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sábado, 14 de noviembre de 2015

Sobre la bisexualidad neurótica. 4ª parte de Orientaciones de género y neurosis.



Orientaciones de género y neurosis.


4ª Parte: Sobre la bisexualidad.



En unos escritos previos ya expuse la temática de la homosexualidad en un contexto general, distinguiendo entre la natural y saludable y la de origen neurótico sobre la que profundicé. Seguidamente me adentré en la temática de la homosexualidad latente haciendo hincapié en aquella que se reprime por muchos neuróticos resultando conflictiva. Al final del post formulé dos preguntas interesantes:

¿Existe alguien libre de tendencias homosexuales en nuestra cultura? Y la segunda ¿El ser humano es fundamentalmente bisexual?

A la primera respondo que en nuestra cultura, con un componente fuerte de neurosis, hay muy pocas personas que se encuentren totalmente libres. Siendo así la sociedad, los mismos factores que dan lugar a la neurosis, ellos mismos son responsables de la homosexualidad de origen neurótico. La plena eclosión de la homosexualidad neurótica es resultante no de dificultades neuróticas aisladas, sino de la coincidencia de unos factores específicos. Y sólo cuando se dan en conjunto abocan al individuo a este tipo de homosexualidad. Si no es así, tan sólo presentan rasgos o tendencias de tipo homosexual que, de ser reconocidas, pueden sanarse; y si se reprimen o intentan sublimar configuran lo que expuse en el post anterior como homosexualidad neurótica latente (HLN). De aquí surge esta segunda pregunta que, entre líneas, ya se contesta en el anterior escrito y que en este expondré más claramente.

Mi punto de vista considera que hay claros indicios de que se de una homosexualidad constitucional ocasionada por la acción hormonal en el estado fetal, lo expuse como el factor epigenético de reciente descubrimiento científico. Ello fundamenta una predisposición o tendencia homosexual de tipo biológico que explicaría el por qué el % de homosexuales viene a ser constante en todas las culturas. Por ello el factor socio-cultural no es tan decisivo. Ahora bien, en nuestra civilización de origen judeo-cristiano y allí donde ha extendido su influencia, se une su acción neurótizante en la misma proporción. Por ello en la medida que un individuo sea plenamente heterosexual o con alguna predisposición homosexual de tipo epigenético, presente rasgos neuróticos, presentará asimismo aspectos homosexuales latentes.
Dentro de nuestro marco cultural occidental judeo-cristiano se puede contestar que con la debida relatividad, en tanto que está presente la neurosis, ésta, en ciertas condiciones, conduce a la homosexualidad neurótica haya o no predisposición epigenética; y en este sentido pueden darse individuos bisexuales dado que revisten ciertas problemáticas que los distancia del gozoso estado de salud.

Alexander Lowen asegura que todos los casos de comportamiento bisexual que estudió, le mostraron que los individuos estaban confundidos con respecto al papel sexual, que presentaban una personalidad inmadura y eran inadecuados como seres sexuales. Consideraba que el argumento de que el ser humano pudiera ser primordialmente bisexual debería apoyarse en evidencias claras que mostrasen que estos individuos consigan plena satisfacción en sus actividades sexuales; hecho que niega.

El mismo argumento es válido para cualquier individuo heterosexual con rasgos neuróticos; también tiene la personalidad inmadura, anda confundidos respecto a su genitalidad y pueden presentar disfunciones de tipo sexual. Así que la pregunta debe formularse desde otra vertiente: ¿Puede darse tanto una homosexualidad como una heterosexualidad sin adherencias neuróticas? La respuesta surge lógicamente: En muy pocos individuos en nuestro modelo cultural.
Pero en vista del conocimiento aportado por la neurofisiología fetal epigenética sí es posible considerarlo aunque se teñiría de diverso grado de neurosis en su culturalización y socialización; aspectos de los  que recientemente me ocupé en la 1ª parte de esta serie de posts, al ocuparme de la cuestión de género y la neurosis.

Si el punto axiomático de partida es que cualquier hombre nace para procrear con una mujer y toda mujer para procrear con un hombre y todos sus instintos les guían en tal dirección, entonces tanto la homosexualidad, como la bisexualidad, como la transexualidad no son naturales.

Si el postulado de partida es que puede haber, en ciertas condiciones epigenéticas, configuraciones biológicas fetales que determinen o predispongan tendencias no exclusivamente heterosexuales, entonces puede darse toda una variedad y gradación de tendencias y sentimientos sexuales. Lo que hace posible que pueda darse tanto una homosexualidad libre de neurosis, como una bisexualidad también saludable.

Me he encontrado con personas que seriamente considero han elegido una relación homosexual por amor a la pareja independientemente de su sexo y género. Por supuesto que en ellos hay algunos aspectos neuróticos; pero en nada les distingue de una persona nítidamente heterosexual. También aquejado de algo de tipo neurótico. Y asimismo han asegurado que anteriormente o en un posible futuro, si esta relación se rompiera, no les importaría amar a otra pareja sea o no del su mismo sexo. En la medida que los índices de neurosis son leves y se da esta realidad, es oportuno asegurar que estas personas pueden considerarse bisexuales, aunque ellos afirmen no ser bisexuales, pues aman y establecen relaciones con personas y no tanto por sexo o género. La duración y la estabilidad de la pareja están, lógicamente, condicionada a diversidad de factores como en cualquier pareja saludable heterosexual. Hoy en día la certeza de una relación de pareja por toda la vida, pese a las contingencias, desafíos y evoluciones personales divergentes, no es sostenible en personas saludables y esto es válido a cualquier tendencia sexual.

La condición que debe cumplir tal persona es la plena capacidad de amar y entregarse, tanto a sí misma como a su pareja; y que en esta entrega en la relación sexual se tenga potencia orgásmica, lo que asegura una personalidad saludable y sin problemáticas neuróticas. Si esta condición se da, entonces esa persona sea cual sea su tendencia sexual será sana.

Dicho esto, como en los anteriores escritos, no voy a redundar en este aspecto y me voy a ocupar de este tipo de bisexualidad empantanada en la conflictividad neurótica, con una vivencia de insatisfacción y de problemática de confusión respecto al rol sexual vivido. En estos casos no puede darse una sublimación de los deseos homosexuales. La sublimación genuina se da en deseos y sentimientos no neuróticos y conduce a la creatividad y a cierto tipo de amor llamado incondicional. En los deseos y sentimientos neuróticos, estando relacionados con bloqueos y defensas, no puede sublimarse, tan sólo reprimirse aunque sea mediante sofisticadas y refinadas defensas racionales muy en boga actualmente en ciertas corrientes de psicología neocognitivas. La idea de que un deseo homosexual se pueda sublimar en una amistad, resulta desacertada, dado que si hay neurosis, esa amistad de tipo neurótico se verá alterada y erosionada por las actitudes homosexuales reprimidas; y si no hay neurosis, el principio de realidad prevalece y la amistad simplemente se da por la comunicación franca y abierta del propio sentir.

Como resumen se puede decir que la homosexualidad y la heterosexualidad constituyen los dos extremos de una escala de valores que forman una línea continua. No deben entenderse como categorías sino como límites. Entre ambos límites las personas muestran tendencias homosexuales de diverso origen. Ciñéndonos en la homosexualidad neurótica podríamos agregar que aparecerán tendencias homosexuales de esta etiología en la medida de su neurosis; y puesto que nadie o casi nadie puede escapar al influjo de los condicionamientos culturales imperantes causantes de la neurosis, lógicamente nadie o casi nadie puede proclamarse plenamente heterosexual. No existen, pues, personas al cien por ciento heterosexuales como tampoco las hay al cien por cien homosexuales.

La bisexualidad que aquí nos ocupa es aquella en la que el individuo sea hombre o mujer, habiendo constituido una relación heterosexual, tiene la necesidad imperiosa en ciertas circunstancias o condiciones de ir a la búsqueda de una relación homosexual. Tampoco se considera sano que alguien siendo predominantemente heterosexual y con pareja constituida tenga la necesidad compulsiva de relaciones sexuales para mitigar su ansiedad o angustia. Ni tampoco de la pareja homosexual en la que un miembro tenga la necesidad igualmente compulsiva de ir a la búsqueda de otra relación homosexual puntual. En todos estos casos consideramos estas conductas como neuróticas. Es a esto a lo que me refiero como bisexualidad añadiéndole el atributo de neurótica.
En este bisexual vemos que no ha renunciado al deseo de una práctica vital heterosexual, como sí ha renunciado el homosexual declarado. Percibimos al bisexual (neurótico) como una persona que le cuesta establecer un patrón comportamental arraigado en la relación heterosexual; pero se resiste o combate el considerarse homosexual declarado. Esta ambivalencia y falta de estabilidad emocional le hace sentirse insatisfecho o infeliz en la relación heterosexual constituida y ante el conflicto o dificultades neuróticas que surgen en la dinámica de la pareja le empujan imperiosamente a una fuga de infidelidad de tipo homosexual. Vemos que su problemática es la inmadurez en su personalidad y ello produce sus escapes hacia la homosexualidad activa. Su motivo de sufrimiento no es la tendencia homosexual, sino la inmadurez y su personalidad neurótica. Ya he dicho en diversas ocasiones que la homosexualidad de origen neurótico es una salida, un síntoma de la incapacidad de funcionar como un adulto íntegro y maduro. No debe considerarse una enfermedad, sino como un síntoma de la enfermedad neurótica de su personalidad. No es una disfunción o desviación sexual, sino la muestra de la distorsión de su personalidad.

Ya he dicho antes que la condición de salud sexual y de personalidad en la persona adulta es la potencia orgásmica que permite la realización del amor en la sexualidad. En el contexto de la homosexualidad de etiología neurótica, así como de esta bisexualidad no se da y, en este sentido, cuando se dé y más presente sea, más confianza y arraigo tendrá el individuo con el patrón heterosexual. Cuanta más potencia orgásmica tenga y sea capaz de sentir, más sana estará su personalidad y más intensos sus deseos y sentimientos heterosexuales; cuanta menos potencia orgásmica, más tendencias homosexuales neuróticas mostrará.
Si la constitución psicobiológica no contiene ningún tipo de predisposición epigenética homosexual, las personas no son heterosexuales ni homosexuales; son individuos con un grado variable de potencia orgásmica asociada a un grado de neurosis correspondiente.

He intentado dejar claro que las tendencias homosexuales neuróticas sean manifiestas o latentes, así como la bisexualidad en este sentido están relacionadas con la pérdida del sentido de sí mismo, la falta de una adecuada identificación con el propio cuerpo y una disminución de la integridad de la personalidad.

Antes de dar por concluido el presente escrito creo conveniente precisar en qué consiste la “potencia orgásmica”. Es la capacidad de conseguir una descarga orgásmica satisfactoria, es la manifestación de la potencia sexual genital. Esta aseveración puede puede ocasionar la réplica y la contra tanto de heterosexuales como de homosexuales neuróticos: el clímax y la eyaculación no cumplen plenamente con esta premisa, no son necesariamente orgasmos de personalidad genital saludable. Tanto unos como otros pueden conseguir cierto placer tras la excitación mediante la aplicación del ego, de la importancia personal, mediante la fantasía, mediante la sofisticación sexual y mediante la identificación y exteriorización; pero renunciando a la experiencia del ser. Pueden experimentar satisfacción con ciertas contracciones orgásmicas en los genitales, en el ámbito del ego, pero no entrega a nivel físico. El orgasmo es una función de experiencia del ser y está arraigado con su realización de modo más profundo.

Sugerencia psicoterapéutica: La insatisfacción personal y el sufrimiento ligado a la bisexualidad neurótica puede sanarse y resolverse. En este sentido la sugerencia y orientación se resume en: Si una persona aquejada de la bisexualidad que nos ocupa puede aproximarse y adquirir una mayor identificación con su cuerpo (sensaciones, sentimientos, emociones), un arraigo más intenso con el sentido de sí mismo (de su ser) y una mayor integridad de su personalidad; su patrón sexual espontáneamente se dirigirá hacia su aspecto heterosexual de la escala antes citada. En situaciones neuróticas, en ausencia de factores constitucionales homosexuales, cualquier manifestación e incremento de sentimientos heterosexuales deben conducir a una mayor integridad y progreso de las funciones de la personalidad.


Ernesto Cabeza Salamó.



2 comentarios:

  1. Excelente , es el articulo mas objetivo que e leído , pues la mayoria de articulos sobre la bisexualidad tienden hacia el placer subjetivo ignorando los aspectos clinicos y sociales argumentando que la bisexualidad surge por el amor al ser humano y no a un sexo en especifico ,pero de la misma manera se ignoran los aspectos neuroticos que pueden perjudicar la concepción subjetiva del amor trastornando la sexualidad del individuo por el egoismo y la autosatisfaccion , actitudes que actualmente son promovidas por un sistema neocapitalista basado en el consumismo el cual influye muchisimo en las relaciones humanas.

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  2. Excelente , es el articulo mas objetivo que e leído , pues la mayoria de articulos sobre la bisexualidad tienden hacia el placer subjetivo ignorando los aspectos clinicos y sociales argumentando que la bisexualidad surge por el amor al ser humano y no a un sexo en especifico ,pero de la misma manera se ignoran los aspectos neuroticos que pueden perjudicar la concepción subjetiva del amor trastornando la sexualidad del individuo por el egoismo y la autosatisfaccion , actitudes que actualmente son promovidas por un sistema neocapitalista basado en el consumismo el cual influye muchisimo en las relaciones humanas.

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