo, su prioridad que es el desarrollo del potencial humano; estando
consecuentemente englobada tanto dentro de la psicología científica como de la
humanista y transpersonal. La educación, desde el punto de vista del humanismo,
tiene como objetivo principal facilitar al niño, con sus recursos humanos,
metodológicos y técnicos, el que contacte y desarrolle con su potencial humano
y no tanto la mera adquisición de habilidades y acumulación de datos.
La
escuela, en EGB, es un enorme recurso de humanización. A parte de los programas
y objetivos pedagógicos que le son propios, constituye o debería constituir,
asimismo, una importante oportunidad para potenciar la salud Psico-afectiva y
el crecimiento personal, con lo cual se presenta como un valioso recurso de
prevención de la salud psico-física. Desde este punto de vista es mucho más
eficientemente económico invertir en actuaciones preventivas que el afrontar el
sufrimiento o dolor psico-afectivo en la etapa adulta. Remito al lector a los
anteriores posts referidos a la aportación de la activación y práctica de la
VES.
Aprender
es descubrir. Se aprende del experienciar. La práctica de VES es situarse
justamente y conscientemente en la experiencia vital. Cuando el Procesador
Central integra e interpreta el patrón de interferencia que se está produciendo
estamos viviendo una experiencia en un lapsus temporal que va desde los 50
milisegundos a quizás los 200 milisegundos si esta experiencia es rica en
densidad informacional. Esto es la duración de un “instante presente”, la
mínima fracción de tiempo experiencial. Sucesivos “instantes de presente
experiencial” dan lugar al fenómeno de una experiencia vital. Sabemos que lo
que se aprende de la experiencia es asimilación, comprensión y saber; y no mero
archivo de datos.
En las
áreas metropolitanas, se irá proponiendo el acceso a VES a partir de diversos
centros privados que la practiquen, pero en los pequeños municipios rurales,
gran parte de la población tiene a la escuela como la casi única posibilidad a
este tipo de experiencia tan claramente favorecedora de desarrollo y salud. VES
aporta en sí el conocerse mejor, adquirir integración neurológica, mejorar las
capacidades cognoscitivas, asentar la confianza en el sí mismo y, como
resultado, mejorar el estado de salud al incidir en vivencia afectiva,
creativa, etc.
Experienciar,
descubrir y saber es aprender, con VES esto se potencia y conduce al placer de
descubrir que lo que aparentemente imposible es ciertamente, no sólo posible,
sino un acto experiencial. Es un descubrimiento de sí mismo, un mayor contacto
con la Naturaleza y una expansión de la consciencia en lo propio y en el camino
de la evolución humana.
Aún hoy
en día, en la enseñanza de tipo tradicional, se considera al alumno como
alguien inmóvil y silencioso, pasivo. Actuando como un recipiente vacío en el
que se depositan datos, conceptos e informaciones consideradas verdaderas aun cuando
puedan ser contradictorias y presentar incoherencias; y en este contexto, el
alumno, es valorado desde lo insuficiente hasta lo excelente. Se cree que la
información aportada por los maestros es la verdad y el alumno debe mantenerse
sumiso a sus expectativas: En la práctica esta actitud es conflictiva y al
tratar de adaptar al alumno favorece, por un lado, gentes sumisas y temerosas y,
por el otro, rebeldía.
Este
trabajo de imponer un “aprendizaje” se convierte en forzoso, antinatural. Exige
bloquear la espontaneidad, la creatividad y los vínculos afectivos
colaborativos. Con ello se imponen unos valores de tipo patriarcal patológicos,
contribuyendo a fomentar el conflicto, la falta de autoconfianza, valores
enfrentados y el desarreglo psicosomático.
Los
niños, desde que activan la VES y seguidamente la practican con naturalidad,
acceden a una mayor conexión intuitiva y empática. Las impresiones, ideas,
representaciones y contenidos de la Psicosfera o “Campos mórficos” de R.
Sheldrake son fácilmente accedidos y les plantean un sin número de preguntas
que, saludablemente, plantearán a sus padres y educadores. Especialmente los
educadores deberán escucharlos, entenderlos y brindarles explicaciones y
conocimientos. Los niños, tal como indica Jacobo Grinberg en su obra “Fluir en
El Sin Yo” (Capitulo 1: Educación para la nueva era), si se les
respeta, con la VES y su habilidad de establecer campos neuronales de alta
sintérgia, acceden a la información del Hipercampo más próximo y precisan que
el educador les ayude a entender y procesar, conforme al propio nivel de
comprensión infantil. Así el maestro no cumple con la función de depositar unos
conocimientos fijados en el programa educativo, sino aprovechar el propio auto
aprendizaje de sus estudiantes y conectarlo con los contenidos del programa.
En el
ambiente pedagógico, con la VES, se hace imperativo el planteamiento de nuevos
proyectos de trabajo; precisa cambios en la institución, etc. Se favorece el
contacto comunicativo y experiencial en el claustro de profesores y una visión
nueva de la realidad envolvente.
Al igual
que los niños con la VES activada transforman a sus padres, del mismo modo
transforman las dinámicas personales y relacionales de sus educadores. Con la
VES, los educadores ya no son depositarios de la única verdad. Los alumnos
indagan, contactan y saben de fenómenos y hechos que los actuales educadores no
cuentan como experiencia y saber. Cuando estos niños, ya adultos, ejerzan de
maestros, las circunstancias serán diferentes.
El modo
de estar con los alumnos cambia y exige una franca comunicación, verbal y no
verbal. Con niños intuitivos, empáticos, conectados con el Hipercampo ¿qué
sentido tiene la práctica del ocultamiento y la disimulación? Evidentemente
exige de sus educadores y referentes apertura, libertad, espontaneidad e
integridad. De no aplicarse así, los niños les cuestionarán sus actitudes, sus
acciones, sus pensamientos y motivaciones, así como sus rasgos de carácter.
Con la
VES y sus aportaciones se rompe la tendencia de la competencia y rivalidad en los
propios educadores entre sí y respecto a los alumnos.
Los
niños perciben y les muestran las inconsistencias y contradicciones personales,
así como, también, las experiencias positivas y facilitadoras y, con ello, se
acrecienta un sentido de humanidad real, sin disimulación ni ocultación.
Es
enteramente verdad que la mayoría de los conflictos de los niños se originan a
partir de dolorosas experiencias con los adultos. Es igualmente cierto que el
modo de evitar la aparición de patologías psicosomáticas es ayudar a que los
maestros y padres tomen contacto con sus problemas y conflictos y los
resuelvan. De este modo ya no proyectarán sistemáticamente en la infancia.
Todos
los adultos y, especialmente los padres y educadores, deben darse cuenta de que
los niños con la VES activada son poseedores de un conocimiento propio del que
brotan preguntas; y todas estas preguntas deben ser contestadas y pasar a
formar parte de los Centros de interés pedagógicos. Ello obliga a una más
estrecha colaboración entre padres y educadores.
Dentro
de la comunidad educativa, especialmente en los claustros, se logra una mayor
comunicación entre los docentes y consecuentemente con los alumnos permitiendo
que éstos hagan propuestas y estableciéndose trabajos conjuntos como actos,
excursiones, fiestas, etc.).
Ernesto Cabeza Salamó 29/04-2018
Equipo de investigación y desarrollo de V.E.S. (Visión Extra Sensorial)
Eloisa Civit Guerrero ,Ernesto Cabeza Salamó, Antonio Zahino Maya
655210020, 93 3863112, 677446195.
Plaça Montserrat Roig 5. Baixos 1ª 08921 Sta. Coloma de Gramenet
Casa “Jardín de la Alegría” C/ Palaudàries, 46. (Urbanización Can Valls) 08184 Caldes de Montbui.
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